La preocupación puede ser beneficioso tanto para tu cuerpo como para tu mente. Si bien es cierto que una preocupación desmedida puede acabar en una obsesión e incluso en casos más extremos en obsesiones... Lo que no se puede negar es que la preocupación bien gestionada te puede ayudar a vivir mejor y a encontrar soluciones a aspectos que realmente te preocupan.
Las preocupaciones no tienen que ser destructivas
Las preocupaciones no tienen que ser siempre destructivas o inútiles. La preocupación tiene ventajas para tu salud como por ejemplo la motivación por conseguir mejores resultados en tu vida, algo que sin duda puede actuar como un amortiguador emocional.
La preocupación para muchas personas puede llevarles a acontecimientos y comportamientos desagradables. La preocupación se asocia normalmente a los siguientes casos:
- La recuperación de sucesos traumáticos
- La planificación a
- Recuperación de la depresión o de tristeza
- Planificación para el futuro
- Prevención de enfermedades o la mejora de la salud
Además, las personas que suelen preocuparse más de forma saludable pueden funcionar mejor en la vida, en sus estudios o en su carrera profesional. La preocupación puede estar asociada a acontecimientos estresantes y por tanto, con un buen control y una buena gestión emocional te ayudará a tener éxito en tu resolución de problemas.
La preocupación como un motivador
Tanto hombres como mujeres pueden preocuparse por los acontecimientos de la vida. El poder motivacional de la preocupación también se ha relacionado con un comportamiento preventivo de la salud, y las personas que más se preocupan se informan más sobre aspectos de la salud y se hacen más pruebas para mantenerse saludables.
Por ejemplo, las personas que se preocupan por el cáncer de piel se pondrán más protector solar o las personas que se preocupan por las altas tasas de cáncer en el país, se hacen mamografías (sobre todo mujeres) para poder detectar con antelación posibles problemas de salud y tratarlos a tiempo.
La preocupación está relacionado directamente con un comportamiento preventivo. Si eres de las personas que te preocupan y que además, sabes gestionar tus niveles de estrés para que sea productivo en lugar de destructivo, entonces podrás encontrar soluciones incluso antes de que se produzcan los problemas, algo que te ayudará a vivir con calma. Eso sí, es importante no obsesionarse con problemas que aún no han sucedido o que no se sabe si pueden suceder porque entonces estarás gastando energía sinsentido.
Preocuparse demasiado como preocuparse demasiado poco puede interferir en la motivación, la cantidad correcta de preocupación es la que motiva sin que te sientas abatido/a o paralizado/a ante una circunstancia concreta.
Incluso en circunstancias en que los esfuerzos para prevenir resultados no deseados son inútiles, la preocupación puede motivar a los esfuerzos proactivos para ensamblar un conjunto prefabricado de respuestas en el caso de malas noticias. En este caso, vale la pena preocuparse para tener pensando un 'plan B' e caso de que sea necesario.
Preocuparse es bueno para tu salud emocional
La preocupación también puede beneficiar a un estado emocional, al servir como un punto de referencia emocional. En comparación con el estado de preocupación, cualquier otra sensación es placentera por lo que también podrás experimentarla.
Pero llegar a niveles extremos de preocupación es perjudicial para la salud de cualquier persona y pueden afectarte negativamente en caso de que te ocurra. Una preocupación excesiva puede llegar a convertirse en un trastorno y que afecte a tu calidad de vida. Es necesario que si te sientes demasiado preocupado/a por las cosas que te ocurren en la vida, acudas a un profesional de la salud mental para que te ayude a reorganizar tus pensamientos y a que puedas priorizar lo que es realmente importante y descartar de tu mente aquello que solo te causa malestar.