Son muchos los factores que pueden hacer que te agotes, como trabajar demasiado o un estilo de vida demasiado ajetreado. Aunque también existen ciertas características de la personalidad de las personas que pueden hacer que tengas más estrés y que por tanto, seas más susceptible al agotamiento.
Si bien gran parte de la personalidad es innata, es importante ser consciente de cómo tu composición y tendencias personales pueden contribuir a tu respuesta al estrés, para que puedas equilibrar lo que puedas. Las siguientes características personales pueden afectar tu nivel de estrés y aumentar tu riesgo de agotamiento.
Ser perfeccionista
Tratar de hacer lo mejor que puedas en todo es una señal de ser buen trabajador y puede ser un rasgo positivo que conduce a la excelencia. Sin embargo, el perfeccionismo puede causar un estrés excesivo y, a veces, paralizar a las personas a causa del agotamiento. ¿Cuál es la diferencia entre esforzarse por la excelencia y ser un perfeccionista?
Los perfeccionistas se castigan a sí mismos si todo no es perfecto, mientras que los simples trabajadores están contentos con un trabajo casi perfecto bien hecho. Los perfeccionistas a veces ni siquiera intentan realizar una tarea porque están demasiado aterrorizados por el "fracaso", ¡lo que puede definirse como algo menos que perfecto! Si eres un perfeccionista, debes practicar el perdón por ser humano y felicitarte por ser grande (incluso cuando eres humano y cometes errores).
Eres pesimista
Las personas pesimistas tienden a ver el mundo como más amenazador que un optimista. Se preocupan más por que las cosas salgan mal, esperan más cosas malas que buenas, creen menos en sí mismas y en general creen que la vida es injusta. Los pesimistas se causan estrés innecesario en muchas situaciones cotidianas, lo que aumenta el riesgo de agotamiento y de padecer enfermedades. Afortunadamente, el optimismo se puede aprender hasta cierto punto.
Un trabajo mal ajustado a ti
Quizá en tu trabajo te exijas más de la cuenta o intentas hacer cosas que no van contigo o con tu personalidad. Quizá seas una persona muy flexible y tu trabajo sea demasiado estructurado, o a la inversa.
Si el trabajo de tu vida requiere habilidades que se ajusten a tus fortalezas, deberás tender a sentirte más feliz con lo que haces. Sin embargo, si tu personalidad no encaja con la descripción de tu trabajo, te sentirás estresado la mayor parte del tiempo y tendrás un mayor riesgo de agotamiento.
Si no estás seguro del estilo de vida que quieres tener, entonces será necesario que comprendas cómo te sientes en cada momento de tu vida. Que te des cuenta cuáles son las actividades que te proporcionan más satisfacción y también, cuáles son tus fortalezas y debilidades. Así podrás conocerte mejor a ti mismo y entenderás que tu trabajo es bueno para ti, si lo enfocas bien.
Falta de creencia en lo que haces
Algunos trabajos están mal recompensados, pero ofrecen grandes recompensas en términos de marcar una diferencia en las vidas de otros y hacer del mundo un lugar mejor. Para aquellos que creen en lo que están haciendo, el estrés es un factor menos importante. Sin embargo, si no crees en el trabajo de tu vida, es más difícil soportar las dificultades que conlleva.
Ya sea que te hayas desilusionado con tu trabajo, entraste en tu campo por razones equivocadas, tus valores entran en conflicto con los de una empresa para la que trabajas, o nunca creíste realmente en lo que estabas haciendo en primer lugar, es tu vida y debes buscar el camino correcto para no entrar en un agotamiento tóxico que te afecte a nivel físico y mental. Si el trabajo entra en conflicto con tus valores, la disonancia cognitiva creada por hacer algo en lo que no crees día tras día puede tener un coste en tu vida y aumentar el riesgo de agotamiento extremo.