El calentamiento global es un fenómeno que afecta al planeta entero, y esto no excluye a los seres humanos. Se produce el calentamiento porque los gases que se emiten debido a las industrias provocan el llamado 'efecto invernadero'. Esto quiere decir que los gases que se acumulan en la atmósfera dejan pasar los rayos del sol y retienen el calor. Cuantos más gases emitimos más calor se retiene, y esto provoca los problemas ambientales que nos afectan como el deshielo de los glaciares polares, la desertización e intensas olas de calor como las que estamos sufriendo de forma más intensa cada año que pasa. Estas olas de calor no solo afectan a nuestro cuerpo, sino que emocionalmente también nos influyen, generalmente de manera negativa.
Las altas temperaturas animan a las personas con depresión
El trastorno afectivo estacional (TAE) es una realidad e influye a muchas personas especialmente durante el tránsito de las estaciones del año. Normalmente una persona puede sentir síntomas con la llegada del invierno o la primavera, pero también puede ocurrir durante el verano.
Está demostrado que la influencia del clima tiene más impacto sobre las personas con una personalidad de tendencia depresiva. Las altas temperaturas animan a las personas con un bajo estado de ánimo de la misma manera que el viento o un tiempo nuboso les hace sentir lo contrario, mucho más deprimidos. Esto puede estar debido a que durante la primavera y el verano aumentan las actividades sociales y los días son más largos y luminosos.
¿El calor saca lo peor de nosotros mismos?
Es posible. Hay estudios que relacionan las agresiones físicas entre los seres humanos y las altas temperaturas (Hsiang et al. (2013). La violencia se acentúa durante los días más calurosos. En su estudio se ve reflejado que cuando las temperaturas suben, los conflictos intergrupales tienden a incrementarse un 14%. Los científicos también apreciaron que la violencia interpersonal, donde se encuentra la violencia doméstica, se eleva un 4%. Vieron que los efectos de las altas temperaturas y las épocas con lluvias constantes provocan cambios afectivos en las personas muy parecidos.
Otros estudios comprueban que hay una tendencia en ambos hemisferios que puede resultar alarmante. Se trata del índice de suicidios. Está comprobado que cuando llega la primavera y las temperaturas comienzan a ascender como señal del renacimiento de la naturaleza, lo que para muchos se convierte en una época de esperanza para otros se convierte en una cuesta imposible de subir. Este índice de suicidios aumenta en los meses de calor, desde finales de la primavera hasta mediados del verano, deteniéndose a partir del otoño con el letargo invernal.
Este incremento de suicidios parece crecer más entre agricultores, ganaderos y trabajadores de fábricas, donde más sufren las altas temperaturas, y en países en vías de desarrollo con un gran número de trabajadores agrícolas.
Este aumento de la violencia, ya sea entre grupos, entre personas, o contra uno mismo, puede estar debido a que el incremento de las actividades y de las interacciones sociales tras los tranquilos meses de invierno provocan estrés y agitación en las personas, que se traduce en un aumento de la irritabilidad, de trastornos del sueño o ansiedad.
El clima extremo también saca lo mejor de nosotros mismos
Durante épocas en las que el clima es extremo, se produce en nosotros un aumento de la empatía. Ya sea por frío o por calor, por catástrofes naturales o por cualquier otro motivo, cuando llegamos a un límite en nuestro entorno, tenemos tendencia a ayudar a aquellos que consideramos más vulnerables.
Cuando hace mucho calor, nos preocupamos por personas en riesgo de sufrir problemas de salud debido a las altas temperaturas. También, al igual que en invierno, aumenta la preocupación por las personas y animales sin hogar, intentando abastecerles de lo básico, aunque sea un poco de agua fresca.
Muchas personas, durante los meses veraniegos aprovechan sus vacaciones haciendo voluntariados con sectores sociales de riesgo. Ya sea con Cruz Roja atendiendo a las personas que más lo necesitan, con protectoras de animales o manteniendo nuestros parajes naturales limpios para evitar incendios, se tiene la necesidad de contribuir en la sociedad intentando protegerla de los efectos del calor.
La "personalidad climática"
La "personalidad climática" es una forma de llamar a tus preferencias ambientales. Hay personas que no soportan el calor, y otras que no soportan el frío, también hay otras que no pueden estar en lugares muy lluviosos o ventosos, etc. Estas preferencias marcan tu personalidad en relación con la climatología.
Sufrir el tiempo que no va acorde con nuestra personalidad nos provoca estrés y ansiedad. Pero esto no depende de cambiemos nuestra ubicación ya que, por ejemplo, podemos haber nacido, crecido y continuar viviendo en una zona geográfica donde las altas temperaturas son normales y por nuestra personalidad no poder soportarlas, aunque seamos oriundos de ese lugar. Esto nos afecta emocionalmente, y es una situación que repetiremos cada año, lo que puede incrementar nuestro estrés.
El clima no tiene que afectar a tu estado de ánimo
Como se ha visto, lo más común durante los meses de calor es el aumento del estrés y la irritabilidad en muchas personas debido a las altas temperaturas. En cambio, para otras personas supone un aumento de su empatía que le obliga a contribuir de forma positiva en su entorno. Ambos efectos se aprecian más en esta época, pero no hay que olvidar que son un reflejo de lo que somos en realidad.
Estos cambios afectan a un porcentaje de la población, pero no a todas las personas. Normalmente, nos adaptamos a los cambios climáticos sin mayor problema y esto debería de ser la tónica normal para todos. Por tanto, si piensas que el calor te afecta negativamente, está en tu mano evaluar por qué te altera de esa manera y si hay algún motivo para que te afecte y así poder encontrar una solución o al menos combatir este estado negativo.
Gracias a la precisión de la meteorología, podemos anticiparnos a las temperaturas adversas, así que, si sabemos que se acerca una ola de calor, hagamos planes refrescantes para que no nos afecte negativamente. Siempre que sea posible cambiar nuestra agenda en días de mucho calor, intentemos mejorar nuestro humor para esas jornadas, yendo a la playa, a la piscina, o a algún lugar climatizado. Si no es posible por trabajo, entonces habrá que pensar en cambios que nos permitan mejorar nuestra situación en estos días.
Parece indudable que el clima tiene un gran impacto en el humor de muchas personas, pero esto es dependiente de otros factores. El impacto del tiempo atmosférico probablemente va a ser más grande en los rincones del planeta que no estén acostumbrados a esos cambios. Por ejemplo, a un gallego le afectarán más 45ºC que a un andaluz porque tradicionalmente, Galicia es un lugar con un clima húmedo y fresco, en cambio en Andalucía están más habituados a las altas temperaturas. Pero dependerá también de tu "personalidad climática".