La ansiedad y el estrés son consideradas las enfermedades del siglo XXI, y es que vamos tan rápido y con tantas prisas por la vida que a veces no nos paramos a mirar lo que realmente necesitamos, ni si lo que hacemos a diario realmente es lo que necesitamos en nuestra vida para ser felices y estar saludablemente tranquilos. Nos hemos acostumbrado a ir por la vida como por inercia, siguiendo unos pasos tan preestablecidos que cuando intentas salir de ese bucle, o eres el bicho raro o, el estado de ánimo por no ser como los demás, te pueden llevar a un mal estado de salud mental.
Además de todo eso, cuando una persona sufre realmente ansiedad, lo que más necesita es parar y reorganizar su vida. Sin embargo, el día a día acaba comiéndose ese momento de reconstrucción tan necesario, aumentando aún más este sentimiento y provocando una muy mala sensación con uno mismo que lleva a la inseguridad. Lo más importante en este caso es tener claro algo, si tu no quieres salir, nadie te va a poder sacar; así que no queda otra que ponerse en manos de especialistas y sacar mucha fuerza interior para seguir adelante.
¿Ante qué nos enfrentamos?
Es, en pequeñas palabras, el enemigo de la felicidad y, en ocasiones, puede ser la antesala de la depresión si no se trata a tiempo. Es un problema de salud mental que general mucha inquietud personal y una inseguridad extrema a las personas que lo están sufriendo. Existen dos tipos, la ansiedad adaptativa y la patológica. La primera se considera como una especie de mecanismo de adaptación natural si se ha pasado por un cambio drástico en el proceso general de tu vida, hace que la persona esté alerta a según que sucesos que le provocan estrés. Sólo cuando este estado aumenta y comienza a provocar un malestar bastante importante para la salud, es cuando se considera patológica.
Sentir miedo e inseguridad, a veces, es parte de la propia vida que nos pone trabas en el camino para ponernos a prueba y demostrarnos a nosotros mismo todo lo fuertes que somo o que podemos llegar a ser ante un momento de necesidad extrema. Nos ayuda a estar alerta a ser mucho más espabilado ante las situaciones. Cuando por fin se supera, la ansiedad será cosa del pasado; pero nunca puedes dejar que ésta se interponga en tu camino.
Tipos de ansiedad
Se dividen en varios tipos, y a veces, sabiendo cuál es el que estamos padeciendo es mucho más sencillo ponerle remedio:
- La ansiedad generalizada se produce cuando la preocupación y el estado de alerta está muy presente casi todo el tiempo y por la mínima situación, pudiendo interferir en el día a día de las personas que lo están sufriendo. Por lo general, para que realmente estés ante una situación así, debes tener esa mala sensación casi todos los días de la semana durante, al menos, 6 meses seguidos.
- Se pueden sufrir también trastornos de pánico. Se diferencia de la anterior en que los síntomas son mucho más agudos, llegando a sufrir la personas graves problemas psicológicos o, incluso, físicos.
- Trastorno obsesivo-compulsivo : Se tratan de pensamientos o ideas ansiosas que cree tener la persona enferma y que llegan a influenciar su comportamiento.
- Las fobias también pueden ser un signo de estrés, ya que el miedo se concentra en un situación, objeto o actividad determinada.
- El estrés postraumático se desencadena después de haber vivido un momento muy traumático en la infancia y que, a veces, se encuentra reprimida dentro de nosotros.
Cambia tus hábitos
Ante una situación de ansiedad con la que estamos intentando luchar, la mejor opción es cambiar los hábitos de vida y hacerlos mucho más saludables en cuanto alimentación y ejercicio diario, ya que uno de los trastornos se debe a la inseguridad que puede invadir tu día a día. Al estar más sano, también podrás sentirte más agusto contigo mismo y puede ser de gran ayuda empezar por ahí. Es muy real eso que se dice de que, si estás sano por dentro, también lo estarás por fuera; pero es que es tan real como que se verá reflejado en tu actitud, en tu estado físico y mentalmente.
Es verdad que, si la ansiedad lleva mucho en la vida de una persona, lo primero es acudir a tu médico y ponerse en manos de especialistas que puedan dar pautas de comportamiento que ayuden a evadir la mente y dejar de lado lo que tanto nos preocupa; a veces incluso puede ser necesario tomar algún tipo de medicación. Pero según la intensidad de la misma, puedes cambiar ciertas cosas en el día a día con las que no contabas y que pueden ayudar mucho, como puede ser la alimentación y el deporte.
Alimentación específica y deporte
La gran receta se puede resumir básicamente en cinco ingredientes muy básicos que son: el triptófano, la vitamina B, tomar carbohidratos complejos, omega 3 y proteínas. Esto puede hacer posible aliviar un poco esta situación a través de una buena dieta. Aún así, para poder tener mucha más fuerza, tanto física como mental, para el día a día; existen consejos de alimentación que nos ayudan a ingerir el triptófano y el omega 3 que es necesario para un buen equilibrio mental y reducir un poco el estrés que podemos estar sufriendo.
Por si no lo sabías, el bajo magnesio en el organismo puede ser también uno de los responsables de sufrir este tipo de enfermedad, pero puedes tomarlo en alimentos como el grano o las semillas. Los arándanos son ricos en vitaminas y fitonutrientes, además, su poder antioxidante también ayuda mucho en este caso. Con las almendras aportamos el zinc, que es un nutriente clave para equilibrar el estado de ánimo. Consumir chocolate negro también es muy buena idea, porque reduce el cortisol que es la hormona del estrés y si está desequilibrada puede producir la ansiedad.
El espárrago tiene mucho ácido fólico, un nutriente que se ha relacionado con la depresión y la ansiedad. La avena es uno de los alimentos más completos que hay en este aspecto, ya que contiene vitamina B, magnesio y fibra; así que es fundamental en cualquier dieta saludable, pero mucho más si está relacionado con este tipo de enfermedades. Para el omega 3, es muy recomendable consumir pescado graso que es uno de los que más lo contienen, y se ha demostrado que en un 20% puede ayudar a reducir los síntomas. El huevo, la carne de cerdo y los cítricos con una gran fuente de vitamina B. Para el triptófano (que es un aminoácido muy importante en estos casos ya que se convierte en serotonina) puedes ingerirlo tomando; carnes magras como el pollo o el pavo, la piña, los plátanos, el salmón, atún, semillas y nueces.
Por otro lado, es muy importante realizar deporte más o menos a diario, al menos adquirir una rutina en este aspecto. Según el tipo de ansiedad que se sufra, será más recomendable ponerle más o menos ganas, pero lo importante es sentirse activos para que nuestro cerebro pueda fabricar serotonina por si mismo y que se sienta mucho más feliz haciendo cada vez de menos los síntomas que nos provocan esos síntomas tan angustiosos e incómodos que produce el estrés.