El primer síntoma de preocupación aparece cuando realizamos una autoexploración mamaria. Aunque muchas no sepan ni cómo se hace correctamente, sí que lo hacen todas las mujeres de forma inconsciente. Este es el primer paso para determinar si ha habido cambio o no en nuestro cuerpo; si ha aparecido algún bulto en nuestro pecho.
Primero está el examen visual, que se realiza delante de un espejo y se observa bien toda la parte delantera. Tras este, se da la exploración manual de ambos pechos y también de las axilas, por si se encuentran posibles bultos fuera del alcance de la vista.
Gracias a este examen personal y minucioso se consiguen detectar la mayoría de los casos de cáncer de mama. Aunque no todos los bultos son iguales y puede aparecer un tumor maligno o benigno. Eso ya dependerán de las pruebas concluyentes que se hagan a posteriori. Por lo tanto, si observamos a simple vista que hay algo diferente en nuestro pecho, consultaremos con nuestro médico de cabecera o ginecólogo para determinar si son necesarias más pruebas o no.
El primer síntoma
Antes que nada, cabe apuntar que la gran mayoría de las mujeres tienen bultos en el pecho , pero ni la mitad de todos ellos suponen algún riesgo para la salud, ya que no se tratan de tumores malignos, sino que son simples quistes que solo causan molestias. Estas protuberancias pueden crecer durante el periodo de ovulación y durante la menstruación.
Para que uno de los tumores o quistes lleguen a ser tratados como cáncer de mama, primero debemos tranquilizarnos si encontramos algún bulto extraño en nuestro pecho y analizarlo con calma. Porque puede que estemos dando falsas alarmas.
No es habitual que las mujeres jóvenes que comprenden entre 20 y 30 años alcancen la gravedad de cáncer de mama, aunque no es del todo imposible porque se han dado casos. Aun así, el factor clave sigue siendo el tema hereditario. Pero son aquellas que rozan la menopausia, entre los 45 y 60 años, o han tenido su primer hijo tras los 30 las que pueden llegar a padecer esta enfermedad. Por ello se recomienda una visita periódica al médico para realizar exámenes en el pecho a partir de cierta edad.
Visualización del bulto
La zona que se encuentra entre el pecho y la parte más cercana a la axila es donde pueden aparecer estos pequeños bultos, aunque recordemos que eso no depende de si es maligno o benigno. El tumor tiene otra serie de características que pueden pasar por un simple nódulo, bulto de grasa o un bulto sin importancia que desaparece con el tiempo. Aun así, es recomendable la opinión de un profesional para evitar posibles sustos.
Tipos
En el caso del quiste, el bulto con el que nos encontramos tiene una característica particular, ya que tiene una forma lisa y los bordes de este son definidos. Durante la época de la maternidad, este tipo de tumores puede aparecer con frecuencia debido a la leche, más conocidos como quiste lechoso, y que desaparece una vez se deja de dar el pecho al bebé.
Por lo que respecta al fibroedenoma, que un bulto benigno con una tipología más bien fibrosa ?de ahí su nombre representativo-, suele formarse en mujeres menores de 35 años. Se recomienda su eliminación, pero no suponen ningún riesgo para la salud de la mujer ya que no son tumores malignos, sino que pueden llegar a resultar incómodos.
Otro tipo de bulto, aunque menos conocido, es el llamado tumor filoide. Este es parecido al anterior, incluso se puede llegar a confundir, pero no son iguales. Mientras que el otro se encuentra con mayor facilidad en mujeres más jóvenes, este puede aparecer a partir de los 40 años y crecen de manera muy rápida, pudiendo llegar a formar heridas abiertas en la piel o úlceras en la mama. Son casos aislados, pero aun así se recomienda su eliminación.
Cambios hormonales
La peor época para encontrarse frente a un bulto en el pecho es durante la menopausia. En esta época, los cambios hormonales de la mujer son mayores que en otras etapas de la vida, por eso el cuerpo tiende a producir diferentes modificaciones que alteran nuestro estado físico y psíquico. Es aquí cuando, lo que parece un tumor benigno puede convertirse en cáncer de mama.
Para saber la diferencia a simple vista de cuando se trata de un tumos maligno o benigno es a través de una serie de trucos a la hora de palpar el pecho. Por eso necesitamos total concentración y paciencia a la hora de hacernos la autoexploración. Las revisiones que nos hagamos a nosotras mismas también deben tener una periodicidad concreta: en jóvenes cada vez que tras la menstruación notemos algún cambio o para comprobar que la hinchazón del pecho se ha ido, y el mismo día de cada mes cuando hayamos pasado por la menopausia.
Si cuando palpamos el pecho notamos que el bulto que tenemos es de consistencia dura, no se mueve al tacto sino que se queda inmóvil, tiene los bordes irregulares y notamos que la piel de alrededor es diferente, puede que nos encontremos ante un tumor maligno que podría tratarse de cáncer.
Pero, si por el contrario, el bulto que nos ha aparecido tiene forma como de un cacahuete, los bordes son lisos y se mueve acompañando al gesto de nuestro dedo cuando le presionamos, lo más seguro es que se trate de un pequeño quiste benigno.
Consulta a tu médico
Aun así, se trate del bulto que se trate, es recomendable hacer revisiones periódicas del pecho. Y en casos como este, podemos resolver nuestras dudas a través de pruebas como mamografías, ecografías, punción o biopsia. Los resultados determinarán ante que posible problema nos enfrentamos.
Todo este dilema se resuelve con un fácil examen, primero con nosotras mismas y después consultando a nuestro médico de cabecera o ginecólogo, por si nos hubiera quedado alguna duda. Aun así, determinar si el tumor es maligno o benigno es solo cuestión de tiempo y paciencia. No hay por qué alarmarse antes de tiempo.