La alergia al polvo es, hoy en día, una de las más frecuentes en España y, en general, en todos los países desarrollados junto a las producidas por el polen de diversas plantas. El organismo de las personas que padecen este mal reaccionan de forma exagerada a los ácaros contenidos en las partículas del polvo. Mejor dicho, a los excrementos de dichos animales, los cuales son los verdaderos alérgenos. Generalmente, el cuerpo expresa este problema a través de tos, estornudos, inflamación y enrojecimiento de la piel. En este artículo vamos a contarte todo lo que debes saber sobre este problema y te daremos algunos consejos para disminuir sus efectos.
¿Qué es la alergia al polvo?
La alergia al polvo es una reacción intensificada o, incluso, en muchos casos, exagerada del sistema inmunitario ante los excrementos de los ácaros contenidos en las partículas del polvo, los cuales circulan a través del aire y que, de esta forma, llegan a entrar en contacto con el organismo. Al hacerlo, el cuerpo comienza a producir inmunoglobulina E, también denominada como anticuerpos de tipo lgE, que es la causante de la manifestación de los síntomas.
Principales síntomas de la alergia al polvo
Has de saber que la alergia al polvo se manifiesta de la misma forma que otras muchas. Si padeces este problema es más que probable que manifiestes picor y lagrimeo en los ojos, ataques de tos y de estornudos, rinitis alérgica acompañada de goteo nasal e inflamación y enrojecimiento de la piel. En los casos más extremos, es decir, en aquellos en que se tiene de forma especialmente pronunciada, pueden aparecer complicaciones respiratorias tales como el asma bronquial.
Debes tener presente que una de las principales diferencias de la alergia a los ácaros respecto a otros tipos como son las estacionales es que los síntomas se presentan durante todo el año. Sin embargo, está comprobado que las molestias asociadas a este mal se acentúan durante la noche y a primera hora de la mañana justo después de que te levantes de la cama. La duración de estas reacciones pueden durar minutos o, incluso, horas.
Cómo se diagnostica la alergia a los ácaros del polvo
Si crees que puedes parecer alergia al polvo y a los ácaros es conveniente que te pongas en manos de un especialista que se encargue de llevar a cabo el pertinente diagnóstico. Para realizarlo, el alergólogo tendrá que establecer cómo y cuándo aparecen los síntomas que hemos descrito en los párrafos anteriores. Después, para confirmar las sospechas, procederá a realizar una prueba denominada como test de Prick, la cual consiste en verter unas gotas de diversas soluciones sobre el antebrazo y la espalda y arañar levemente la piel con una aguja sobre esas zonas. El resultado será positivo si, transcurridos entre 15 y 20 minutos, dichas zonas se enrojecen e hinchan.
En caso de que el test de Prick dé positivo para alergia a los ácaros del polvo el médico procederá a realizarte un análisis de sangre para comprobar si esta contiene anticuerpos mediante la prueba RAST. En casos especiales el facultativo puede recomendarte que te practiques un test de provocación nasal que consiste en llevar el alérgeno a la nariz y comprobar la reacción de tu organismo. Debido a que la respuesta puede ser fuerte es aconsejable que, si te la practicas, permanezcas bajo vigilancia médica durante, al menos, 30 minutos.
Peligros derivados de la alergia a los ácaros
En la mayoría de los casos, el hecho de que padezcas alergia al polvo no tiene por qué conllevar mayores peligros que las molestias propias de este problema y que ya hemos descrito con anterioridad. Sin embargo, en casos muy extremos sí es cierto que esos síntomas pueden precipitar la aparición de males más graves como es el caso de las personas que padecen de asma o de otras afecciones de los pulmones o los bronquios.
De igual forma, si los episodios de tos y estornudos coinciden con un resfriado común, una gripe, una amigdalitis o, en definitiva, cualquier enfermedad o infección que afecte a cualquier zona del sistema respiratorio, sus efectos negativos pueden verse incrementados y hacer que la recuperación sea mucho más lenta. Por supuesto, las personas mayores pueden presentar mayores complicaciones, sobre todo en aquellos casos en que su salud se vea resentida por otras afecciones.
Tratamientos para la alergia a los ácaros
Existen tres tipos de tratamiento para la alergia al polvo los cuales, en ocasiones, pueden ser complementarios entre sí. El primero y más importante de ellos es, como no podía ser de otra forma, evitar la exposición directa al alérgeno. Para ello es posible utilizar medidas de control ambiental, también denominadas de desalergenización, como, por ejemplo, realizar limpiezas frecuentes del hogar con paños húmedos y un aspirador y utilizar acaricidas. También es recomendable usar mascarillas que eviten que el polvo penetre en las vías respiratorias.
Como podrás imaginar, es muy complicado, por no decir imposible, que consigas eliminar por completo el número de ácaros de tu hogar. Por esta razón existen más alternativas en cuanto al tratamiento de estas reacciones alérgicas. Una de ellas es la aplicación de vacunas para la alergia, es decir, inyecciones subcutáneas con pequeñas cantidades del alérgeno que se administran con el objetivo de aumentar la tolerancia del organismo a este agente y, con el tiempo, modificar su comportamiento al entrar en contacto con él.
La eficacia de las inyecciones subcutáneas para este tipo de alergia está demostrada desde hace tiempo, si bien es cierto que el tratamiento es muy prolongado ya que pueden ser necesarios entre tres y cinco años para finalizarlo con éxito. Durante este tiempo, es posible que el médico te aconseje, en caso de que las molestias sean muy intensas, tomar ciertos medicamentos destinados a reducir los síntomas de las reacciones alérgicas y que te ayudarán a llevar una vida normal.
Los antihistamínicos son los medicamentos más recetados para combatir la rinitis pero has de saber que suelen provocar somnolencia. Por su parte, el nedocromil o el cromoglicato, ambos administrados por vía intranasal, se encargarán de descongestionar el sistema respiratorio y de frenar las crisis asmáticas. En este sentido, conviene hacer mención de los corticoides, en especial de la cortisona, si bien es cierto que, aunque muy efectivos, producen efectos secundarios adversos si se toman durante un tiempo prolongado.
Consejos útiles si padeces alergia al polvo
Existen muchas medidas que puedes poner en práctica para evitar o, al menos, reducir los efectos negativos de la alergia a los ácaros del polvo. Por ejemplo, pinta las paredes con materiales plásticos lavables y evita los empapelados. De la misma forma, intenta que el suelo sea liso y que se pueda limpiar fácilmente como ocurre con el terrazo o el gres. Intenta también que los dormitorios se aireen y que la luz solar entre por las ventanas ya que esta mata a los ácaros.
Sustituye la escoba y el plumero por una aspiradora y una mopa. También es aconsejable que no tengas demasiados muebles ni asientos con fundas de lana ya que son auténticos almacenes de polvo. Lo mismo ocurre con las estanterías abiertas, los libros, las cortinas, las moquetas y las alfombras. Así mismo, opta por dormir en un colchón de goma-espuma antes que en uno de muelles o de plumas. En este sentido, es aconsejable que utilices ropa de cama sintética.