El trastorno bipolar o depresión maniaca-depresiva, es aquella en que la persona experimenta cambios en su estado de ánimo de forma cíclica, de forma que puede pasar de un estado bajo (fase de depresión/disforia) a un tono elevado (fase de manía). Lejos de la creencia, el cambio que experimentan es gradual, de forma que pueden estar varios días bajo un estado u otro.
Cuando están en una fase de transición siguen teniendo diferencias en el estado de ánimo pero las diferencias no son tan extremas, son los estados de distimia e hipomanía. En ellos la persona tiene un tono marcado de ánimo pero sus conductas no llegan a ser patológicas para ellos mismos o los demás. Sin embargo, estas fases no suelen durar mucho, sobre todo si no se toma medicación ni se sigue tratamiento.
Convivir con una persona con trastorno bipolar
1-Los familiares deben aprender a diferenciar entre las dos fases
Fase maniaca
La persona experimenta una exaltación de la conducta motora, un pensamiento rápido pero a menudo desconexo y una euforia continua. En esta fase las personas son más desinhibidas y es frecuente la hipersexualidad, impulsividad, agresividad e irascibilidad, gran energía (parece que no se cansa nunca y apenas duermen) y toma decisiones a la ligera. Respecto a su pensamiento, en estas fases son capaces de pensar más rápido y si la persona es inteligente hay una mejora de rendimiento intelectual, aunque por lo normal quienes están en este episodio a pesar de pensar deprisa sus ideas están desconectadas y son confusas.
También pueden tener ideas delirantes de grandeza, lo cual es peligroso para su integridad, por ejemplo pueden creer que nadie ni nadie les puede hacer daño, que tienen una suerte extraordinaria, que no hay nada que pueda salirles mal, etc. Esta fase es peligrosa porque la persona se vuelve irresponsable y hace cosas de las que después puede arrepentirse: apostar dinero, promiscuidad sexual, peleas, delitos, drogas, etc.
Fase depresiva
Es esta fase la persona experimenta todo lo contrario que en la anterior. Hay un bajón evidente. La persona se vuelve apática y triste, a veces pueden estar largos periodos en fase de estupor e incluso catatonia. Puede aumentar también la hiperinsomnia, es decir, se pasan mucho tiempo en la cama, no se sienten con fuerzas para nada. Normalmente en esta fase dejan de comer aunque hay otros que experimentan un creciente apetito.
Erróneamente se cree que en esta fase hay más riesgo de suicidio, pero no es cierto porque cuando uno experimenta este estado no se tiene fuerzas para nada, sin embargo, cuando empieza a haber mejorías y la persona "recupera algo de fuerzas" pero sigue con un tono bajo es cuando más probabilidades hay de que se haga tal conducta.
2- Calma ante el diagnóstico
Antes de descubrir que un familiar tiene un trastorno bipolar la familia cree que ha perdido la cabeza, al principio no se explican ese cambio de comportamiento y creen que es debido a un consumo puntual de drogas, sin embargo, no es así, no es responsable de su situación. La mejor forma de ayudar es informándose y convencer a la persona de que colabore y que acuda al tratamiento.
Seguramente, una vez diagnosticado le prescriban un tratamiento farmacológico para controlar los saltos de una fase a otra, también psicológico para aprender a gestionar sus emociones y comportamiento. Si se sigue el tratamiento el paciente acabará mejorando con el tiempo, sin embargo, incluso cuando se encuentre bien hay que insistir que se siga tomando la medicación, es típico que la persona deje de tomar la medicación pensando que ya no la necesitará y que recaiga de nuevo en el futuro.
3- Evitar la culpa
El trastorno bipolar tiene una parte que es genética y otra ambiental, por lo tanto los familiares tienen que verlo como una interacción de factores y no como el producto directo del ambiente o de los genes. No deben pensar que han podido contribuir a este problema.
4- Llevar una vida ordenada
Dentro de lo posible los que conviven con un trastorno bipolar deben intentar que los afectados no se estresen, reducir en la medida de lo posible las situaciones ansiosas. Para ello, la persona debe tener una vida que esté regulada con horarios y desarrollar una vida familiar, social y laboral normalizada dentro de lo posible con sus circunstancias. Tiene que haber un equilibrio entre el trabajo y el ocio, evitando cualquier "extra" de estrés gratuito.
Así mismo, los familiares deberían vigilar las compañías que frecuenta el afectado porque quizá sea necesario alejar a la persona de según que ambientes y qué personas, con el fin de procurarle una vida tranquila, lejos de excitantes que puedan provocarle recaídas. El exceso de alcohol y tener horarios irregulares puede desencadenar una recaída. El descanso es primordial.
5- Seguir un estilo de vida sano
Se debe intentar convencer a la persona de que siga un estilo de vida saludable, siempre evitando los reproches y acusaciones sobre su estilo de vida actual. Seguir un horario, descansar un mínimo de 8 horas al día y seguir una dieta sana son tres puntos clave que deben seguirse a diario. Por otro lado, el deporte es optativo pero muy recomendable porque se ha comprobado que potencia los efectos de la medicación y equilibra el estado de ánimo.
6- No agobiar
Es importante que haya un control de la persona pero se deben evitar los agobios y presiones. Por ejemplo, se tiene que supervisar que se sigue la medicación pero tampoco hay que desconfiar y estar continuamente encima. En este trastorno la medicación es necesaria pero hay que dar un voto de confianza a la persona y hacerle ver que al menos es capaz de controlar lo que se toma.
7- A veces es necesario el ingreso
Desgraciadamente cuando los síntomas en la fase maniaca son potentes es necesario ingresar durante unos días al paciente para evitar que haga alguna locura, por ejemplo, casarse con alguien a quien acaba de conocer, regalar sus pertenencias, malgastar el dinero comprando cosas innecesarias, viajar sin control, apostar... El internamiento puede ser necesario a pesar de que el paciente no esté de acuerdo. Esto puede generar gran culpabilidad a la familia pero debe de recordar que se hace siempre por el bien de la persona y para evitar daños mayores.