En muchas familias se da el caso de alguien en la tercera edad o antes de llegar a ella por causas como el estrés se le diagnostique la enfermedad del Alzheimer.
Ésta es una enfermedad neurodegenerativa la cual hace que la persona que la padece vaya perdiendo la memoria y su calidad de vida se vaya deteriorando lentamente al perder poderes cognitivos de su mente, es decir, va poco desaprendiendo todo aquello que había aprendido a lo largo de su vida.
El Alzheimer es una enfermedad incurable y terminal, por lo que las personas afectadas son conscientes de que su degeneración cognitiva será cada vez peor y pueden llegar a olvidar al familiar, las personas amadas y sus memorias más queridas.
En Bekia te contamos cómo afrontar que un familiar sufra esta enfermedad, ya que él sufrirá mucho, pero quienes le quieren serán testigos de cómo va olvidando, poco a poco, su propia vida e, incluso, a vosotros mismos.
Cuando se detecta la enfermedad
Normalmente, la enfermedad del Alzheimer suele aparecer a partir de los 65 años de edad o por causa del estrés y es fácilmente detectable, puesto que las personas que le rodean se darán cuenta de que se le olvidan pequeñas cosas.Incluso el propio enfermo puede ser consciente de que torpemente se olvida de cosas que nunca antes había olvidado.
Lo más importante es consultar con un profesional ante la duda, puesto que el médico determinará si lo que realmente está sufriendo esta persona es Alzheimer.También es normal en la tercera edad (y no por estrés) empezar a sufrir lo que se denomina como demencia senil, ya que con la edad las neuronas se van atrofiando y ya no funcionan como lo hacían en la juventud.
Sin embargo, hay otros factores que afectan a la atrofia de las neuronas, como el consumo de drogas o las grandes cantidades de estrés.
Lo que debemos hacer los familiares de la persona enferma es, primero acompañarlo al médico para obtener un diagnostico, y una vez sea confirmado el Alzheimer acompañar a esta persona día a día asegurándonos de que no se le olvidan pequeñas cosas que pueden llegar a ser muy importantes: Dejarse el gas encendido, no cerrar bien la puerta de casa o perder el bolso, son acciones que pueden pasarnos a todos debido a un descuido, pero los enfermos de Alzheimer son más propensos a ser víctimas de estas pequeñas pérdidas de memoria a corto plazo.
Esta enfermedad hace que la persona afectada vaya perdiendo memoria de las cosas que le suceden más recientemente, por eso muchos de los enfermos recuerdan cosas que pasaron hace veinte años, pero no lo que acaba de suceder.Por eso mismo, es muy probable que olviden a personas que acaban de conocer y más probable que reconozcan a los familiares que han compartido más años con ellos durante su vida.Estas personas más recientes deberán entender la naturaleza de la enfermedad y tener mucho cuidado al hacer consciente al enfermo de que no se está acordando, puesto que en esta fase del Alzheimer el paciente todavía será consciente de su repentina de memoria y eso puede hacerle sentir muy decaído.A nadie le gustaría ser consciente de que está perdiendo los recuerdos de su vida y que, de pronto un día, no recordará a nadie, por lo que es mejor cambiar de tema si no recuerda algo y no hacerle sentir incómodo.
Cuando la enfermedad está más avanzada
Llegará un punto en el que el enfermo de Alzheimer habrá perdido muchos de sus recuerdos y sea incapaz de planificar su día a día.
Este será el momento más duro para los familiares, ya que la persona enferma será totalmente dependiente de ellos, incapaz de hacer cosas por sí mismo y con el peligro de que pueda hacerse daño o perderse al quedarse solo.
demás el familiar que esté cuidando del enfermo de Alzheimer puede sentirse muy decaído, porque quizás la mayoría del tiempo ni le reconozca. No podrán hablar de hechos del futuro ni del pasado porque el enfermo será incapaz de recordarlo.
Con el avance de la enfermedad la persona se vuelve como un niño, no podrá distraerse leyendo, por la pérdida de atención y porque no recordará lo que acaba de leer. Tareas como la higiene personal o la alimentación tendrán que ser totalmente atendidas.
En el caso de que la persona con Alzheimer viva con los familiares, estos tendrán que hacerse cargo completamente de ella. No obstante, si la persona se encuentra atendida en una residencia es más probable que no tenga recuerdos tan a menudo de los familiares.
Es una enfermedad muy dura para todos. Cuando está avanzada puede que el enfermo tenga pequeños recuerdos y llore desconsoladamente, al ser consciente de que volverá a olvidar. Los familiares no deben tomárselo personalmente cuando el enfermo es incapaz de recordar, ya que está fuera de su poder. Deberán entonces tratarle como siempre, hablarle de cosas cotidianas o contarle recuerdos a modo de historias.
Preguntarle constantemente si se acuerda o por qué no lo recuerda le hará al enfermo sentirse culpable, ya que él quisiera recordar pero no puede.
Así pues, aunque sea duro el familiar debe intentar mantener la normalidad y la sonrisa, porque sólo así el enfermo de Alzheimer podrá ser feliz y disfrutar de sus últimos días junto a sus seres más queridos, aunque no los recuerde constantemente.