La playa y la piscina son las dos grandes protagonistas del verano. Es la forma más sencilla, rápida y divertida de refrescarse durante en las vacaciones. Sin embargo, también pueden ser peligrosas si no se toman unas medidas de seguridad adecuadas. Todos los años mueren personas por ahogamientos en ambos lugares y algunos son accidentes que podrían haberse evitado.
Claves de seguridad para la piscinas
En el interior del país, la única forma de refrescarse que tienen los niños son las piscinas, pero ¿Sabías que el ahogamiento es la segunda causa de muerte entre los 0-19 años? ¿qué más de 5000 niños cada año mueren por ahogamiento en Europa según la OMS? ¿qué el 70% de las personas que mueren por ahogamiento en piscinas son niños de 6 años de edad o menos? La infancia es el sector más vulnerable, por eso, los padres siempre tienen que estar alerta ante cualquier peligro que se puedan encontrar. Las piscinas comunitarias y las privadas son incluso más peligrosas que las públicas porque la vigilancia se tiende a descuidar más.
1- Priorizar la vigilancia
La mayoría de los accidentes son por una vigilancia inadecuada o por despistes. Por eso, la Asociación Nacional de Seguridad Infantil recomienda la regla 10/20, sencilla de recordar: los adultos no pueden estar más de 10 segundos sin echar un vistazo a la piscina para comprobar a sus hijos, además no deben estar a más distancia de 20 segundos de ellos. Por otro lado, la AEP (Asociación Española de Pediatría) recomienda no separarse más de un brazo de longitud de ellos independientemente del medio acuático en el que se encuentren. Por otro lado, en las piscinas públicas y algunas comunitarias hay socorristas que se encargan de vigilar que no hay accidentes, pero ni aun así debemos descuidar los adultos la supervisión. Un socorrista no tiene ojos para todos los niños y puede que cuando detecte un peligro ya sea demasiado tarde.
2- Prevenir lesiones y otros accidentes
En la piscina no solo hay muertes por ahogamiento si no que los accidentes por lesiones son más comunes de lo que se cree. El agua resbaladiza cercana a la piscina puede jugar malas pasadas haciendo que el niño se resbale y caiga, se de contra el bordillo, etc. Los padres tienen que advertir a los hijos de todos estos peligros, al mismo tiempo se les debe prohibir tirarse a la piscina de cabeza, siempre de pie. Respecto al interior de las piscinas los niños pequeños deben alejarse de las rejillas de desagüe porque una parte del bañador o del pelo pueden atascarse en ellas y haber peligro de succión. Puede que suene descabellado pero si se advierte de ello es porque ya ha pasado alguna vez.
3-Evitar los choques térmicos
Lo que comunmente se llamaba "corte de digestión" no es otra cosa que un choque térmico entre la temperatura corporal de la persona con el contraste del agua fría (síncope de hidrocución). En estos casos, cuando un niño ha estado expuesto al sol o fuera hace demasiado calor no debemos dejar que se lance al agua de golpe porque podría producirse ese síncope. Ese cambio brusco puede producir un desmayo dentro del agua y que el niño se ahogue. El corte de digestión es un mito, puede ocurrir en cualquier momento del día, independientemente de si se ha comido o no, lo que pasa es que cuando estamos haciendo la digestión nuestra temperatura corporal es mayor y las probabilidades son mayores pero no por eso debemos descuidarnos el resto del día. Para evitar problemas debemos mojarnos poco a poco las extremidades y otras partes del cuerpo antes de meternos en la piscina, así tanto el niño como nosotros nos refrescaremos antes de meternos en el agua fría. La frente, los brazos, muslos y la barriga son los puntos clave.
4- Vallado de seguridad
Toda piscina debería tener un vallado perimetral con el objetivo de que los niños no puedan ir solos al agua. Según la AEP tener vallada la piscina puede llegar a disminuir en un 95% las muertes por ahogamiento como ya ocurre en otros países europeos. El vallado debe medir al menos 1'20m y no debe dejar huecos por abajo para que los niños puedan colarse, tampoco debe impedir la visión del interior de la piscina.
5- Disponer de un equipo adecuado
Al igual que el vallado, toda piscina debería tener dispositivos de seguridad como los salvavidas o pértigas de seguridad. Por otro lado, los flotadores y manguitos para los niños pueden ser una ayuda para darles a ellos más seguridad pero no deben sustituir nunca a la vigilancia adulta, pueden pincharse y que haya riesgo de ahogamiento.
6- Aprende primeros auxilios
Si hay un accidente, lo primero que debes hacer es proteger a la víctima, llevarlo a un lugar seguro fuera del agua, tírale una pértiga salvavidas, flotador... O si sabes nadar sácale tú del agua. Una vez hecho, avisa a los servicios de emergencia más cercanos o llama al 112. Si la víctima no respira puedes intentar hacer la reanimación cardiopulmonar (RCP), es una técnica muy útil para expulsar el agua de los pulmones en caso de ahogamiento, se sabe que la falta de oxígeno en el cerebro durante más de 4 minutos provoca daños cerebrales, por eso, en caso de accidente debería realizarse hasta que puedan acudir los servicios de emergencia. Para hacerla correctamente debes alternar 30 compresiones torácicas al ritmo de 100 comprensiones/min y después dos insuflaciones de aire.
7- La educación es el mejor salvavidas
Si los niños aprenden a nadar estaremos previniendo accidentes por ahogamiento porque podrán defenderse mejor en el agua, según la AEP a partir de los 4 años es una buena edad para ello. Sin embargo, no debemos de olvidar que aunque sepan nadar tenemos que seguir prestándoles atención.
Por otro lado, también debemos hablar con ellos y explicarles las normas de seguridad básicas que deben de seguir para evitar accidentes, como por ejemplo: no tirarse de cabeza (y menos si la piscina tiene menos de 1.80 cm de profundidad), no tirarse tampoco de lugares altos para evitar lesiones, procurar no estar demasiado tiempo al sol, salir del agua si empiezan a tiritar o se sienten muy cansados... Debéis enseñarles a que respeten las normas de seguridad y darles ejemplo.