Ya sea mientras cocinamos nosotros, o porque detectamos que la comida que tenemos delante de nosotros esta "sosa", hacemos uso de la sal diariamente para potenciar las sales ya naturales de muchos de los alimentos, ensalzando así su sabor. Por desgracia, los hábitos alimenticios adquiridos en España a través de la dieta mediterránea ha hecho que el consumo del sodio -o sal común- se eleve hasta niveles que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se consideran excesivos. Así, mientras se recomienda un consumo inferior a los 5 gramos, hemos llegado a casi duplicarla a los 9'8 gramos, el equivalente a dos cucharitas de café.
La sal, esencial para la vida, en su justa medida
Y es que el uso de este condimento tan común en nuestras mesas no se destina únicamente a potenciar el sabor del alimento, si no que cumple una función esencial: mantener la presión en la sangre y en los fluídos extracelulares. Pero como todo en esta vida, su exceso no aporta beneficio alguno, si no que puede llegar a ser perjudicial si se abusa de ella en la dieta : hipertensión, enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares o enfermedades renales. No hay que rebuscar mucho entre los distintos estudios para comprobar la relación directa entre el consumo de sal y la aparición de hipertensión. Por ello, y viendo la alarma producida por los altos niveles de ingesta de sodio en la dieta española, se va haciendo cada vez más importantes la reducción de la sal en los alimentos . Y, aunque muchos crean que es imposible renunciar al sabor que la sal ofrece a las comidas -que no lo es- los beneficios que trae su reducción a niveles sostenibles o a solo aceptar la sal natural de los alimentos (como la de los pescados) son tan altos que te lo plantearás dos veces antes de echar mano al salero y echar una pizca más en tu comida. Así que ten la libreta a mano y apunta, porque estos son los beneficios fundamentales de una dieta baja en sodio.
1. Descenso leve de la presión sanguínea
Si el consumo excesivo del sodio puede llevar a hipertensión, mantener este en niveles saludables y mínimos puede llevar a la mejoría de la presión sanguínea disminuyendo los niveles de este. Hay que aclarar, los efectos son leves, pero es real. Por eso la medida principal para mantener a raya la hipertensión es disminuir la cantidad de sal en la dieta alimenticia.
2. Reducción del riesgo de ciertas enfermedades
La acumulación de sal en el aparato digestivo en uno de los mayores causantes de estreñimiento y, con ello, incremento de peso. Así, mantener unos niveles óptimos de sodio en el cuerpo es una medida efectiva contra estos dos problemas que, conforme se acerca la primavera nos preocupa más porque, además del lado saludable, cada vez está más cerca la tan temida operación bikini. La hinchazón de piernas y pies procedentes de la retención de líquidos es también uno de los mayores problemas asociadas a los alimentos demasiado ricos en sodio, con lo que es otro beneficio adicional de mantener a raya a la sal común.
Pero, ¡cuidado! A pesar de que una dieta baja en sodio puede ser a la larga positiva para tu salud, esta es muy importante para mantener el equilibrio en nuestros cuerpos, por eso erradicarla por completo podría llevarnos a numerosos problemas perjudiciales para nuestra salud.
El potasio, ideal para una dieta baja en sodio
Hay estudios que han demostrado precisamente lo contrario que intentamos ilustrar, que una dieta baja en sodio es perjudicial. Pero no se debe tanto a la eliminación de la sal en la cocina si no al poco equilibrio existente de esta con el potasio, procedente principalmente de las frutas y las verduras. Así, cuando se trata de disminuir drásticamente esta, hay que aumentar la cantidad de verde en nuestra dieta, de este modo ayudamos a equilibrar al cuerpo con minerales naturales que, de otro modo, se verían totalmente debilitados.
Pero, ¿cómo podemos mantener un equilibrio perfecto al mismo tiempo que disfrutamos de la comida
Esa es la eterna pregunta en cuanto a todo lo relacionado con la salud alimenticia y las dietas. Comer es un placer del que no nos queremos privar tan facilmente, pero comer sano y rico es posible. Así que, ¿cómo podemos mantener buenos niveles de sodio sin perder en sabor? Una de las mejores respuestas : la sal marina. Suele tener la mayor compensación de todas las distintas procedencias del sodio. Pero obviamente no es la única, aquí tenemos unas pocas.
1. No use sal al cocinar. Los alimentos ya tienen sales naturales, ideales para nuestro organismo, y aunque la sal parece el método más sencillo para potenciar su sabor, no es el único. El vinagre o el limón (ácidos), o las hierbas aromáticas como la albahaca, el hinojo, el romero, o el orégano o las especias como la pimienta, el ajo molido, la canela... ayudan a dar otro tipo de sabores que no implican aumentar los niveles de sodio y así evitar los problemas mencionados.
2. Muchas veces es el procesado de la comida durante el cocinado lo que elimina gran parte de su sabor natural que necesitamos potenciar. Cambiar los métodos tradicionales (cocción, plancha o frito) por algunos más amistosos con los sabores naturales puede ayudar a mantener nuestra comida sabrosa sin el uso de sal: aprende a cocinar al vapor, en papillote o envolviendo el alimento en papel para horno.
3. Busca mejores aceites de oliva con sabores más intensos, ayudará a dar un toque extra a tu alimentación además de aportar más beneficios asociados a este añadido.
Lo esencial es buscar el punto medio
Ni niveles muy altos, ni eliminarlo por completo. A pesar de la eterna guerra a la sal de los últimos años, Socrates ya dijo que la perfección se encuentra justo en la mitad. Buscar el modo de mantener niveles bajos -que no fantasmas- de sodio mientras potenciamos el sabor con otro tipo de métodos hará que no sintamos la necesidad de echar mano al salero y echar un par de golpecitos. Así nuestra tensión lo agradecerá y también tendremos una vida más saludable a lo largo del tiempo. ¡A comer!