Las infecciones de transmisión sexual son aquellas enfermedades que se transmiten de una persona a otra a través del contacto sexual. Éstas tienen su origen en bacterias, parásitos, hongos y virus que tiene una de las dos personas en su organismo y que, tras una relación sexual puede pasar a la otra persona. Todas las personas que mantienen relaciones sexuales pueden padecer cualquiera de las infecciones de transmisión sexual si no se cuida. Es por eso que la prevención tiene una gran importancia.
Durante la vida de una persona, si ésta es sexualmente activa, muchas son las ocasiones en las que puede estar en peligro de contraer una enfermedad de transmisión sexual (ETS). Ni tan siquiera tener una pareja estable puede hacer que esto no se produzca, ya que influyen otros factores como la infidelidad o parejas anteriores. Por lo tanto, es importante tomarse en serio las infecciones de transmisión sexual por las consecuencias que pueden tener en nuestra vida. Además, aunque pueden afectar a todas las personas, las mujeres son las más perjudicadas, más aun si cabe si éstas están embarazadas. Estas infecciones son responsabilidad de las dos personas que mantienen relaciones sexuales.
Prevención de las infecciones de transmisión sexual
Muchas son las campañas que se lanzan desde distintas organizaciones para conciencias a toda la población sobre el riesgo que corren al tener relaciones sexuales sin protección. Aunque muchas veces parece que están encaminadas a la juventud, la verdad es que cualquier persona que sea sexualmente activa y no actúe con cabeza podrá estar en riesgo de padecer alguna de ellas. Por lo tanto, la concienciación ha de ser general. Aquí te dejamos algunos consejos que deberías seguir para evitar el contagio de alguna ETS:
1. Realizarte revisiones
Muchas veces, hay infecciones de transmisión sexual que son asintomáticas, pero eso no significa que no estén presentes en el organismo. Por lo tanto, es necesario que, periódicamente, acudamos al médico a hacernos revisiones con el fin de controlarlas. Es común que las mujeres acudan al ginecólogo, pero no tanto que los hombres vayan al urólogo, cuando debería ser igual de frecuente.
2. Ser sincero
En caso de que tengas una infección de transmisión sexual de la cual te estés tratando, deberás avisar desde un primer momento a tu pareja. Es más, en caso de que ésta sea grave y se produzca un contagio sin haber avisado de que se tiene esa enfermedad, se estará cometiendo un delito. Por lo tanto, lo mejor es ser claro con tu pareja y no pensar más en los contras y en lo que conlleva ser sincero en este aspecto.
3. Usar preservativo
De todos los métodos anticonceptivos, es el preservativo el que más protege de las infecciones de transmisión sexual, ya que el resto se centran más en que la mujer no se quede embarazada. Esta protección puede ser utilizada por todas las parejas, ya sean homosexuales o heterosexuales, pero no garantiza una total protección antes estas enfermedades. Aun así, no deja de ser el método más fiable de protección.
4. No tener muchas parejas sexuales
Una de las causas de las transmisiones de infecciones sexuales es la promiscuidad. Las personas que cambian constantemente de pareja sexual porque no buscan más que el placer corren un mayor riesgo de poder contagiarse de alguna infección de transmisión sexual. En estos casos, no se suele crear la confianza para contar si se tiene o no alguna enfermedad o, como ya hemos dicho, al ser algunas asintomáticas, no se tiene constancia. Es por ello que estas personas son las que más necesitan controlar su salud sexual.
5. Vacunarse
Aunque se ha creado alguna controversia sobre ellas, sobre todo con la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH), no dejan de estar en el calendario de vacunas de España. Tanto ésta como la vacuna contra la hepatitis están a disposición de todas aquellas personas que quieran ponérsela. Aun así, suelen darse en edades tempranas. Cada día la edad de comienzo de las relaciones sexuales es más temprana y hay que estar prevenidos.