La relación que tenemos con la comida no es ya una cuestión únicamente de necesidad. Comemos porque tenemos hambre, para socializar o para controlar nuestros sentimientos. Cada vez son más las personas que descubren que su relación con la comida está condicionada por su estado de ánimo y que cuando éste está bajo tienden a comer más y, sobre todo, alimentos ricos en grasas e hidratos. Incluso hay quien lo descubre cuando se pone a dieta, que le cuesta no sucumbir ante determinados productos, o que puede tener una adicción a la comida.
Esto no es bueno, pegarse atracones para saciar algún tipo de vacío o hacernos olvidar los problemas no es nada recomendable. Para empezar porque, una vez saciados lo que nos ha provocado ese ansia sigue ahí, y además nos hemos dado un atracón del que podemos arrepentirnos, incluso puede provocarnos algún que otro dolor de barriga.
Comida como vía de escape
Usar la comida como vía de escape es algo a lo que muchas personas recurren en momentos de estrés, incluso puede derivar en una adicción a la comida o trastornos alimenticios. Y, ¿hay algo más estresante que ponerse a dieta? Pocas cosas. ¿Qué hacer cuando se está siguiendo un régimen y las emociones te llevan hacia la nevera? ¿Cómo hacer para no sucumbir y comerse las emociones?
No es fácil, hay que tenerlo en cuenta. Y además supone un problema, porque el atracón de un día puede echar por tierra el trabajo bien hecho en una semana, lo que hará que aparezcan sentimientos encontrados y se pueda volver a caer en la tentación de volver a darse a la comida en contra de los consejos del nutricionista.
La forma de no hacerlo es aprendiendo a gestionar las emociones y a trabajar por no asociarlos con la comida. No es algo que se consigue en poco tiempo, sobre todo cuando se está acostumbrado a recurrir a la comida basura cuando el ánimo decae.
Sustituir comida por una actividad
La mejor forma de conseguirlo es optar por sustituir esa dependencia de la comida por otro tipo de actividad que reste el estrés y no nos lleve a darnos un atracón. Cada uno somos diferentes y afrontamos las cosas de distinta manera, así que has de fijarte en tu caso particular para ver qué es lo que mejor te va para evitar caer en comerte tus emociones.
Analiza cuándo te das esos atracones, qué lo produce, dónde sueles estar y por qué te refugias en la comida. Puede darse la situación de que todo está relacionado con algo concreto, como puede ser el estrés en el trabajo. En ese caso lo mejor es trabajar en lo que te motiva el problema, Una vez arreglado no tendrás necesidad de pegarte un atracón, no habrá motivo, y seguir la dieta te será mucho más fácil.
Pero puede darse la circunstancia de que el deseo de comerte los problemas no se deba sólo a una situación, sino a varias. Es importante que aprendas a gestionar ese estrés y cómo hacer para que no te lleven hacia la comida. Lo que has de hacer es buscar otras cosas a las que recurrir para liberarte del estrés y que no sean la comida.Te presentamos algunas de ellas.
Hacer ejercicio
El ejercicio físico es una forma de quitarse el estrés de encima. Si vas al gimnasio cuando estás disgustado te darás cuenta que entrenas mejor, que das más de ti y que al acabar se te habrá ido el estrés que sentías. Si no puedes ir prueba a salir a correr o simplemente a dar un paseo. Algo tan simple puede resultar de lo más liberador.
En vez de hacer ejercicio puedes optar por relajarte. Las clases de yoga suelen funcionar, pero puede darse el caso de que estés en la oficina y no puedas escaparte al gimnasio. Prueba con técnicas de relajación que no te llevarán más de cinco minutos y puedes hacer sentada en tu propia silla. Con un poco de prácticas unas respiraciones o el mindfunlness te harán olvidar cuál era el problema que te estaba atacando los nervios.
Las manualidades
Cuando algo te agobia de tal manera que sólo ves salida en darte un atracón lo que has de hacer es sacarlo de tu cabeza. ¿Cómo hacerlo? Centrándote en otra labor que requiera tu atención, y a todos los niveles. Las manualidades son un buen recurso porque tendrás las manos ocupadas, así que no puedes comer, y la mente estará pendiente de eso en lo que trabajas, no tu problema.
Además de todas estas formas de evitar caer en atracones cuando tienes las emociones a flor de piel hay otras cosas que suele ayudar: no tener alimentos 'peligrosos' al alcance de la mano y tomar comida que te desestrese. Es decir, si tienes tendencia a pagar tus problemas con una tarrina de helado de medio kilo evita la tentación no comprándola.
En caso de que sea imprescindible que este tipo de alimentos en casa -porque vives con otras personas que no están a dieta, para las visitas...- procura adquirirlas en formato pequeño. No es lo mismo darse un atracón de pizza cuando tienes una de tamaño familiar en el congelador que cuando tienes minipizzas. Procura comprar alimentos saludables en vez de los que no te ayudan a seguir la dieta. Alejar la tentación es la mejor forma de evitar caer en ella.