Seguir una dieta sana y equilibrada es esencial para tener una salud fuerte, pero no todos tenemos las mismas necesidades alimenticias. Cada cuerpo es diferente y lo que busca cada persona puede variar: es por eso que realizar una dieta personalizada puede resultar de gran ayuda a aquellos que quieren mejorar su nutrición.
¿Qué es una dieta personalizada?
Está comprobado que no todos los cuerpos responden de la misma forma a una misma dieta; algunos pueden adelgazar, otros no notar ningún cambio e incluso en algunos cuerpos se puede crear el efecto contrario y engordar. La respuesta se debe a que cada cuerpo actúa de una manera por diferentes motivos : el metabolismo, el tipo de cuerpo, las bacterias del intestino o las circunstancias externas de cada uno como la contaminación del ambiente o el estrés afectan todos al bienestar del organismo.
Todas estas cosas y algunas más, como si se sufre alguna enfermedad o condición, la cantidad de peso que se quiera ganar o perder y donde y los hábitos alimenticios de cada uno, es lo que tendrá que tener en cuenta el nutricionista a la hora de realizar una dieta personalizada al cliente.
¿Cómo realizar tu propia dieta personalizada?
Cabe la posibilidad de que no podamos o no veamos necesario ir a un nutricionista. Si este es tu caso puedes realizar tú misma una dieta personalizada, aunque debes saber que generalmente no será tan efectiva o estará tan controlada como si te pusieras en manos de un especialista.
Si has decidido hacerla desde casa tienes que seguir unos pasos para asegurarte de que lo estás haciendo bien.
1. Lo primero que habrá que hacer es determinar la cantidad de calorías que necesitas ingerir diariamente. Para ello, utilizaremos una calculadora que nos dirá nuestra tasa metabólica basal, es decir, un cálculo en el que basándose en nuestro peso, altura, sexo, edad y estilo de vida (sedentario o activo) averigua cuántas calorías deberíamos comer al día. Buscando en internet encontraremos fácilmente uno.
Como hemos indicado el estilo de vida que llevemos será muy importante para determinar el número de calorías. Cuanto más sedentarios seamos el número de calorías que podremos ingerir sin engordar será más pequeño. Si somos personas muy activas deberemos comer alimentos con más calorías para no quemar las que tenemos durante el ejercicio.
2. Una dieta saludable deberá de incluir alimentos de todo tipo. Para orientarte puedes seguir la pirámide alimenticia, en la que aparece la comida de menor a mayor importancia para el organismo. En la base de la pirámide encontramos uno de los nutrientes esenciales: los carbohidratos. El pan, el arroz, los cereales o las patatas aportan energía y refuerzan el sistema inmunitario. Todos conocemos las propiedades beneficiosas de las frutas y las verduras: no sólo nos aportan vitaminas, también contienen fibra, potasio y antioxidantes. Lo mejor es comer dos piezas de cada una al día. No olvides comer también alimentos ricos en proteínas como la carne, los huevos o el pescado y aquellos que contengan calcio como la leche, el queso o el yogur.
3. Elabora tu propio menú siguiendo estos consejos y teniendo en cuenta las calorías que debes ingerir al día según el resultado de la calculadora. Suma las calorías de las cinco comidas al día que deberías hacer: el desayuno debería de ocupar el 30% de las calorías diarias, ya que como sabemos nos ayudará a empezar el día con fuerza y energía. La comida debería de ser el 40%, porque nos ayuda a continuar la jornada debidamente y la cena ocuparía el 20%. El almuerzo y la merienda pueden ser ligeros.
4. Escribe un diario detallando qué es lo que comes diariamente. Establece tu objetivo, ya sea adelgazar, engordar, comer más sano... en definitiva, lo que te motiva para seguir la dieta. Anota también el ejercicio que haces y cómo lo haces. Revisa tu progreso y sé consciente del avance que estás haciendo poco a poco. También puede ayudarte indicar tu peso y medidas para que la diferencia sea más palpable, pero procura no obsesionarte.
Recuerda que para seguir una dieta necesitarás fuerza de voluntad. Por ello necesitas ser tu mejor amiga y facilitarte el proceso todo lo que puedas. Mantener una alimentación personalizada no significa que tengas que comer algo que detestes: combina tus platos preferidos con nutrientes que aunque no te vuelvan loca sabes que los necesitas. Convierte el proceso de cocinar en algo divertido y prémiate con un capricho de vez en cuando, porque te lo mereces.