De forma consciente o inconscientemente solemos hacerle daño a las personas que más cerca tenemos, a los que más queremos. Normalmente esto se debe a que los momentos de mal humor o rabia las pagamos con las personas con las que menos nos cuesta mordernos la lengua como familiares, amigos muy cercanos o nuestra pareja.
Enfadarse con alguien que está fuera de nuestro círculo de amistad puede tener consecuencias imprevisibles por lo que siempre terminamos discutiendo con quienes más queremos.
Esto puede derivar en un amplio abanico de actos agresivos, pasivos o activos, desde la violencia verbal hasta la física que puede convertirnos en un maltratador psicológico o por lo contrario convivir con uno.
Es por esto que en este artículo vamos a desmontar el famoso refrán español de "quien bien te quiere, te hará llorar" debido a que, aunque es normal discutir con nuestra pareja, hay ciertas líneas y barreras que no se deben pasar para mantener una relación sana.
El mito del drama o el amor romántico
Desde la época del romanticismo en la literatura, hemos cambiado nuestra visión del amor. Aquellos amores a priori imposibles, difíciles o con muchas complicaciones en el camino como salidos de una película, de una telenovela o de un libro se han convertido en un canon por el que hombres y mujeres suspiran pensando en "lo bonito" que es que se quieran y aun quieran estar juntos después de todas las adversidades.
Aunque todo esto está muy bien para la ficción, la vida real no es así, es mucho mas sencilla. Si el amor es un sentimiento bueno, ¿por qué tendemos a tolerar e incluso bendecir los amores en donde ambas partes sufren? Cuando dos personas se quieren realmente, lo último que se pretende es hacer sufrir al otro. El amor no debe ser complicado ni doloroso y ya es hora de que acabemos con refranes como el de "quien bien te quiere, te hará llorar".
Muchos han sido los expertos que han hablado sobre el mito del drama o el amor romántico, (el cual no debe confundirse con ser una persona romántica) y sus consecuencias sobre la salud emocional. El amor romántico es ese amor tóxico basado en los celos, en el sentimiento de posesión y de entrega. Yela lo define como "el conjunto de creencias socialmente compartidas sobre la naturaleza del amor y que, al ser mitos, pueden ser ficticios, absurdos, engañosos o imposibles de cumplir".
- Mito de los celos : Según este mito los celos son vistos como algo bueno, como una demostración de que a la pareja le importas y que te quiere realmente. Los celos están tan arraigados en la sociedad que pensamos que si nuestra pareja no siente celos esto denota indiferencia o falta de amor.
- Mito de la equivalencia : Este mito equipara el sentimiento del enamoramiento con el amor, es decir, cuando la fase de enamoramiento desaparece se tiende a pensar que el amor ha acabado.
- Mito de la omnipotencia : Se piensa que el amor verdadero todo lo puede y debe hacer frente a cualquier problema. Con esta creencia se tiende a justificar comportamientos tóxicos como infidelidades, engaños (supuestamente por el bien del otro), comportamientos agresivos o controladores, etc.
- Mito de la pasión eterna : Este mito asegura que la pasión del comienzo de la relación debe perdurar para siempre algo que es imposible, ya que los sentimientos van evolucionando creando otros incluso más fuertes.
- Mito del cambio por amor : Se piensa que si una persona nos quiere debe cambiar por nosotros, o nosotros por la otra persona.
La paradoja de sufrir por amor
Todos los mitos que hemos mencionado antes, que forman parte del amor romántico o del mito del drama son imposibles de mantener en el tiempo en una relación estable y sana. Muchas personas aplauden este tipo de relaciones donde lo tóxico es lo único que puedes encontrar en ellas. La mayoría de personas que suelen acabar en estas relaciones se preguntan por qué tienen tan mala suerte o por qué acaban con chicos o chicas "malos".
Lo cierto es que la respuesta a estas preguntas está dentro de cada uno. Proyectamos hacia los demás nuestros complejos, miedos, inseguridades y dependencia lo que hace que seamos mas propensos a acabar en este tipo de relaciones o en desarrollar estos comportamientos. Si tu pareja te exige que no hables con alguien por celos, con el tiempo tú le exigirás lo mismo y acabaras convirtiéndote en una persona tóxica o en un maltratador psicológico.
Es por esto que es de vital importancia saber amar de una forma sana y que cuando detectemos estos comportamientos en nuestra pareja le frenemos de inmediato si no queremos que nos pasen factura en nuestra salud emocional y en nuestra salud en general.
Saber querer bien
No hay que morir por amor ni sufrir por él. Nuestra persona, ni nuestra autoestima debe verse afectada por intentar hacer más feliz a la otra persona. Debemos abandonar esta odiosa frase de "quien bien te quiere, te hará llorar" por otra mucho mejor: No quiero que me quieres mucho, quiero que me quieras bien.
Hay que dejar amar libremente, los celos no pueden controlar una relación, no hay nada más bonito que el que tengas a una persona que te ama libre y que siendo libre elija estar únicamente contigo. Intentar controlar, moldear o cambiar a alguien nunca sale bien y al final ambas partes de la pareja acabaran sufriendo, recuerda que quien te quiere, no te hará llorar nunca y que si lo hace puede que la persona que tengas a tu lado sea un maltratador psicológico.
Las líneas rojas que no se deben cruzar
Muchas veces pensamos que tener peleas es un signo de que algo no va bien en la relación, pero las discusiones son lo más normal del mundo, si vives con tu pareja es normal que discutas más con él o ella que con amigos, compañeros de trabajo o familiares, pero debes recordar que en estas discusiones hay líneas rojas que jamás deben cruzarse.
- Haz un esfuerzo por escuchar la opinión o punto de vista de tu pareja y viceversa.
- No hacer prohibiciones, (no puedes hacer esto, hablar con, vestir así, hablar así etc.)
- Nunca hay que perder el respeto, no se debe insultar ni hacer ver a la persona que es inferior a ti.
- No amenazar con romper la relación o hacer chantaje emocional.
- No recurrir jamás a la violencia.