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MASTITIS

Cómo prevenir y tratar la mastitis en la lactancia materna

Cómo prevenir y tratar la mastitis en la lactancia materna
Sara Poyo Lorenzo
Última actualización: 27 Octubre 2019
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Si no quieres que tu lactancia materna se vea perjudicada, aprende a prevenir y tratar la mastitis para mejorar tu calidad de vida.

La mastitis es una inflamación de las mamas que ocurre durante la lactancia y que viene unida a dolor, enrojecimiento de la zona, fiebre con escalofríos y tensión muscular. Es una de las principales preocupaciones de las madres y afecta al 10% de las mujeres que amamantan. Por eso, podemos decir que es una de las principales causas por las que las madres dejan de amamantar a los bebés.

¿Por qué se produce?

La causa por la que puede taponarse las mamas son varias, la más frecuente es porque hay un desequilibrio en la flora bacteriana de las glándulas mamarias. También puede porque durante la lactancia a las madres se les forman grietas en los pezones que pueden infectarse si entran virus o gérmenes del exterior. Cuando ocurre esto el pecho se inflama y los conductos mamarios se bloquean.

La disminución de la lactancia puede ocurrir porque haya un mal enganche del pequeño a los pechosLa disminución de la lactancia puede ocurrir porque haya un mal enganche del pequeño a los pechos

Sabrás que ha ocurrido si notas que crece y se hincha la mama, aparece dolor localizado, enrojecimiento y tienes fiebres o escalofríos. Es más probable que ocurra cuando la mujer no puede amamantar al bebé durante un tiempo o tarda mucho en expulsarse la leche. Si la leche no se extrae, los conductos mamarios no se limpiarán adecuadamente y son un caldo de cultivo perfecto para agentes infecciosos, dando como consecuencia una infección.

La disminución de la lactancia puede ocurrir porque haya un mal enganche del pequeño a los pechos, de forma que no puede extraer la leche de forma correcta, o también porque se distancias las tomas o duran menos.

Cómo prevenir la mastitis

La mejor forma de prevenir y tratar la mastitis durante la lactancia es seguir dando el pecho, en tomas frecuentes y abundantes. Lo ideal sería dar el pecho a demanda y si puede ser vaciarlo en cada toma. Si notas que generas demasiada leche y que el bebé no puede con puedes optar por usar un sacaleches o en su defecto extraerte tú misma la leche de forma manual. Hay poner al niño a mamar todo lo que pueda, mucho más si notas que las mamas se están congestionando.

Al principio, muchas mujeres no dan el pecho porque sufren ingurgitación mamaria, se trata de una tensión en las mamas unida a inflamación, enrojecimiento, dolor y calor parcial. Se produce de una consecuencia de la formación de vasos sanguíneos en esa zona y la producción abundante de leche.

Al aumentar el pecho la leche aunque hay en abundancia tarda más en salir por lo que sobrepone un sobreesfuerzo para el bebé extraerla y se acumula más y más. Si la ingurgitación no se trata puede derivar en una mastitis. El consejo más importante para prevenir tanto la ingurgitación como la mastitis es dar el pecho lo antes posible y que el bebé y la madre no se separen a no ser que haya un problema médico que lo requiera.

Si puede ser, se recomienda que incluso en la propia sala de partos la madre pueda darle el pecho desde un principio. Si se inicia en este momento la lactancia se reducen las posibilidades de ingurgitación, además que podemos contar con alguien que nos asesore y que revise si el agarre del pequeño al pecho es el correcto, si está mamando bien, etc.

  • Durante la lactancia huye de los consejos de dar el pecho cada 3 horas o dejar que el pequeño solo mame durante unos minutos concretos. Tiene que ser a demanda, cuanto más cantidad y más frecuentemente mejor, siempre que el bebé lo pida.

  • Aumenta el número de las tomas, también por la noche, de esta forma con la succión los pechos se irán vaciando y los agentes infecciosos que se acumulan en los conductos se eliminarán. Si el bebé tiende a estar muy adormilado deberá ser la madre quien marque la demanda.

  • Acude a un grupo de lactancia o profesional. Puedes acudir a un profesional que evalúe cual puede ser el problema de que el bebé no extraiga la leche. Puede ser que la postura de la madre o del bebé no sea la correcta o que no encaje bien el pezón en la boca del niño. Otras veces es necesario quitarle el chupete a los niños porque pueden acostumbrarse a practicar una succión que no es la adecuada y que no tengan la suficiente fuerza como para extraer la leche materna.

Aunque la mastitis se haya producido por una infección el bebé no tiene riesgo alguno y si no se hace podría facilitar el desarrollo de un absceso</p><p>Aunque la mastitis se haya producido por una infección el bebé no tiene riesgo alguno y si no se hace podría facilitar el desarrollo de un absceso

Tratar la mastitis

Atenta a los primeros síntomas. Tienes mastitis si tienes más de 38,5º de fiebre (es el mínimo para que se considere mastitis), notas que tu pecho tiene una zona especialmente dura y redondeada, que duele mucho y está roja. Por otro lado, la madre también se notará más débil de lo normal, hay veces en las que incluso puede costarle sostener en brazos al pequeño. Ante los primeros síntomas de mastitis deberás:

  • Vaciar los pechos aumentando la frecuencia de las tomas o si no es posible hacerlo de forma manual o con un sacaleches. Aunque la mastitis se haya producido por una infección el bebé no tiene riesgo alguno y si no se hace podría facilitar el desarrollo de un absceso.

  • Aplicar hielo en la mama. Rodea algunos cubitos de hielo en una toalla y aplícalo sobre la mama pero evitando la zona de la aureola. El frío es vasoconstrictor y antiinflamatorio por lo que impide que haya exceso de líquido circulando. No se debe aplicar nunca calor ya que estarás facilitando la reproducción de las bacterias en el caso de que se haya producido por una infección.

  • Cuando no hay mejoría a los dos días el médico suele recetar antibióticos que sean compatibles con la lactancia. En estos casos notaremos una rápida mejoría pero se tiene que seguir tomando la medicación hasta el final para asegurarnos de que se ha curado bien y que no volverá a aparecer en el futuro.

  • Reposo constante. Al menos durante 4 o 5 días es importante que la madre se apoye en la familia con el fin de que pueda descansar.

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