El cerebro es uno de los órganos del cuerpo humano más desconocidos. A pesar de todos los avances de la ciencia y la medicina, los estudios en ramas como la neurociencia o los intentos de desentrañar el funcionamiento del cerebro, aún es un gran desconocido tanto para científicos como para el común de los mortales. Los interrogantes que plantea son innumerables y apenas hemos comenzado a obtener las primeras respuestas. Lo único en lo que todos los estudiosos coinciden es en señalar que el cerebro humano es un músculo que hay que trabajar al igual que el resto de nuestros músculos si no queremos que se oxide.
¿Cómo funciona el cerebro?
No es necesario tener grandes conocimientos de anatomía y medicina para comprender que cada persona es diferente, y que la función cerebral cumple una función vital en nuestro día a día, incluso cuando dormimos. La genética tiene importancia, especialmente en enfermedades neurodegenerativas y demencias tipo Alzheimer. Pero existen maneras de aumentar o mejorar nuestra función cerebral y evitar el envejecimiento, o al menos retrasarlo, de nuestro cerebro.
El cerebro está compuesto por dos hemisferios, el derecho se encarga de la parte de las emociones, la creatividad o el arte, y el izquierdo controla funciones más relacionadas con la lógica o la razón, las matemáticas, es más analítico. En la parta de la nuca y unida al cerebro se encuentra el cerebelo, cuya función cerebral son las actividades fisiológicas básicas, como la respiración, los latidos del corazón o la temperatura corporal. A medida que envejecemos nuestro cerebro sufre un declive pero es menos acusado de lo que creemos.
Una parte de nuestro cerebro viene determinado por nuestra genética al nacer, son conocidas como habilidades innatas, hay personas que poseen una gran facilidad para recordar fechas o para los idiomas; pero aun así, podemos desarrollar nuestra función cerebral, entrenando la mente y potenciándola, tanto para mejorar aquellas cosas que de manera natural se nos dan bien, como cosas en las que fallamos. La dieta, el ejercicio físico, el consumo de alcohol o tabaco, también influyen en nuestra función cerebral, para mantenerla joven o para envejecerla prematuramente.
Acabando con los mitos del envejecimiento cerebral
El mayor desarrollo de nuestra función cerebral se produce entorno a los 25 años, posteriormente comienza el lento y progresivo del proceso de envejecimiento. Sin embargo, las personas que mantienen su mente activa incluso en lo que se considera edades avanzadas, pueden envejecer físicamente pero no así su cerebro.
Por tanto hay que desterrar esas ideas: ¿dónde voy yo con mi edad?, ¿a mis años voy yo a aprender inglés?, ¿eso es para jóvenes? Nuestro cerebro se cree lo que le decimos, si nos decimos que somos demasiado viejos, nuestro cerebro se lo creerá también, pero de igual modo, si aún nos sentimos jóvenes, no importa que físicamente ya no lo seamos, nuestro cerebro creerá que sí. Nunca sé es demasiado joven ni demasiado viejo para aprender, para empezar una nueva actividad, un nuevo pasatiempo o hacer algo que siempre quisimos. Todo esto, nos ayuda a mejorar nuestra función cerebral, independientemente de la edad que tengamos. Lo más importante, tener claro que nunca es tarde para comenzar a potenciar tu mente.
Como tener una mente activa sin importar la edad
Para desarrollar nuestra mente debemos tener presente que existen distintas áreas cognitivas que debemos ejercitar: el lenguaje, la creatividad, la memoria, la inteligencia numérica, incluso la inteligencia visual o espacial. Existen distintos métodos para ello, la clave está en la constancia y el ejercicio de la mente. Debemos plantearnos pequeños retos y superarlos cada día.
Los expertos recomiendan resolver pequeños problemas cada día. Pero no nos asustemos, no hay que volver a coger los libros de matemáticas. Los problemas pueden ser de cualquier tipo: acertijos, trabalenguas, problemas de lógica, pasatiempos, juegos de ingenio, adivinanzas... Existen multitud de opciones y algunas realmente divertidas. ¿Y si los hacemos con amigos? Involucrar a más personas, ya sea familia o amigos, convertirlo en un juego o un reto mejorará los resultados y será más fácil mantener la constancia de ejercitar la función cerebral.
Memorizar cosas ayuda a tu mente a crear el hábito de ejercitar la memoria. Nunca te acuerdas de la lista de la compra, o del nombre de los vecinos o los números de teléfono... Bueno, pues ha llegado el momento de comenzar, intenta memorizar cosas aunque aparentemente no tengan relación. Memoriza las capitales de países, los ingredientes de una receta, la letra de una canción o crea una lista de palabra estúdiala durante un tiempo y prueba después cuantas palabras recuerdas. De este modo tu mente se acostumbra a memorizar.
Y ahora, ¿cuántas son las cosas que te has planteado aprender y dejaste de lado por pereza o falta de tiempo? Pues ya no hay excusas, aprender algo nuevo cada día supone un estímulo y un desafío para nuestra función cerebral. No tienes de que preocuparte, no hace falta que sea algo complicado, pequeños retos son suficientes. Recuerda el refrán nunca te acostarás sin saber algo más. Esa es la clave, aprende alguna actividad, un hobby, un idioma, una nueva receta de cocina, a usar las nuevas tecnologías, tocar un instrumento... Lo más importante que sea algo que te guste, la motivación es la clave.
Busca maneras de ser creativo. Sí, has oído bien, ejercitar la creatividad mejora la inteligencia y potencia la mente. No es necesario que te conviertas en Picasso, tan sólo busca maneras de ser creativo en lo cotidiano. Intenta encontrar una nueva forma de hacer las cosas de todos los días, inventa una nueva receta, escribe un poema a alguien especial, busca un nuevo recorrido de tu casa al trabajo...
Reta a tu mente trabajando a contrarreloj, eso ayuda a la mente a pensar más rápido y a acostumbrarse a trabajar bajo presión. Una manera fácil de hacerlo es resolviendo cualquier pasatiempo en un tiempo determinado que nos propongamos, y cuando eso sea fácil, intenta hacerlo en menos tiempo.
La alimentación, el ejercicio y el descanso, básicos para estimular la función cerebral
Siempre hemos oído la frase men sana in corpore sano. Una actividad física aeróbica moderada, mejora la oxigenación del cerebro y el aporte sanguíneo que le llega para trabajar eficazmente. Caminar, la natación, montar en bici o ir al gimnasio...
Si los deportes no son lo tuyo, se ha demostrado científicamente que las actividades tradicionales orientales como el tai chi, el yoga, la meditación o los ejercicios de respiración, tienen beneficios muy importantes sobre tu mente. ¿Por qué no intentarlo?
Junto al ejercicio, cuida tu alimentación. Una alimentación sana y equilibrada es esencial. Evita el consumo de bebidas alcohólicas y el tabaco, que sólo consiguen dañar tus neuronas. Aumenta la ingesta fruta, verdura, legumbres, cereales, de alimentos con alto contenido en omega 3 como el pescado azul, el aguacate, los frutos secos o el aceite de oliva.
El descanso es muy necesario para nuestro cuerpo y nuestra mente. Dormir al menos ocho horas y tener un sueño reparador, permitirá que nuestro cerebro rinda mejor al día siguiente.