La tiroides es una glándula que está situada en la parte anterior y superior de la tráquea. Está formada por dos lóbulos, a ambos lados de la tráquea, que están unidos por el istmo. Esta glándula se encarga fundamentalmente de segregar hormonas, que regulan e influyen en el metabolismo del cuerpo y en el crecimiento. Pesa entre 15 y 30 gramos en un adulto, pero puede llegar a pesar 1kg, es lo que llamamos bocio, es decir, cuando la tiroides aumenta de tamaño. En casos extremos, se puede llegar a sufrir cáncer de tiroides.
Entre todas las hormonas que produce la tiroides, la más importante es la tiroxina, para cuya producción es esencial el yodo, y tiene fundamentalmente dos funciones. La primera, tiene que ver con el crecimiento, hace que los tejidos se desarrollen en las formas y proporciones adecuadas, es decir, a medida que van creciendo los tejidos, ayuda a que vayan cogiendo su forma apropiada. La segunda está relacionada con el control de la producción de energía en el cuerpo, ayuda a mantener el metabolismo a nivel normal.
Hipotiroidismo
Uno de los trastornos de la tiroides es el hipotiroidismo. Se caracteriza por una disminución de la actividad funcional de la glándula tiroides, lo que conlleva a que se produzca una menor cantidad de hormonas de lo normal (como la tiroxina, mencionada anteriormente). Las mujeres y las personas mayores de 50 años tienen más posibilidades de sufrir hipotiroidismo.
Una de las causas más comunes del hipotiroidismo es la tiroiditis, conocida también como la enfermedad de Hashimoto. Se trata de una inflamación de la glándula tiroides por una reacción del sistema inmunitario contra esta. Por tanto, la inflamación daña las células de la glándula, provocando una alteración en la producción de hormonas. También se puede adquirir hipotiroidismo heredado de manera congénita.
Hay algunos factores que pueden elevar el riesgo de sufrir hipotiroidismo. Por ejemplo, la edad. Ser mayor de 50 años hace más probable sufrir este trastorno. También supone mayor riesgo que algún familiar lo haya sufrido, ya hemos señalado que se puede heredar. Si te has sometido a alguna radiación en el cuello o cabeza, puede aumentar el riesgo. También lo aumenta una dieta baja en yodo.
El hipotiroidismo más habitual es el aumento del tamaño de la glándula, lo que se conoce como bocio (anteriormente mencionado). Este es conocido como hipotiroidismo primario. Sin embargo, cuando la glándula no presenta ningún problema, pero la hipófisis no produce la hormona estimuladora de tiroides y por tanto, la glándula no produce las hormonas, se conoce como hipotiroidismo secundario. Por último, hay un hipotiroidismo terciario. En este caso, es el hipotálamo el que se ve afectado y no produce una hormona conocida como tirotropina, por lo que hace que todo el conjunto se vea afectado.
El diagnóstico, básicamente consiste en hacer análisis de sangre para controlar el nivel de la hormona estimuladora de tiroides, llamada THS, y de tiroxina. Con un examen físico por parte del médico, también se puede comprobar que la tiroides está afectada en su tamaño.
En cuanto a los síntomas, encontramos unos cuantos principales:
- Fatiga, somnolencia, sentirse agotado.
- Dolor de los músculos y las articulaciones.
- Aumento de la sensación de tristeza o depresión.
- Aumento de peso independientemente de la comida y la cantidad.
- Se debilitan las uñas, pelo y piel.
- Se hinchan las manos, pies o el rostro.
- Estreñimiento y heces duras.
Tratamiento del hipotiroidismo
El tratamiento consiste en reponer al hormona que la glándula tiroides no es capaz de producir. Cada tratamiento dependerá de la gravedad de cada paciente. Por normal general, se soluciona tomando un medicamento que es de por vida. El más común es levotiroxina y la dosis de la pastilla también variará dependiendo del diagnóstico de cada uno. Para controlar el nivel de hormonas, el paciente deberá hacerse revisiones (análisis), cada dos o tres meses.
Por tanto, hay que seguir una serie de recomendaciones a la hora de tomar la pastilla:
- Siempre tomar la dosis suministrada por el médico.
- Hay que tomarse la pastilla todos los días, no abandonar el tratamiento.
- Hay que tomar el medicamento en ayunas, es decir, antes de ingerir comida. Se recomienda media hora o una hora antes del desayuno.
- No hay que tomarla con leche de soja o café.
- Se debe esperar al menos cuatro horas antes de ingerir alimentos que contengan soja, suplementos de calcio y hierro o medicamentos antiácidos que contengan hidóxido de aluminio o hidróxido de magnesio, sucralfato o medicamentos como colestiramina o colestipol.
Es importante seguir estas recomendaciones para que los niveles hormonales cuando se hagan los análisis no se vean afectados y el control sea optimo y veraz.
Hipertiroidismo
Este sería el caso contrario al anterior. Es decir, cuando se sufre hipertiroidismo, la glándula tiroides está produciendo demasiada cantidad de hormonas tiroideas. Por tanto, el metabolismo del cuerpo se ve afectado de manera acelerada.
La causa más frecuente de hipertiroidismo es la enfermedad de Graves. Esta se trata de un trastorno autoinmunitario, es decir, una afección que ocurre cuando el sistema de defensas ataca por error el tejido sano. La tiroiditis, o inflamación de la glándula tiroidea, también es una causa, al igual que tomar demasiada hormona tiroidea.
Para detectar el hipertiroidismo se lleva a cabo la misma prueba que en el caso anterior, unos análisis de sangre para controlar las hormonas. Con un examen físico se puede controlar también si hay hinchazón alrededor de los ojos (ojos saltones), si hay agrandamiento de la tiroides, aumento de la frecuencia cardiaca o temblores.
En cuanto a los síntomas, son casi contrarios a los del hipotiroidismo:
- Hay una falta de concentración, se tiende a la hiperactividad.
- Hay nerviosismo, con temblores en manos.
- Una frecuencia cardiaca muy acelerada
- Pérdida de peso, igual que en el caso anterior, independientemente de la dieta.
- Pérdida de sueño, inquietud.
- Deposiciones frecuentes.
Tratamiento de hipertiroidismo
Como en el caso anterior, depende de la gravedad del paciente, pero generalmente hay tres métodos: medicación, yodo radiactivo y cirugía.
En el caso de los medicamentos antitiroideos, como en el caso anterior, consiste en ingerir pastillas. Las más comunes son metimazol o propiltiouracilo. Estos fármacos ayudan a impedir la formación de las hormonas y controlan el nivel adecuado de ellas. Al igual que con el hipotiroidismo, hay que realizar revisiones cada dos meses o tres para mantener controlado el nivel.
En el segundo caso, el yodo radiactivo, se suele administrar por vía oral. Con él, la glándula se encoge y desaparecen los síntomas con el paso de los meses. El inconveniente es que puede favorecer la aparición del hipotiroidismo.
Si con estos tratamientos o desaparecen los síntomas de hipertiroidismo, habría que recurrir a la cirugía. El tratamiento quirúrgico consiste básicamente en quitar una parte de la glándula tiroidea para que así, al quedarse más pequeña, pueda producir menos cantidad de hormonas.