No es que ocurra a todo el mundo, pero hay personas que cuando tienen ansiedad sienten la necesidad de comer en mitad de la noche para calmar esas emociones intensas. Comer en medio de la noche aumenta el total de calorías para el día, lo que dificulta el mantenimiento o la pérdida de peso.
También aumenta el riesgo de caries dentales y de padecer sobrepeso u obesidad, que con ellos, también podrían llegar otras complicaciones de salud, como la hipertensión arterial o la diabetes de tipo 2. Aprender a controlar tu alimentación nocturna te ayudará a tener un mejor control de tu dieta general y control de peso.
Comer durante el día
Tu horario de comidas durante el día afecta a tus niveles de hambre más tarde en el día. Comienza el día con un gran desayuno con proteínas y carbohidratos en el menú. Los tentempiés nocturnos a veces hacen que tengas menos hambre en la mañana, pero siempre si. comes algo saludable cuando te levantas por la mañana.
Continúa tu día con un nutritivo almuerzo y y por la noche con la cena, junto con aperitivos saludables en el medio. Esto mantiene tu hambre a raya durante todo el día. Si constantemente sientes hambre en el medio de la noche, prueba un tentempié ligero antes de ir a la cama para ayudarte a aguantar ese hambre mientras duermes y hasta la mañana.
Mantente alejado de las tentaciones
Si terminas en la cocina a la mitad de la noche, es más probable que tomes un tentempié. Limpia la cocina inmediatamente después de la cena y mantente fuera hasta el desayuno de la mañana siguiente.
Si te despiertas en medio de la noche y necesitas levantarte de la cama, elige otra habitación para sentarte en ligera de acabar en la cocina. Evita guardar muchos tentempiés o comidas de conveniencia en la cocina. Incluso si terminas cavando en la despensa, la falta de alimentos deseables hace que sea más difícil comerlos en medio de la noche.
Comer conscientemente
Antes de ceder a los antojos de la mitad de la noche, tendrás que detenerte para asegurarte de que realmente tienes hambre. Bebe un vaso de agua y espera varios minutos antes de comer cualquier cosa. Si aún sientes hambre, pregúntate nuevamente si realmente necesitas comer o si simplemente lo estás haciendo por costumbre, por cansancio o por otra razón. Intenta volver a la cama sin comer nada.
Recuerda que si lo que te ocurre es que tienes ansiedad o algún problema emocional te está preocupando más de la cuenta, es necesario que resuelvas ese asunto para evitar que te den ganas de comer en mitad de la noche.
Conquista los problemas del sueño
Si te despiertas con frecuencia o tienes dificultades para conciliar el sueño, es más probable que disfrutes de un tentempié a media noche. Lidiar con el insomnio o los malos hábitos de sueño hace que te sea más fácil conciliar el sueño y permanecer dormido hasta la mañana.
Elimina los elementos estimulantes de tu dormitorio y reduce la estimulación del televisor y el ordenador una o dos horas antes de ir a la cama. Mantente consistente con tu rutina antes de irte a la cama. Practica técnicas de relajación para calmar tu mente para un sueño más fácil. Si continúas experimentando dificultades para dormir, tendrás que acudir a tu médico.
Sé consciente de lo que sucede
Además de tener en cuenta todo lo anterior, es necesario también que seas consciente de lo que te sucede y de qué debes hacer para evitar seguir teniendo estos malos hábitos cada noche. Recuerda que la noche está para dormir y no para comer. Tu cuerpo y tu mente necesitan un mínimo de 7 horas de sueño ininterrumpido para poder recargar las pilas y que todo marche bien durante el día siguiente y la semana completa.