La adicción a la comida es una realidad para muchas personas hoy en día. No es en sí la comida la que crea adicción como otras sustancias adictivas (alcohol, heroína, cocaína, tabaco, etc) si no la propia conducta de comer. Por eso, es mejor hablar de una conducta adictiva, que al igual que muchas otras, es incontrolable para quien la sufre. Otras conductas adictivas son la adicción a las TICs (o nuevas tecnologías), los videojuegos, Internet, al juego, etc.
En este sentido, al comer ciertos alimentos (normalmente los que son ricos en grasas y azúcares) se segrega en nuestros circuitos cerebrales relacionados con la recompensa un neurotransmisor llamado dopamina, que hace que sintamos cierto placer. Suelen ocurrir con alimentos poco sanos porque son los que más varían esos cambios de azúcar en sangre y la segregación de esta sustancia es en mayor proporción, por eso, es raro ver a alguien adicto a la lechuga pero no al chocolate, por ejemplo.
Las personas con adicción a la comida normalmente tienen baja autoestima y síntomas depresivos, debido a que en la mayoría de los casos tienen una imagen corporal no satisfactoria para ellos, aunque no hay que confundirlo con tener sobrepeso, muchos están en su peso normal o incluso por debajo, simplemente hay algo que no les gusta, sea imaginado o real.
De todos modos, lo importante es que independientemente del motivo o las causas que han llevado a la adicción a la comida que tiene la persona todos los psicólogos y médicos estarán de acuerdo en que hay que pararla. Por eso a continuación te dejamos unos consejos para que este proceso te sea más llevadero.
1- Reconoce que tienes un problema y pide ayuda
Solo no vas a poder resolver tu adicción a la comida , tienes que asumirlo cuanto antes mejor. ¿Conoces a algún adicto que haya podido salir solo de una adicción sin ningún tipo de ayuda? Si crees que así es hazte de nuevo la pregunta.
Escribe un diario donde anotes que tipo de alimentos y en cuanta cantidad los comes en cada comida. Después de que hayan pasado varios días haz una lista con todas las consecuencias negativas que eso ha producido solo en esos días. Por ejemplo, ¿ha hecho la comida que te enfadases con un familiar o con un amigo? ¿y qué faltases a clase o al trabajo?
Una vez que veas que hay un problema que realmente está afectando a tu vida cotidiana acude a un psicólogo que pueda llevar tu caso. Hay muchas corrientes psicológicas que pueden ayudarte pero la más recomendable es la cognitiva-conductual. Te hará reflexionar sobre como tus pensamientos influyen en la manera de comportarte y viceversa, un psicólogo que adherido a esta corriente ayudará a cambiar tu comportamiento y entendimiento de la comida para que en definitiva cambies tu también.
Finalmente, respecto a este punto, puede ser conveniente que también acudas a un psiquiatra y un médico. El primero porque puedes necesitar medicación los primeros meses para aguantar la ansiedad dependiendo de si existe algún otro trastorno psicológico asociado y otros síntomas que tengas. El segundo porque podrías tener problemas físicos desencadenantes del trastorno que haya que mirar más detalladamente.
2- No cuestiones las pautas que tu nutricionista y psicólogo te proporcionen
-Lo mejor es que sigas una dieta que un nutricionista te diseñe una vez que has reconocido tu problema. Debes seguir estrictamente esa dieta y nunca saltarte ninguna comida. La idea es que nunca llegues a la siguiente comida con demasiada hambre. Por ejemplo, recuerda que hacer un buen desayuno es una de las pautas más importantes para mantenerte con energía todo el día y evitar picar entre horas.
- Sigue unas determinadas normas durante las comidas. Normas que dicen que nunca debes comer solo, a escondidas (siempre acompañado), que debes masticar cada bocado un determinado número de veces y comer despacio y sin ansiedad para que a tu estómago le de tiempo a saciarse, beber mucho agua durante el día, no picar entre horas, comer la comida suficiente para no quedarte con hambre pero tampoco totalmente lleno...
-La prioridad es superar la adicción a la comida : recuerda que no se busca adelgazar si no superar una adicción. Una vez que hayas aprendido a relacionarte de una manera sana con la comida (no obsesionarte con ella, no comer como consecuencia de estados emocionales negativos, etc) tú psicólogo y nutricionista ya podrán valorar si necesitas cambiar de dieta.
-Come solo los alimentos que te permita el nutricionista o psicólogo, que por lo general serán aquellos que fomenten el tener un cuerpo física y mentalmente sano. Sin embargo, durante la terapia habrá veces que tendrás que tomar algunos de los alimentos que antes te desencadenaban ataques con el fin de hacerte ver que no es la comida la que te controla a ti si no que eres tú quien controla la comida. Sin embargo, estas sesiones estarán siempre controladas por el psicólogo y nunca debes hacerlas por libre.
3-Evita los alimentos que te llevan a recaer. Antes decíamos que los alimentos ricos en grasas y azúcares son los que despiertan los ataques de voracidad. Por eso, deberás evitarlos los primeros meses y seguramente será algo que tendrás que controlar el resto de tu vida. Al igual que un alcohólico no puede beber, un adicto a la comida no debería probar jamás aquellos alimentos que podrían hacerle recaer o al menos esperar a tomarlos de forma muy controlada una vez superada la adicción y nunca en solitario. Para ello deshazte de toda la comida rápida y bollería industrial, tampoco los compres. Muchos adictos ponen excusas para tenerlos en casa, por ejemplo los alcohólicos suelen pensar "¿qué les ofreceré a mis visitas si no tengo alcohol?", lo mismo que los adictos a la comida, en este caso puedes contestar "les ofreceré fruta fresca junto con el té o el café". Seguro que lo comprenderán perfectamente. Tener comida basura en casa solo hará que sea más probable que recaigas en el futuro.
4-No te castigues si recaes. En el caso de que tengas una recaída no te obsesiones con que has fracasado, eso solo hará que te sientas peor y aumentarán las posibilidades de fallo. Por el contrario, analiza tu comportamiento y emociones. ¿Qué ocurrió justo antes de atracarte? ¿tuviste una pelea con alguien? ¿te encontrabas mal? ¿te aburrías? ¿Realmente tenías hambre o solo antojo? ¿Qué pensabas mientras comías? ¿Cómo te sentiste después? Reflexionar sobre ello ayudará a que te comprendas mejor a ti mismo y entiendas cuales son las causas desencadenantes.