Últimamente se sabe y se tiene más conciencia de lo peligrosos que son para la salud los alimentos procesados... aún así se sigue consumiendo por la gran mayoría de la población mundial. Es necesario un procesamiento básico de los alimentos para garantizar la inocuidad de los productos perecederos, como la carne fresca o los productos lácteos; la preocupación radica en los productos que se consideran altamente procesados.
Estos son los alimentos de conveniencia que dominan los pasillos de cualquier supermercado: patatas fritas, cereales, chocolates con leche, dulces, refrescos, etc. También existen otros muchos tipos de productos de carne y queso como: tocino, salchichas, embutidos, etc. Estos tipos de alimentos constituyen la mayoría de las calorías que se consumen regularmente por todas las familias del mundo.
Evitar los alimentos procesados puede ser imposible, pero entender por qué consumir demasiados puede ser perjudicial es un primer paso importante para mejorar tu salud. Para empezar, estos productos suelen contener mayores cantidades de sal, azúcar o grasa, todos los cuales se conocen como nocivos.
Los alimentos altamente procesados también se tratan químicamente con aditivos o conservantes para mejorar su sabor y textura, o para prolongar su vida útil. Una manera fácil de identificar cualquier alimento procesado es mirar la etiqueta. Si hay una lista de ingredientes con nombres complicados e irreconocibles, es seguro decir que se trata de alimentos procesados... y que es mejor evitar. Pero, ¿por qué evitarlos? ¿Cómo pueden afectar a tu salud? No te pierdas estas dos razones de peso que te harán ver esos alimentos de forma diferente a partir de ahora...
Obesidad
Es sabido que el azúcar contribuye a la obesidad y también a otras enfermedades crónicas. Los alimentos altamente procesados están cargados de azúcares añadidos, pero aunque no aparezca el nombre "azúcar" en la etiqueta, seguro que lo contiene aunque sea con otros nombres... ¡tiene hasta 50 nombres diferentes! Los nombres más comunes son jarabe de maíz, fructosa, glucosa, sacarosa, malta o maltosa, miel, melaza o néctar.
Son calorías vacías y no añade valor nutricional... incluso puede hacer que tu cuerpo pase hambre y quiera comer más. Lo que es peor es que el consumo de azúcar provoca la misma sensación de placer y deseo dentro del cerebro, en comparación con aquellos que luchan contra la adicción a las drogas. Esto no solo explica por qué es tan difícil resistirse segundos después de disfrutar de una delicia, sino por qué muchos experimentan antojos subconscientes de todas esas otras comidas y aperitivos altamente procesados.
Enfermedad cardiovascular y diabetes de tipo 2
Como si la obesidad no fuera lo suficientemente mala, el consumo de alimentos procesados también está vinculado al síndrome metabólico, que se define como un grupo de factores de riesgo que pueden conducir a enfermedades cardíacas y diabetes tipo 2. El síndrome metabólico se diagnostica cuando están presentes tres o más de los siguientes cinco factores de riesgo:
- Aumento de la cintura también conocido como "en forma de manzana" con obesidad abdominal
- Triglicéridos elevados, o la necesidad de medicación para reducir los triglicéridos
- Niveles bajos de colesterol bueno (saludable) o necesidad de medicación debido a niveles bajos de colesterol bueno
- Presión arterial alta, o la necesidad de un medicamento para tratar la presión arterial alta
- Nivel alto de glucosa en sangre en ayunas o la necesidad de un medicamento debido a un alto nivel de glucosa en sangre en ayunas
La abundancia de azúcares que se encuentran en alimentos altamente procesados es el principal culpable del síndrome metabólico. Los azúcares son una forma de carbohidratos, que el cuerpo necesita para obtener energía. Sin embargo, cuando estos tipos de carbohidratos se consumen en cantidades excesivas, los azúcares deben almacenarse en el cuerpo, generalmente como grasa, y pueden tener varias consecuencias metabólicas.
Un ejemplo de estos tipos de ocurrencias metabólicas son los picos frecuentes en los niveles de glucosa en la sangre que requieren insulina para estabilizarse. Con el tiempo, esto puede llevar a la resistencia a la insulina, así como a aumentar los niveles de triglicéridos en la sangre. Los efectos acumulativos de estos trastornos metabólicos pueden aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas y diabetes.
Además de todo esto, puede favorecer la ansiedad, enfermedades del estómago, autoinmunes... ¿te das cuenta de lo importante que es saber qué comes y apostar por una dieta saludable?