La toxoplasmosis es una infección parasitaria que si bien, no reviste de gravedad, en las mujeres embarazadas es una enfermedad peligrosa, no tanto para la madre sino para el feto, pudiendo desencadenar malformaciones si se contrae durante el embarazo. La mayoría de nosotros cuando pensamos en la toxoplasmosis nos viene a la cabeza, el embutido, y la recomendación para la futura madre de abstenerse de comerlo durante el embarazo. También es posible que pensemos en los gatos como transmisores de la infección, pero contrario a la creencia popular, no es necesario que te deshagas de tu gato si vive contigo, tan sólo hace falta que sigas una serie de indicaciones para prevenir el contagio. Igualmente, la toxoplasmosis no sólo afecta al embutido, existen otros alimentos con los que también tenemos que tener cuidado. Éstos y otros consejos que quizás no conozcas te los contamos en el siguiente artículo.
¿Qué es la toxoplasmosis?
La toxoplasmosis es una infección causada por un parásito denominado Toxoplasma gondii. Esta infección es muy común y no presenta peligro alguno, es común que muchas personas, la hayan pasado y ni siquiera fueran conscientes de ello. Pues con frecuencia es asintomática o los síntomas que desencadena no son muy diferentes a los de un catarro o proceso gripal. El periodo de incubación es de aproximadamente una o dos semanas y se caracteriza por: fatiga, dolores musculares y osteoarticulares, fiebre e inflamación de los ganglio linfáticos. Una vez sufrido un episodio, la persona infectada genera inmunidad frente al parásito aunque vuelva tener contacto con él.
El principal riesgo de la toxoplasmosis es si se adquiere durante el embarazo, pues puede transmitirse al feto a través de la placenta con el consiguiente riesgo de producir alteraciones neonatales, como sufrimiento neurológico, convulsiones, hidrocefalia o cuadros hemorrágicos, o problemas oculares de manera crónica. Por esta razón, durante el embarazo se realiza una analítica en la que se determina si la mujer ha tenido contacto con la infección previamente, o en caso negativo, conocer si tiene riesgo de contagiarse. Los mayores riesgos de infección del feto son durante el primer y tercer trimestre, siendo más elevado en el último pero las consecuencias fetales suelen ser menores.
¿Cómo puedo contagiarme?
Ciertamente los gatos tienen un papel importante en la propagación de la toxoplasmosis. Si tienen contacto con otros gatos, callejeros principalmente, salen de casa con frecuencia, se alimentan de carne o comen roedores, aves u otros animales pequeños, pueden infectarse. A ellos no les pasa nada, sin embargo el parásito causante de la toxoplasmosis pasa a sus heces lo que expone a sus dueños.
La alimentación es otra de las principales fuentes de contagio, frutas y verduras crudas. Cerca de la mitad de los casos de toxoplasmosis suceden por comer carne infectada cruda o poco cocinada. Carmes poco cocidas, como es el caso del embutido o ahumados. Este tipo de carne no se procesa suficientemente como para matar al parásito en caso de estar infectada. De igual modo, todos los utensilios de cocina en contacto con carne cruda es susceptible de convertirse en una fuente de infección.
Recomendaciones generales de prevención
Lo más importante es la analítica que determina si has estado en contacto con la toxoplasmosis anteriormente. Lo habitual es que se realice el primer control durante el primer mes de embarazo, incluso se recomienda que si planeas quedarte embarazada te la realices antes para extremar las precauciones. Si ya has pasado la toxoplasmosis, no hay de qué preocuparse pues tu cuerpo está inmunizado y no tendrás que seguir ninguna recomendación más. En caso contrario deberás extremar las medidas de prevención para evitar el contagio durante la gestación.
No hay de qué preocuparse pues se trata de una enfermedad fácil de prevenir evitando las fuentes de infección conocidas y siguiendo una serie de recomendaciones generales. Los médicos aseguran que la mejor forma de proteger al feto de la toxoplasmosis es protegiendo a la futura madre.
Cuidado con las heces de los gatos, aunque sean domésticos
La toxoplasmosis afecta a todos los mamíferos, pero los gatos son los únicos que eliminan el parásito a través de sus heces. El gato se infecta al comer carne cruda de animales infectados, como pequeños roedores, también al ingerir heces o tierra contaminada. El parásito se reproduce en el intestino del gato y se elimina por las heces, siendo capaz de vivir en la tierra hasta un año. Los gatos infectados presentan una apariencia sana.
- El gato no es el que transmite la infección, sino sus heces. Por ello se recomienda cambiar la arena de la caja de excrementos mínimo todos los días, y siempre con guantes. Después, lávese las manos bien con agua y jabón. Si es posible, que esta tarea la lleve a cabo otra persona.
- Evitar el contacto con gatos desconocidos pues desconocemos sus condiciones sanitarias y de higiene.
- Alimentar a nuestro gato con pienso adaptado y no con carne cruda.
- En parques y jardines evite el contacto con areneros incluso de niños, pues pueden ser utilizados por gatos callejeros para hacer sus necesidades.
- Evitar que el gato salga fuera de casa o a cazar, pues podría estar en contacto con heces o tierra contaminada.
- Desinfectar los juguetes y utensilios de nuestro gato con lejía o agua hirviendo.
- Puede que tu gato se infectará de cachorro, entre los dos y los cuatro meses, cuando es más habitual, por lo que aunque sea un gato doméstico, debes extremar las precauciones.
- Si tiene jardín tenga cuidado con las heces que pueda encontrar y use guantes para los trabajos de jardinería.
- Por precaución, maneja los accesorios del gato con guantes y pide a otra persona que le cambie la arena.
Los alimentos crudos, no sólo el embutido
La carne que comemos puede estar infectada, pues el animal puede haber infección por toxoplasmosis y quedan quistes del parásito en su carne, después de muerto. Sin embargo una correcta cocción y/o congelado matará el parásito. Por ello, la mujer embarazada debe no ingerir embutidos, productos en salazón o ahumados.
En ellos, el método de procesamiento de la carne, no está cocida sino curada, no garantiza la eliminación del parásito. De igual modo, no se debe ingerir carne cruda o poco cocinada, especialmente de cerdo o cordero. Cocine la carne hasta que alcance una temperatura interna de 71 ºC o 160ºF. Congelar la carne previamente y realizar un proceso de descongelado adecuado, puede reducir en gran medida los contagios. El parásito no aguanta temperaturas de 20 ºC bajo cero más de 2 días o de 10ºC bajo cero durante 3 días. Sin embargo, se debe tener precaución con esta medida, pues en ocasiones los congeladores domésticos no llegan a estas temperaturas, conviene asegurarse previamente.
Tampoco se debe consumir huevos crudos, ni leche no pasteurizada, especialmente aquella que no sea de oveja o vaca. Esto se aplica igualmente a derivados lácteos como yogures o quesos.
Pela y lava muy bien todas las frutas, verduras, y legumbres, antes de consumirlas. En caso de comer fuera de casa, evitar ensaladas y verduras crudas si no tienen garantía de que estén adecuadamente limpias. No consumir agua que no sea debidamente tratada, especialmente en viajes a países subdesarrollados.
Es igualmente importante la higiene de manos después de manipular todos estos alimentos potencialmente contagiosos. Y la higiene de los productos de cocina en contacto con ellos, utensilios y superficies.