Dormir bien es parte esencial de nuestras vidas. Cuando no descansas lo suficiente no rindes como deberías, estás de mal humor, estás más cansado, tienes dolores de cabeza... Son muchas las consecuencias de no dormir bien. Y cuando eso se produce un día tras otro y tras otro puede acabar por convertirse en un auténtico calvario al que se le ve un futuro negro e incierto.
Hoy en día quien más y quien menos ha pasado por momentos en los que le cuesta conciliar el sueño o sufre episodios de insomnio. Dormir toda la noche es un auténtico privilegio del que no todas las personas disfrutan y conseguirlo se convierte a veces en un auténtico quebradero de cabeza para muchos.
Si tienes problemas para dormir y quieres volver a descansar toda la noche presta atención a los consejos que te damos desde Bekia, porque pueden ayudarte.
Localiza el motivo de tu desvelo
Hay muchas razones por las que puedes estar durmiendo mal. La mayoría de ellas tienen que ver con asuntos que nos rondan la cabeza: problemas en el trabajo, en casa, discusiones, nervios ante una situación determinada... Esto es lo más habitual, y ciertamente lo más difícil de atajar, porque para poder conseguir dormir toda la noche habrás de solucionar eso que te quita el sueño.
También puedes aprender a lidiar con lo que te preocupa y que no afecte a tu descanso. Una forma de hacerlo es plantearte qué es lo que te impide dormir y buscarle soluciones. Sería la opción más saludable, pero no siempre está en nuestras manos.
Cuando se da ese caso has de aprender a convivir con la situación e impedir que te afecte. Hablar de ello, con un amigo o con un psicólogo, puede ayudarte a relativizar lo que ocurre y saber gestionar tus emociones. Incluso puede que necesites la ayuda de medicación para dormir. Hazlo siempre consultando con tu médico de cabecera, nunca decidas tomar pastillas para dormir por tu cuenta.
Antes de tomar esa medida es recomendable optar por fórmulas que te ayuden a desestresar y relajarte. Practicar ejercicio a última hora del día, hacer yoga o utras técnicas de relajación, escuchar música clásica o los libros de colorear antiestrés que tan de moda están ahora son alguna de las cosas que pueden ayudarte a lidiar con los nervios. Una infusión relajante poco antes de irse a la cama también es recomendable, incluso hacer ejercicios de relajación cuando ya se está dentro de ella y con la luz apagada. Practicar sexo o masturbarse es una forma de practicar ejercicio y que el cuerpo se predisponga a descansar.
Hábitos de conducta
Tomar mucha cafeína durante el día, especialmente a última hora o consumir alimentos excitantes son algunas de las razones por las que puedes no estar durmiendo bien. Deja de consumir esos productos, o al menos reduce sus dosis y alejalos todo lo posible del momento de irte a la cama y comprueba si realmente pueden ser la causa de tus desvelos.
En los últimos años la exposición que tenemos a las tecnologías es muy grande y es habitual que lo último que hagamos a la hora de irnos a dormir sea revisar el móvil y dejarlo en la mesita. Hay quien recomienda no hacerlo, plantea apagar el teléfono un rato antes de irte a la cama y que no pase la noche en tu habitación. De ese modo si te despiertas por la noche tampoco estarás tentado a echarle un ojo a ver si tienes algún tipo de notificación. El móvil es una de esas cosas que es mejor no dejar en el cuarto mientras descansas.
Y antes de dormir al lado del móvil ya había quien recomendaba no tener televisión en la habitación. Es uno de los consejos que da el Feng Shui, que también aporta algunos consejos de cómo colocar los muebles para que el sueño sea lo más placentero y relajante posible. Leer en la cama antes de acostarse, por ejemplo, es mucho más recomendable que quedarse frito viendo una película si se quiere dormir toda la noche.
Cuando se comparte cama puede que los desvelos vengan de parte de la otra persona. Puede que tu compañero de cama ronque, te quite el nórdico, dé patadas, se mueva, hable en sueños...En esos casos la responsabilidad recae en él y lo ideal sería que encontrarais una forma de compatibilizar el descanso de los dos. Dormir en camas separadas es más frecuente de lo que imaginas.