¿Cómo identificar y actuar ante un infarto de miocardio?

El infarto de miocardio es una urgencia médica, que en ocasiones puede llevar a la muerte. Casi la mitad de los fallecimientos por infarto de miocardio se producen en las tres o cuatro primeras horas desde que aparecen los síntomas iniciales y, en ocasiones, antes de llegar al hospital. Por tanto, es necesario actuar cuanto antes, pues la recuperación depende de la rapidez con que reciba atención.

Si observas que un familiar o alguien en la calle se lleva la mano al pecho, no respira bien, se marea, tiene un pulso inestable, con sudoración, o tiene la sensación de muerte inminente, posiblemente está sufriendo un ataque al corazón. En este artículo describiremos cuáles son las primeras señales de un infarto y cómo actuar ante un ataque cardíaco.

Qué es y cómo se produce

Un ataque cardíaco o infarto de miocardio es la muerte de parte del músculo cardíaco a causa de una falta súbita del aporte de sangre. El corazón obtiene oxígeno y nutrientes a través de unos vasos sanguíneos denominados arterias coronarias. Cuando el flujo de sangre al corazón se interrumpe, la falta de oxígeno y nutrientes que esto provoca, puede causar lesiones permanentes en él.

Una falta súbita de aporte de sangre al corazón provoca la muerte del músculo cardíaco

Por tanto, los infartos de miocardio se deben fundamentalmente a una obstrucción que impide que la sangre fluya hacia el corazón. La causa más frecuente de obstrucción es la formación de placas de grasas en las paredes internas de los vasos que aportan sangre al corazón, como ya hemos mencionado, arterias coronarias. A causa de ello, los vasos se vuelven más estrechos y se endurecen. Este endurecimiento de las arterias se conoce como aterosclerosis. En ocasiones la placa de grasa puede desprenderse o romperse, lo cual deriva en la formación de un coágulo sanguíneo que puede obstruir la arteria coronaria, y con ello, producir el ataque cardíaco.

¿Qué se siente cuando se sufre un ataque al corazón?

Un infarto de miocardio grave puede provocar que el corazón y desencadenar la muerte inmediata. La mayoría de los infartos de miocardio son repentinos y los síntomas aparecen de forma intensa en cuestión de minutos. Sin embargo, en otras ocasiones los signos comienzan a manifestarse con lentitud, acompañados de un malestar o dolor inespecífico leve. En estos casos, son muchas las personas que no se dan cuenta de lo que les sucede y tardan mucho tiempo en buscar ayuda.

A pesar de que cada caso es diferente y que no todas las personas sienten lo mismo cuando sufren un infarto, ni siquiera es los que se consideran síntomas "típicos", es importante conocer cuáles son los más frecuentes. Lo más común es que aparezca un dolor intenso en el pecho (zona del esternón) que puede ser percibido como un opresión, presión o tensión. Este dolor puede irradiarse al brazo izquierdo, a la mandíbula o al cuello y, a veces, al brazo derecho. Lo más significativo del dolor cardíaco es que no cede con la movilización ni la respiración. Con el tiempo, el dolor se hace más intenso y pueden aparecer síntomas asociados como: dificultad para respirar, palpitaciones, náuseas, vómitos, sudor frío y ansiedad.

También, aunque en menor frecuencia, el infarto de miocardio puede manifestarse con dolor abdominal junto con dificultad respiratoria, náuseas y pérdida de conocimiento.

Los signos y síntomas mencionados anteriormente son los más conocidos y lo que en medicina se denominan síntomas típicos del dolor torácico. Sin embargo, no debemos fiarnos sólo de ellos, pues en ocasiones el dolor cardíaco puede ser difuso, una sensación de dolor o molestia centro torácica, y en más de una ocasión aparece de forma gradual e, incluso intermitente. Existen, además, algunos grupos de personas en los que es más común que los signos y síntomas sean difusos, como son, las personas diabéticas, las mujeres y los ancianos. En el caso de las mujeres, sobre todo en mujeres en fase de post menopausia, suele ser frecuente que aparezca ahogo, debilidad, fatiga y sensación de indigestión. Por todo ello, la Sociedad Española de Cardiología incide en la importancia de acudir a un médico ante cualquier signo de alarma.

La persona que sufre un infarto empieza a notar dolor en el pacho y brazo izquierdo

¿Sabes cuáles son los primeros auxilios en un infarto?

Un infarto es siempre una urgencia y como es lógico pensar, en ese momento no hay tiempo para buscar información sobre qué debemos hacer o cuál es la mejor forma de ayudar. Por ello, es importante conocer de antemano cómo debemos actuar ante una persona que sufre un ataque al corazón. Puede que no seamos conscientes de ello, pero no se necesitan unos grandes conocimientos médicos y seguir esta serie de recomendaciones puede ayudar a salvar una vida.

