La anoscopia es una prueba médica que nos puede mandar realizar nuestro médico si piensa que tenemos algún tipo de problema de salud en la última parte del intestino grueso. Para llevarlo a cabo, se suele utilizar un aparato llamado anoscopio. Éste consiste en un tubo de pequeñas dimensiones que se introduce por esta parte del cuerpo. Su tamaño no suele exceder los 10 centímetros de largo y los 4 de grosor ya que, al tratarse de una zona de poca profundidad, no será necesario que sea más grande.
Pasos previos a la anoscopia
La anoscopia no se trata de una prueba rutinaria que pueda pedirnos nuestro médico, sino que tiene que haber algún problema de salud no resuelto para llevarla a cabo. Esta prueba, similar a la colposcopia que se utiliza en las mujeres para examinar el cuello del útero, busca dar un diagnóstico concreto sobre alguna dolencia o bulto que nos ha aparecido en las paredes del ano. Es decir, cuando el paciente acude al médico con algún problema en esta parte del cuerpo y éste no puede darle un diagnóstico certero, se recurre a la anoscopia.
Hay distintas razones por las que el médico decide hacer esta prueba, pero sí que hay algunas que son más comunes. Una de las más frecuentes es la presencia de un dolor intenso en la zona del ano pero que, tras un estudio visual y un tacto rectal no se llega a detectar la causa. El sangrado anal es otra razón para llevar a cabo esta prueba cuando tampoco se puede ver, en un primer momento cuál es el origen. Muchas de estas dolencias son causadas por hemorroides o fisuras que se producen en el ano, pero siempre es mejor asegurar que no es algo más grave a través de la anoscopia.
Mención aparte merece la última razón por la que puede realizarse la prueba de la anoscopia, la presencia de un tumor. En este caso, suele utilizarse esta prueba para realizar una extracción de tejido para analizar en búsqueda de un posible caso de cáncer de ano. Esta prueba suele ser recomendada para aquellas personas que practican el sexo oral y que se hayan visto expuestas a algún tipo de enfermedad de transmisión sexual.
Antes de realizar la anoscopia no es necesario hacer ningún tipo de preparación, es más, puede ser que el médico la realice en la consulta sin previo aviso porque ha visto algo que quiere analizar. Aun así, sí que es posible que en algunos casos se pida que se tomen laxantes para limpiar los intestinos de posibles restos o que se pida que el paciente vaya con la vejiga vacía.
En qué consiste una anoscopia
En primer lugar, el médico pedirá al paciente que se descubra de cintura para abajo y se tumbe en la camilla sobre el lado izquierdo y con las rodillas posicionadas de tal manera que se puedan abrazar. Esta posición es común en cualquier otra prueba que se realiza en el intestino grueso, como la colonoscopia. Una vez que el paciente ya se encuentra colocado en la posición correcta, el médico procederá a limpiar la zona con antisépticos y a lubricar el anoscopio para que la prueba sea lo más cómoda posible.
Ahora, llega el momento de introducir el anoscopio por el recto. Puede hacerse de dos maneras. En la primera y más sencilla, el médico introduce el aparato y, a través de la cámara que éste tiene puede ver la superficie para, así, poder encontrar la causa de la dolencia del paciente. En caso de que se quiera examinar un posible tumor, se echarán una serie de líquidos sobre la superficie a estudiar para teñirla y ver cuál reacciona. En caso de que haya que hacer una biopsia, se hará una pequeña punción en el área a estudiar. En este segundo caso, la anoscopia suele ser algo más larga y molesta, pero no será dolorosa, salvo la toma de la muestra para la biopsia. El dolor de ésta durará unos minutos.
Es importante que el paciente se encuentre tranquilo en todo momento. Es posible que note una presión en el ano durante la prueba similar a la defecación, pero deberá aguantar. La anoscopia no dura más allá de unos minutos, por lo que habrá que estar relajado para que las molestias no sean mayores y el médico pueda realizarla de la mejor manera posible.