Cuando nos quedamos embarazadas, hay un momento determinante que va a marcar el curso del resto de nuestras vidas. La decisión sobre cómo alimentar a nuestro bebé en los primeros meses de vida es algo que debemos pensar y sopesar muy bien ya que, como todo, tiene grandes ventajas e inconvenientes. Si finalmente nos decidimos por darle el pecho a nuestro bebé tenemos que tener en cuenta a las dificultades a las que podemos enfrentarnos durante los meses de lactancia materna.
La mastitis, que es una infección de la glándula mamaria que provoca inflamación y enrojecimiento sobre la zona, escozor, mucho dolor e, incluso, en algunos casos fiebre, es una de las consecuencias que podemos sufrir en el periodo de lactancia.
Síntomas de la mastitis
La obstrucción por un cúmulo de restos de leche en las vías conductoras o la infección de dichas vías, es lo que provoca la mastitis. Al tratarse de una zona tan sensible como es el pecho, la mujer que la padece sufre dolores muy fuertes, pero hay otros síntomas diferentes que nos avisan de que podemos estar padeciendo una mastitis.
El síntoma más común y más claro para saber que existe una mastitis es el dolor en el pecho, al tratarse de una obstrucción en los conductos lactantes se produce un cuadro bastante doloroso. Por otro lado, también hay ocasiones en las que podemos saber que tenemos mastitis porque se hincha un pecho de forma irregular y aparecen irritaciones y quemazón en la zona.
Al tratarse de una infección es bastante común que la mujer que padece de mastitis presente fiebre, escalofríos, mal cuerpo y en ocasiones incluso náuseas y vómitos.
La mejor forma de detectar si tenemos mastitis o no es acudiendo a un especialista si tenemos la más mínima duda de que nuestro pecho sufre una obstrucción o infección debido a la lactancia materna.
Cómo aliviar la mastitis
Cuando aparece en una mujer lactante un cuadro de mastitis la primera reacción que esta suele tener es la de dejar de amamantar a su pequeño por miedo a que esta infección empeore o porque afecte a la salud del bebé. Este es el error más grave que podemos cometer, ya que la mejor manera de curar esta obstrucción es limpiando las vías por donde pasa la leche materna pero ¿Cómo lo conseguimos? Pues, aunque parezca mentira, lo mejor es haciéndolas funcionar, solo con el paso de más leche es como mejor pueden volver a su estado natural.
Otro remedio bastante efectivo y que ayuda mucho contra la mastitis es la de aplicar calor seco en la zona del pecho justo antes de darle de mamar a nuestro pequeño y dar pequeños masajes para que con el movimiento pueda desaparecer la obstrucción. Para realizar el masaje con mayor efectividad debemos seguir el siguiente procedimiento: aplicando un poco de aceite, realizar con nuestro nudillos movimientos circulares repitiendo desde dentro del pecho hacia el pezón, así ayudaremos a que de desobstruya y expulse el resto de leche en los conductos mamarios.
Cómo prevenir la mastitis
En el caso de que estés amamantando a tu bebé y no sufras mastitis pero tienes miedo de poder padecer esta enfermedad, hay algunos remedios que puedes llevar a cabo para evitar que aparezca.
La alimentación y el descanso son fundamentales a la hora de evitar que padezcamos este tipo de infección, a la misma vez que mejoraremos la calidad de nuestra leche, transmitiéndole así a nuestro bebé mucha más salud que si vivimos en un estado de estrés y con una mala alimentación.
Recuerda, la salud y el bienestar tuyo y de tu pequeño es lo más importante, por ello, en el caso de que sufras una mastitis intenta tomártelo con calma y aplica los métodos caseros que hemos explicado con anterioridad.