1.Mantener la calma

Un ataque al corazón puede ocurrir cuando menos te lo esperas y en cualquier situación o lugar. Es por ello por lo que las personas pierden la calma fácilmente y en ese estado de nervios con frecuencia se toman malas decisiones. Un infarto puede pasarle a alguien que está sentado a nuestro lado o a nosotros mismos. Así que lo primero será mantener la calma, reconocer los síntomas y pensar en lo que se puede hacer.

2.Colocar a la persona en una posición adecuada

Según los expertos, lo primero es colocar a la víctima en una posición en la que se encuentre cómoda para, después, llamar a la ambulancia. La posición más adecuada depende del paciente. Si está consciente puede colocarse en la postura que le haga sentirse mejor o que le ayude a respirar con menor esfuerzo y dificultad. Si está inconsciente, debemos saber si respira, en caso afirmativo, debe colocarse en lo que se conoce como posición lateral de seguridad. Para ello, giraremos la cabeza hacia un lado de manera que la mejilla toque el suelo y la boca quede mirando hacia abajo así cualquier fluido puede salir por ella no obstaculizará la respiración del paciente; la barbilla inclinada hacia la parte alta de la cabeza, de forma que la epiglotis se mantenga abierta, y brazos y piernas quedan bloqueados de manera que la postura sea estable.

3.Pedir ayuda profesional de inmediato

Ante un infarto el tiempo es algo fundamental por lo que cuanto antes se actúa más posibilidades de recuperación existen. Por eso es importante que de inmediato se busque ayuda profesional llamando a emergencias, ya sea al hospital o al servicio de emergencias. La Sociedad Europea de Cardiología aconseja que ante la pequeña posibilidad de que alguien, o uno mismo, esté sufriendo un infarto, se ponga en contacto con un servicio médico especializad o. El objetivo es reducir el tiempo de atención, desde los primeros síntomas hasta que se empieza el tratamiento, algo esencial para la buena evolución.

¿Qué debo hacer mientras espero que llegue la ambulancia?

Mientras esperamos que llegue la ayuda sanitaria, la persona debe estar cómoda para poder calmarse y controlar la respiración. Para lograrlo, aflójale el cinturón, el pantalón, la camisa... Toda prenda de ropa que pueda oprimir a la víctima, y controla sus signos vitales, vigila el pulso y la respiración. Es importante saber si se acelera o se debilita, y si la respiración se vuelve más superficial, dificultosa o acelerada.

Mientras llega la ambulancia intentaremos averiguar si la persona afectada ya ha sufrido antes un infarto

Si la persona está consciente, hay que intentar hablar con ella para saber si ya ha sufrido estos síntomas alguna vez. Si es así, tendrá su propia medicación. En casos de ataques cardiacos previos, los médicos suelen prescribir una medicación llamada nitroglicerina. Se administra en forma de pastilla o spray debajo de la lengua, si a los cinco o diez minutos el cuadro no ha cedido, se puede administrar otra dosis. Así hasta un máximo de tres dosis. Estos pacientes deben llevar siempre consigo la medicación. Si es la primera vez que sufre un episodio de este tipo y no es alérgica a ningún medicamento, algunos especialistas recomiendan la toma de una pastilla de aspirina, si se dispone de una.

Si la persona que está sufriendo un infarto queda inconsciente, hay que valorar su respiración: si respira, colócala en posición lateral de seguridad; si no respira o su respiración es ineficaz, hay que iniciar la reanimación cardiopulmonar. Para hacer esto es necesario efectuar compresiones en el pecho y luego respiración boca a boca y hacerlo con las instrucciones de la operadora del servicio de emergencia.

Nunca se debe permitir que la persona afectada conduzca hasta el hospital o el centro de salud. Y debe permanecer acompañada al menos por dos personas, si es posible, hasta que llegue la ambulancia. Cuando los sanitarios lleguen, debes explicarles todo lo que ha sucedido, desde lo que ha comentado el paciente que sentía, así como todo lo que has hecho hasta el momento o si ha tomado alguna medicación durante la espera. Responde a todas sus preguntas con sinceridad, no ocultes información por miedo a que algo de lo que hayas hecho no sea correcto.

Como es lógico perder la calma en estas situaciones es algo habitual, más aún si se carece de práctica en situaciones de urgencia. Recuerda que cuando llames a la ambulancia, estás hablando con una personas especializada y entrenada para este tipo de casos, sigue todas sus indicaciones y pregunta todo lo que necesites saber.