Una bajada de azúcar o hipoglucemia es una afección que se produce cuando el nivel de azúcar en la sangre está demasiado bajo. Puede ocurrirle a cualquiera, aunque es algo bastante más común en aquellas personas que sean diabéticas. Para que haya una bajada de azúcar, la persona afectada debe tener un nivel anormal bajo de azúcar en sangre, considerándose como tal una concentración inferior a 60-70mg/dl en la sangre.
Síntomas de una bajada de azúcar
Los síntomas de la hipoglucemia no son siempre los mismos, ya que pueden variar de unas personas a otras, atendiendo también al nivel de hipoglucemia que tenga la persona afectada. También hay diferencias sobre cuándo empieza a hacerse visible la falta de azúcar. Aunque normalmente sea más o menos cuando se está en los 50mg/dl, este valor variará dependiendo del organismo de cada persona y cómo le pueda afectar.
Los efectos que sentirá un paciente que está sufriendo una bajada de azúcar serán en la mayoría de los casos cansancio, malestar general, adormecimiento, temblores, sudor frío y mareos. También es muy común que aparezcan palpitaciones, mareos, náuseas, vértigo ó dolores musculares.
Dado que el nutriente principal del sistema nervioso es la glucosa, una disminución de la misma tendrá consecuencias neurológicas. Pueden experimentarse síntomas visuales (visión doble o borrosa), dolor de cabeza, convulsiones, aumento descontrolado de la sensación de hombre, trastornos del comportamiento,nerviosismo e incapacidad de concentración, entre otros.
En las personas que tienen diabetes y están siguiendo algún tratamiento, los síntomas de la hipoglucemia pueden no manifestarse hasta el momento en que la glucosa haya alcanzado ya niveles muy bajos. En estos casos el paciente puede sufrir desmayos, convulsiones, e incluso llegar a un estado de coma.
Qué hacer en caso de hipoglucemia
En el caso de que una persona sufra una bajada de azúcar, el método más rápido para incrementar los niveles de azúcar es consumir algún alimento azucarado, a ser posible acompañado por algún otro alimento con un cierto contenido graso y proteico. Hay que tener cuidado también con lo que se ingiere, ya que es posible que de una cantidad de azúcar baja se suba a una desorbitada. Para ello, es necesario conocer la dosis adecuada antes de administrarla por lo que previamente habrá que llevar a cabo una medida del nivel de glucemia con un medidor específico para saber con exactitud la cantidad adecuada.
También existen otras opciones como las tabletas de glucosa. Estas pastillas se absorben a gran velocidad y suponen un incremento del nivel de glucosa en sangre de 5mg/dl por cada gramo ingerido.
Es muy importante tener en cuenta que estas acciones están destinadas a eliminar el proceso hipoglucémico, no sus síntomas. Por ello no debemos esperar una desaparición inmediata del malestar, que puede tardar varios minutos en desaparecer.
En el caso de que los niveles de azúcar sean realmente bajos y el estado del paciente sea grave, el tratamiento que necesitará éste requerirá la inyección de dosis de glucosa que puedan estabilizarles. En estas situaciones lo más indicado será acudir a un centro médico para que puedan actuar de la manera más conveniente y necesaria dependiendo del estado del paciente. Si se trata de una bajada leve, el propio diabético sabrá cómo desenvolverse de tal manera que los niveles de azúcar en sangre vuelvan a estar en un estado óptimo.
Cómo prevenir una bajada de azúcar
La mejor opción para las personas que tienden a sufrir bajadas de azúcar es llevar un control estricto tanto de su alimentación como de sus horarios. Se recomienda distribuir el número de comidas diarias en cinco o seis con el objetivo de repartir equilibradamente la cantidad de glucosa ingerida a lo largo del día.
Además, es recomendable reducir el consumo de alcohol y, en el caso de que se beba algo, no hacerlo en ayunas. En el caso de que sintamos los primero síntomas de una bajada de azúcar, los zumos de frutas resultan de gran ayuda para contrarrestar los efectos del inicio de una hipoglucemia.
El ejercicio físico no debe nunca realizarse en exceso y la persona que pueda correr riesgo de padecer esta afección ha de llevar consigo algún alimento que en un momento dado sirva para que el azúcar suba hasta volver a su nivel normal. Existen barritas nutritivas que son perfectas en estos casos y que no abultan mucho para no molestarnos a la hora de hacer deporte.
Por último, las personas que ya tengan diabetes diagnosticada han de seguir las instrucciones dadas por el médico tras el diagnóstico y seguirlas de manera responsable, desde el cuidado con las comidas hasta el control de la inyección de insulina. En el caso de que la diabetes diagnosticada no requiera inyección, tomar la medicación prescrita por nuestro médico.