El ictus no es más que un derrame o un infarto cerebral que se produce por una mala circulación de la sangre a lo largo del cerebro. Las secuelas de dicho ictus va a depender en gran medida de la zona cerebral afectada y de la intensidad de dicho infarto. Por desgracia la incidencia de casos de ictus es cada vez mayor y más alta por lo que resulta esencial el actuar con la mayor celeridad posible. En el siguiente artículo te damos una serie de datos que te ayudarán a entender mucho mejor el ictus y a saber cómo prevenirlo.
Algunos datos sobre el ictus
Los datos señalan que cada 5 minutos se produce un caso de ictus en España y son cerca de 120.000 personas las que lo padecen a lo largo del año. La relevancia del ictus es tan grande que se trata de la segunda causa de fallecimiento en el país y la primera causa de muerte entre las mujeres.
Con el paso de los años el riesgo de sufrir un ictus es muy elevado, ya que las arterias se vuelven más rígidas llegándose a formas grandes placas de ateroma en los vasos sanguíneos. El tener antecedentes familiares con problemas cerebrovasculares aumenta el riesgo de sufrir un ictus.
A pesar de los citados factores de riesgo, en el ictus las medidas de prevención son claves a la hora de evitar un infarto o derrame cerebral. Los datos indican que casi un 90% de los casos de ictus se deben a ciertos factores de riesgo que se podrían haber controlado siguiendo una serie de hábitos saludables.
Controlar la tensión
La tensión alta es uno de los factores de riesgo más habituales a la hora de sufrir un ictus. La hipertensión suele provocar que los diferentes vasos sanguíneos se debiliten más de la cuenta y se lleguen a romper. Controlar el consumo de sal y evitar en la medida de lo posible la ingesta de alimentos ricos en sodio como los embutidos es clave a la hora de tener controlada la tensión arterial.
Mucho cuidado con el colesterol alto
El colesterol alto se asocia al ictus en personas menores de 45 años. Tener unos buenos niveles de colesterol en la sangre puede ayudar a reducir el riesgo de sufrir un ictus. Un altos niveles de colesterol en la sangre provoca que se formen grandes placas de grasa en las arterias. Ello da lugar a que dichas arterias se estrechen y haya ciertas complicaciones en la circulación de la sangre en el cerebro.
Si la persona tiene un colesterol demasiado alto lo mejor es seguir una dieta saludable y hacer algo de ejercicio diario. Es importante eliminar de la dieta alimentos con grasas saturadas como es el caso de los fritos o la bollería industrial. Tener alto el conocido como colesterol bueno también permite rebajar los niveles del colesterol malo. Para ello es aconsejable consumir ciertos alimentos como los frutos secos, el pescado azul o el aceite de oliva virgen extra.
Controlar el azúcar en la sangre
Unos altos niveles de azúcar en la sangre hace que los vasos sanguíneas envejezcan antes de tiempo, con el riesgo que tiene ello a la hora de sufrir un ictus. Es por ello que las personas que sufren diabetes deben tener en todo momento controlada la glucosa. En tal caso es importante el llevar una dieta lo más saludable posible y el realizar algo de ejercicio de manera habitual.
Las secuelas del ictus
Con el paso de los años se ha avanzado mucho en lo que se refiere al tratamiento del ictus. Hay una serie de fármacos que permiten reducir de manera drástica las secuelas que pudiera provocar el ictus. Los datos indican que casi un 30% de las personas que sufren un infarto cerebral suelen necesitar rehabilitación para hacer frente a las secuelas propias del ictus. A día de hoy se sigue trabajando en el campo de la investigación, con el objetivo de evitar las secuelas a la hora de sufrir una embolia o un derrame cerebral.