Los huevos son uno de los alimentos que más ha dado que hablar en las últimas décadas y todavía hoy continúa el debate. Hace tiempo se creía que no era bueno tomar más de 3 huevos a la semana debido a que tiene un alto contenido en colesterol. No siendo recomendable para las personas con colesterol elevado porque un consumo frecuente elevaba el riesgo a padecer aterosclerosis.
En los primeros estudios se estudiaba el consumo de huevos diario a largo plazo comparando los niveles de colesterol al terminar el estudio con los iniciales. Los niveles eran mucho más altos, sin embargo, se llegaba a esta conclusión sin tener en cuenta otros factores como el resto de alimentos que consumía la persona o si había reducido su actividad física diaria.
Actualmente, se ha desmentido el mito gracias a las nuevas investigaciones realizadas, controlando los otros factores, no había diferencias significativas en los niveles de colesterol entre el antes y el después. Como conclusión, lo que se ha descubierto es que los huevos no alteran la concentración de colesterol en sangre. Es el consumo total de grasas saturadas y trans el que aumenta el "colesterol malo". Cuando tomamos un huevo introducimos leticina y grasas en nuestro cuerpo, pero aproximadamente 3.5% son insaturadas y 1,5% poliinsaturada, siendo solo un 2.5% saturada. Gracias a la acción de la leticina y las grasas insaturadas nuestro cuerpo absorberá menos colesterol mediante el intestino delgado.
Un huevo de tamaño grande aporta aproximadamente 200 mg de colesterol. Lo recomendado al día son 300 mg según los médicos norteamericanos, aunque claro está que dependerá de las necesidades nutricionales de cada uno y de su estilo de vida. Por eso, no es cierto que comer un huevo al día aumente el riesgo de trastornos cardiovasculares. Es más, en un estudio publicado en la revista "British Medical Journal" realizado en el año 2013 concluye que no hay diferencias respecto al riesgo entre tomar un huevo diario y tres huevos a la semana. Ese mismo año, otro estudio realizado en Granada concluyó que no hay una relación entre la toma de un huevo diario y el aumento en sangre de los lípidos, resistencia a la insulina, aterosclerosis o riesgo cardiovascular, aunque todo hay que decirlo, este estudio fue hecho con gente sana.
Se puede concluir diciendo que si no tienes problemas de salud puedes disfrutar perfectamente 7 huevos a la semana, diariamente. Eso si, si tienes el colesterol alto debes de mantener la recomendación base que hacen la mayoria de médicos, 3 huevos por semana aproximadamente, porque en estos casos lo que queremos no es mantener esos niveles si no reducirlos lo máximo posible.
¿Por qué debemos comer huevos?
Los huevos son un alimento completísimo porque c ontiene muchos nutrientes y de la más alta calidad. Un huevo entero contiene proteínas provenientes de la clara por un lado y leticina, ácidos grasos omega 3 y vitaminas A, B12, E y D en la parte de la yema, por eso es recomendable tomarlo entero para beneficiarnos de todo de todo ello. Únicamente si tienes el colesterol alto o quieres ganar solo músculo puedes optar por tomar solo claras.
De todos modos, nuestro cuerpo, el corazón, cerebro y otros órganos necesitan también colesterol y si no lo tomamos por fuentes externas lo va a crear nuestro propio hígado. Si consumimos las cantidades suficientes nuestro hígado formará menos, si por el contrario tomamos más le quitaremos esfuerzo. Sin sobrepasarnos claro.
Por otro lado, la forma de comer el huevo es importante si quieres controlar el peso. Por ejemplo, si comes el huevo cocido estarás aportando menos calorías al cuerpo pero si lo comes en forma de tortilla de patata o en forma de postre estarás multiplicándolas. El huevo frito o en forma de tortilla francesa tampoco difieren mucho calóricamente. Tómalo como quieras pero sin abusar en forma de tortilla y postres (porque aparte del huevo estamos aportando otros ingredientes como la patata, aceite y azúcar, que también son altos en calorías).
¿Qué tipo de huevos son más sanos para la salud?
Existen varios tipos de huevos según el tipo de crianza que ha recibido la gallina, aparecerá especificado en la numeración del huevo.
-Los huevos de gallinas criadas en jaulas tienen como primer número un 3, están limpias y alimentadas pero no tienen espacio apenas.
-Las criadas en suelo tienen un 2, las gallinas viven en el suelo aunque no hay mucha espacio para que puedan correr libres.
-Las gallinas camperas, representadas con un 1 tienen corrales al aire libre y hay menos densidad.
-Las ecológicas, representadas con un 0 tienen condiciones parecidas a las camperas. La diferencia es que las últimas además reciben pienso ecológico, libre de cualquier tipo de plaguicidas u otros químicos.
De todos modos, la pregunta que nos viene a al cabeza es ¿qué diferencias hay respecto a la calidad del huevo? ¿son unos huevos mejores para nuestra salud que los otros?
Hay una controversia respecto a esto. En primer lugar hay estudios que muestran que tomar dos veces al día huevos de jaula produce la mitad más de colesterol que los huevos de gallinas camperas o ecológicas, pero en este caso el grupo con el que se comparaba apenas comía huevos. Por eso, no se puede decir que los huevos de jaula produzcan más "colesterol malo".
Según científicos de la CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) la respuesta es no. Nutricionalmente hablando ambos tipos de huevos son iguales y nutren por igual, no hay ni siquiera diferencia organoléptica. Actualmente no hay estudios serios y objetivos que muestren diferencias de calidad nutricional, ni unos son más sanos ni son más recomendables. La gente puede pensar que existe diferencia porque los huevos ecológicos son considerablemente más caros pero eso solo es debido a que la forma de producción es más costosa. Si habría diferencias con los huevos que están enriquecidos con ácidos grasos omega 3, en estos casos a las gallinas se les da pienso con mayor concentración de estos ácidos, pero ni siquiera en estos casos se ha comprobado rigurosamente beneficios a largo plazo sobre la salud humana, al menos de momento es algo que no se ha podido demostrar de momento.