La diabetes es una afección provocada por un mal funcionamiento del páncreas, que no segrega suficiente insulina para procesar el azúcar que ingerimos en nuestra dieta. Cuando esto ocurre los niveles de azúcar en sangre suben descontroladamente hasta que son suficientemente altos como para provocar una hiperglucemia o un aumento exagerado del azúcar en sangre. Al ocurrir esto la persona puede estar en riesgo de muerte, ya que, con el tiempo, éste exceso de azúcar daña gravemente los órganos internos, aunque tiene especial impacto en el sistema nervioso y los vasos sanguíneos, y si no se controla puede ser letal, especialmente en adolescentes.
Más de un 30% de la población mundial es diabética, y este no sería un dato excesivamente alarmante hasta que leemos que un 20% del anterior porcentaje se corresponde con niños y adolescentes que padecen cualquiera de los dos tipos de esta afección.
¿Pero...existen varios tipos de diabetes?
Si, hay dos tipos de diabetes. En primer lugar está la de tipo uno, que es la juvenil, a la que también se llama "insulinodependiente" y que ocurre por una deficiencia en la producción de la insulina, lo que requiere un administración diaria y externa de esta hormona (la insulina es una hormona). Aún se desconocen las causas que hacen que se desarrolle este tipo de diabetes, por lo que, con los conocimientos científicos, no se puede curar ni prevenir, solo paliar o frenar sus efectos en jóvenes y adolescentes.
Por otro lado tenemos la diabetes de tipo dos, a la que se le llama también "no insulinodependiente" y que se da en la edad adulta debido a una mala gestión del cuerpo sobre la insulina. Este tipo de diabetes representa un 80% de los casos totales en el mundo y se debe, normalmente, a las consecuencias de una dieta mal equilibrada, poco ejercicio u obesidad.
Pero no hay que alarmarse, porque la diabetes, hoy en día, está controlada. Se detecta a través de un análisis de sangre que no tiene mayor complicación: una pequeña aguja te hace un pequeño pinchazo en un dedo y la gotita se analiza en un aparato que mide tus niveles de glucosa, no es un diagnóstico aparatoso ni exige demasiado tiempo.
Sin embargo, obviamente, la diabetes de tipo uno acabará teniendo un mayor impacto en el organismo al cabo de los años y, por eso, cuando se les detecta esta enfermedad desde tan pequeños, hay que ser muy precavidos, especialmente con la futura dieta.
¿Como lidiar con la diabetes en niños y adolescentes?
Es cierto que, en inicio, parece que todo se hace cuesta arriba, pero lo principal es mentalizarse de que no pasa nada si se mantiene un estilo de vida saludable y se administra correctamente la insulina y, aunque es cierto que la administración de esta hormona puede hacerse un trabajo un poco tedioso al principio, pronto se hará costumbre y no será tan complicado, sobre todo para los más pequeños.
¿Por qué puede ser molesto para los niños y adolescentes?
Porque son niños y adolescentes. A pocos niños les hacen gracia las agujas. Así que si estamos hablando de niños de entre 6 y 14 años, lo mejor será que te sientes a hablar con ellos seriamente y que se conciencien de que es necesario que se administren las dosis pertinentes, que normalmente consisten en un pinchazo después de cada comida y uno extra por la noche para regular los niveles de azúcar durante las horas de sueño en las que el cuerpo no ingiere alimento y tiene que mantener un nivel estable. Sin embargo, si echamos un vistazo a la aguja con la que se inyecta el compuesto, podremos observar que sus dimensiones son mucho más pequeñas de lo que se ve en una aguja común, y es que, dicha aguja empleada para la insulina es muchísimo más fina y muchísimo más corta, tanto que casi no se hace molesto.
Por el lado contrario a la hiperglucemia (que es una subida excesiva del azúcar) tenemos la hipoglucemia, que consiste en un descenso exagerado del mismo. Muchos niños empiezan a pensar que el remedio para no tener que inyectarse la insulina y no ver la aguja delante, es no comer, por lo que se pueden dar problemas. Por este motivo es primordial que los padres les hagan comprender a los pequeños que no se trata sólo de que el cuerpo no sea capaz de procesar el azúcar, si no de que tampoco será capaz de regularlo cuando le falta, por lo que una sana alimentación es esencial para el correcto desarrollo del cuerpo y para una correcta convivencia con la enfermedad.
Así es que, para los más jóvenes, no se trata sólo de administrarse los pinchazos pertinentes, si no de mantener un estilo de vida saludable: una buena dieta y ejercicio regular son las claves para estar sano y no recaer y padecer algún síntoma propio de la enfermedad, como los dolores intensos de cabeza, mareos, falta de fuerzas y de hambre. Puede parecer una recomendación que le darías a cualquier persona, pero lo cierto es que para éste tipo en particular es más que necesario, ya que ayudará a regular el buen funcionamiento del organismo, que se verá ciertamente mermado (con el tiempo) por la diabetes, por lo que mantener el cuerpo lo más sano posible desde una temprana edad es esencial.
¿Y cuáles son los síntomas de la diabetes de tipo uno?
Como antes mencioné, los síntomas van desde los mareos, la ansiedad o la falta de fuerzas, hasta la pérdida de apetito. Otro de los síntomas más comunes es el hecho de que la persona comience a ir al baño a orinar con demasiada frecuencia y el olor de la orina sea más dulzón de lo normal, además de ser un color más opaco. En cualquiera de estos casos, y sobre todo si se tienen antecedentes familiares, se deberá acudir con urgencia al médico y consultar las posibles opciones, porque, si, las hay.
Lo más cómodo y más empleado con unos "bolígrafos" con insulina que se administran con una aguja recambiable, sin embargo encontramos a nuestra disposición, también, la llamada "bomba de insulina", pero en este caso, ésta está siempre conectada al cuerpo y administra automáticamente la dosis que requerimos. Ésta opción es un poco más engorrosa, sobre todo porque habrá que llevar siempre un aparato encima que posiblemente se haga algo difícil en épocas de temprana edad, en la que hay mucho movimiento, o en la época de la adolescencia, donde está más que claro que la estética se vuelve de vital importancia y puede que muchos no quieran que nada les estorbe.
Sea como fuere, si se diagnostica diabetes en un niño, el pánico inicial se disolverá cuando un profesional nos enumere las opciones, determine el nivel de la enfermedad (hay casos en los que el páncreas funciona parcialmente y no se invalida por completo) y nos explique los procesos a seguir, que se volverán rutinarios y dejarán de constituir un problema a los pocos meses.