La fractura de cadera es uno de los problemas más comunes cuando llega la tercera edad. Por ejemplo, ¿sabías que aproximadamente el 3% de los ancianos ya han sufrido una rotura de cadera al llegar a los 80 años?
Aunque la palabra fractura suene a que hay más probabilidades de mejoría que otras enfermedades o cánceres, estamos ante un trastorno grave por todas las consecuencias que implica en el anciano. Es más, después de una fractura entre el 15%-50% de los ancianos habrán fallecido al año. Por eso no debemos tomárnoslo a broma y debemos reconsiderar todas las posibilidades de tratamiento para mejorar su calidad de vida.
Romper la cadera es frecuente a partir de los 70 años (mucho antes en las mujeres como consecuencia de la menopausia) la masa ósea de los huesos habrá llegado a su máximo y a partir de ahí se va perdiendo paulatinamente, se acentuará más si además se tiene osteoporosis, pues el hueso va perdiendo calcio hasta que presenta un aspecto poroso por dentro, por lo que se puede romper, siendo la rotura del hueso más probable.
Sin embargo, aunque la calidad del hueso es importante la causa principal de la rotura del hueso de la cadera son las caídas. Es frecuente que el anciano se caiga por trastornos en la marcha, mala visión, mareos, debilidad, bajadas de tensión, tropiezos en las aceras, bañeras, deslizamientos en superficies sin material antideslizantes.
¿Cómo saber si el anciano ha tenido una fractura del hueso de la cadera?
Si vemos que esa persona se ha caído debemos atenderla rápidamente (aunque haya sido una caída a baja altura o podamos percibir que sea leve.
Si está inconsciente: en estos casos es mejor no mover al anciano y mucho menos si vemos alguna deformidad, en esos casos la zona mostrará un aspecto como de acortamiento del hueso, también se mostrará rotada hacia afuera. Le colocaremos en la posición de seguridad apoyado en el lado izquierdo para facilitar la respiración y soltaremos la ropa que le esté apretando el cuerpo (corbatas, cinturones...). Finalmente llamaremos a emergencias. En el caso de que esté consciente nos quedaremos a su lado e intentaremos tranquilizarle mientras llegan los servicios de urgencias. Es mejor no intentar ergirlo por tu cuenta porque podrías hacerlo mal y empeorar la lesión en el caso de que la hubiese.
Los sintomas para saber si la persona mayor se ha podido romper la cadera son fáciles de ver: el anciano no podrá levantarse ni caminar, tendrá un dolor intenso si se le pide que mueva la zona afectada y veremos que la pierna del lado de la fractura está "acortada" y girada hacia un lado, con imposibilidad de poder colocarla en su sitio, ya sea porque no podemos mover la pierna o porque el dolor que genera el intento es tan fuerte que el anciano no lo permite. Una vez que acudan los servicios de urgencia a por él se deberá llevarlo al servicio asistencial para que un médico lo vea cuanto antes y lo diagnostique. Para comprobar que realmente se ha roto la cadera el médico le hará una radiografía.
¿La mejor solución es la operación?
Suele ser la más recomendada por los médicos a no ser que haya antecedentes y otras circunstancias que la desaconsejen. Sin embargo, no en todos los casos el anciano podrá volver a caminar, por eso, algunas personas son reacias a la operación porque consideran que los riesgos son mayores que los beneficios, si no pueden volver a caminar ¿para qué practicar una operación y exponerlo aún a más riesgos? Algunos de peligros de la operación son los riesgos de trombosis, anemia, confusión por estrés, infecciones de herida de la o respiratorias. Es una idea errónea porque incluso en aquellos casos en los que no se pueda garantizar la marcha el anciano mejorará si o si su calidad de vida.
-Disminuye el dolor. Aunque la operación no nos asegure que el encamado pueda caminar de nuevo si nos asegura el que al menos pueda beneficiarse de tener una posición erguida. Evitarán las llagas y úlceras consecuentes de estar siempre tumbado en la misma posición. También se evita el tener que usar la cuña.
-Prevención de enfermedades respiratorias. El simple hecho de operar la cadera hace que el anciano pueda sentarse y que no tenga que estar continuamente tumbado. Esto hace que pueda tener una buena postura para respirar y por tanto nos ahorramos el riesgo de que pueda sufrir neumonías y otras enfermedades respiratorias.
¿Cómo podemos prevenir una rotura de cadera?
¿Sabías que cerca de un tercio de las caídas en ancianos podían ser evitadas? A continuación os dejamos medidas que minimizan el riesgo.
1- Ejercicio físico moderado. Es muy recomendable caminar al menos 30 minutos al día para mantener los huesos y articulaciones sanos y que no pierdan movilidad.
2- Seguir una alimentación equilibrada y variada. La desnutrición en las personas mayores es común porque con la edad se pierde el apetito y muchas veces las recomendaciones dietéticas del médico hacen que su comida diaria sea menos apetecible, por lo tanto tienden a comer menos. A su vez, hay que asegurarse de que el anciano se hidrata bien durante el día, bebiendo aunque no tenga sed. Por último, los sumplementos de vitamina D pueden ayudar.
3- Usar un zapato cómodo y con suela antideslizante.
4-Protectores de cadera. Si la persona es propensa a las caídas son recomendables porque evitan que el adulto se pueda romper la cadera. Son aparatos que se colocan en las bragas o calzoncillos y disminuyen el impacto sobre la cadera en caso de caída, amortiguando el golpe.
5- Evitar riesgos. Para ello hay que planificar de antemano el recorrido que se va a realizar y las dificultades con las que se puede encontrar el anciano. Las alfombras sin fijar, los cables, los escalones, las rampas sin antideslizantes... En el baño deberemos colocar pasamanos, apoyos y asegurarnos de que hay buena iluminación.
6- Usar bastones u otros apoyos al caminar. Si el médico los recomienda se deben usar siempre.
7- Revisar posibles problemas visuales. No está de más acudir regularmente al oculista para comprobar si ha empeorado la visión y ponerle una solución si fuese necesario.
8- Tener especial cuidado con la medicación que se toma porque algunos pueden causar como efectos secundarios mareos o vértigos.