Dentro de las infecciones causadas por una bacteria se encuentra el carbunco, también conocida con el nombre de ántrax. La bacteria en cuestión que origina esta enfermedad se llama Bacillus anthracis y suele afectar en mayor medida a los animales. Las especies destinadas a la caza, así como los rebaños de especies como las ovejas o los caballos o los animales domésticos. A pesar de tratarse mayoritariamente de una infección zoonótica, ésta también puede afectar al ser humano. Si quieres saber un poco más sobre el carbunco, aquí tienes sus principales características.
Su origen: el Bacillus anthracis
Esta es una bacteria que forma parte del género grampositivo y se caracteriza por ser inmóvil y mantenerse dentro de una cápsula -necesaria para tener una virulencia completa- que está compuesta por un tipo de polipéptido con ádico D-glutámico. Además, tiene la capacidad de sintetizar dos tipos de exotoxinas: una de ellas produce la aparición de edemas en la piel y la otra puede ser potencialmente mortal.
El Bacillus anthracis también desarrolla unas esporas, que pueden mantenerse inactivas en el suelo o en el pelo de los animales durante años hasta que logran introducirse en el organismo del animal o persona afectada. Una vez dentro, cuando las esporas se encuentran en un ambiente rico en aminoácidos y glucosa, comienzan a germinar y se multiplican desarrollando una infección que puede ser localizada o sistémica. Actualmente hay 4 variables de carbunco -intestinal, pulmonar, cutáneo y por inyección- que depende de la vía de infección. Cada una de ellas tiene una sintomatología diferente, que en ocasiones puede confundirse con otro tipo de enfermedades.
El carbunco cutáneo
La infección a través de la piel es la más común y la menos grave. Las esporas de la bacteria se introducen en el organismo de su nuevo huésped a través de arañazos o heridas que éste pueda presentar en la piel. El periodo de incubación de la enfermedad suele ser de entre 10 y 12 días, momento en el que aparece una roncha semejante a la que podría dejar la picadura de un insecto. Esta protuberancia puede producir picor y escozor durante los primeros momentos, pero deja de molestar en el momento en el que comienza a adquirir un color rojizo y el centro se vuelve negro. Una vez se seca, se convierte en una escara de color negro que indolora que comienza a invadir el área de su alrededor. Precisamente por este color negro que produce en la piel es por lo que se denomina a esta enfermedad con el nombre de carbunco, derivado directamente de la palabra carbón. Otros síntomas que se pueden notar en una infección cutánea son:
- Inflamación o aparición de ampollas en la lesión en la piel por la que se introdujeron las esporas de la bacteria.
- Malestar generalizado
- Dolores musculares o de cabeza
- Náuseas y vómitos
- Fiebre
El carbunco pulmonar
Esta es la variante de la enfermedad más grave y se produce cuando la persona afectada inhala las esporas del Bacillus anthracis. Esta forma de infección puede llegar incluso a ser mortal debido a que progresa con mucha rapidez y no siempre se diagnostica a tiempo para comenzar un tratamiento que pueda para la fase inicial en la que la bacteria comienza a invadir el organismo del huésped. Los pulmones son los primeros órganos a los que afecta el carbunco, trasladándose luego a los glóbulos blancos donde comienzan a multiplicarse y se diseminan hacia los ganglios linfáticos torácicos.
Éstos comienzan a inflamarse como resultado de las toxinas que segregan las bacterias para terminar en un estado de hipertrofia y hemorragia. Luego la infección sigue su camino por las estructuras cercanas y el líquido infectado llega al espacio que hay entre los pulmones y la pared torácica.
Los síntomas del carbunco pulmonar comienzan a desarrollarse entre 1 y 40 días después de la infección y varían según el estado en el que se encuentra la infección. La sintomatología inicial se puede confundir con una gripe al incluir malestar, fiebre, debilidad y dolor muscular, náuseas, dificultar para tragar y respirar o malestar en la zona del pecho. Cuando la infección está más extendida, el paciente puede remitir otros síntomas como:
- Fiebre elevada
- Dificultades para respirar y dolor en el pecho
- Meningitis: una afección grave que provoca la inflamación del cerebro y de la médula espinal
- Choque o shock producido por la liberación masiva y repentina de las toxinas de la bacteria y que tiene como consecuencia la caída en un estado de coma del paciente.
Carbunco intestinal
Se produce cuando una persona consume carne de origen animal que está infectada por las esporas que ha sido mal o poco cocinada. Esta es una de las formas menos frecuente de infección y las zonas afectadas por las bacterias se desarrollan en zonas de la boca, la garganta o el intestino. En este caso, las señales de infección comienzan a manifestarse en un periodo de 1 a 7 días y, al igual que en el carbunco intestinal, evolucionan con el desarrollo de la infección. Fiebre, dolor en la garganta e inflamación del cuello, así como vómitos o diarrea con rastros de sangre son algunos de los síntomas.
Carbunco por inyección
Esta forma de infección se ha descubierto recientemente y se da en casos en los que se produce el consumo de drogas ilegales por medio de la inyección. De momento tan solo se han registrado casos en Europa, lo que se contradice con el hecho de que el carbunco es una enfermedad prácticamente extinguida que tan solo permanece en algunos países en vías de desarrollo como en Irán, Iraq o África subsahariana. En estos casos se produce una inflamación de tono rojizo en la zona en la que se ha producido la inyección, seguida de una insuficiencia multiorgánica cuando la enfermedad comienza a desarrollarse.
Diagnóstico y tratamiento
Realizar un diagnóstico correcto al principio de la enfermedad es clave para que el tratamiento surta efecto. Lo primero que hará el médico será descartar otras posibles enfermedades que presenten los mismos síntomas y luego realizará una serie de pruebas para confirmar que se trata de carbunco. Estos exámenes pueden ser un análisis de sangre o de heces, una radiografía de tórax o un TC o bien una punción lumbar o espinal. Una vez el especialista haya establecido el diagnóstico prescribirá el tratamiento para intentar revertir la infección.
La receta de antibióticos como el ciprofloxacino o la doxociclina suele ser el tratamiento estándar, que puede durarar aproximadamente 60 días. Normalmente, el consumo de uno o varios antibióticos eliminan todas las bacterias, aunque en casos en los que la infección esté muy extendida puede que el paciente no responda al tratamiento.