Saber distinguir las diferencias entre el hambre física y el hambre mental no es tarea fácil. Hay veces que tienes la sensación de tener hambre y no sabes exactamente si necesitas reponer energía, si tienes aburrimiento, ansiedad, etc... El abanico de razones por las que el cuerpo puede pedir comer es amplio, pero existen ciertos aspectos que podemos tener en cuenta para distinguir con más facilidad si el hambre que sentimos es mental o emocional o si realmente necesitas alimento. Con algo de práctica, comenzarás a distinguir las señales que te envía tu organismo.
El hambre física
El hambre física es una sensación fisiológica que a menudo se siente como un anhelo rodante y vacío por algo sustancial. Este sentimiento es provocado por una interacción entre tu sistema digestivo, tu sistema endocrino y tu cerebro. Se podría definir el hambre física como un mecanismo instintivo y de protección que garantiza que el cuerpo obtenga la cantidad adecuada de alimentos, lo necesario para que el cuerpo funcione con normalidad. Horas después de haber comido, los niveles de glucosa del cuerpo bajan y esto produce una reacción física que incluye los cambios químicos que producen el hambre.
Por tanto, está claro que comer es una necesidad natural, es decir, todos los seres vivos necesitamos comer para asegurar nuestra supervivencia. Si no comemos, nuestra vida peligra y nuestros cuerpos están preparados para evitar morir por inanición. A través de la comida nuestro organismo se abastece de nutrientes que sirven de carburante para que nuestro cuerpo funcione correctamente. Cuando tenemos hambre por falta de una correcta alimentación, sentimos un malestar físico que nos alerta de que el cuerpo necesita energía.
A continuación vamos a ver seis características para reconocer el hambre física :
- El hambre física comienza de forma gradual. Esto quiere decir que no te da hambre de repente, sino que vas notando como tu cuerpo va incrementando la necesidad de comer poco a poco.
- Sientes el malestar físicamente en tu estómago, es decir, tienes el dolor y las molestias concretamente en la zona de tu cuerpo donde se encuentra el estómago.
- Los incómodos gruñidos que se producen en el estómago tienden a venir en oleadas, van en progresión junto con la sensación de hambre y el dolor o malestar.
- No tienes inconveniente en comer incluso aquellos alimentos que de normal no te gustan demasiado. Cuando se tiene hambre de verdad, no hay "peros", se tiene la necesidad física de ingerir alimentos y, por tanto, cualquier producto o plato será adecuado para satisfacer la necesidad de comer.
- Te quedas satisfecho o satisfecha con una cantidad normal de comida. Esto quiere decir que no necesitas darte un atracón de comida para satisfacerte, tu cuerpo sabe lo que necesita y con una cantidad razonable recuperará la energía que echa en falta.
- No te hace sentir mal, es decir, te sientes mal físicamente pero una vez has satisfecho la necesidad fisiológica de comer te sientes bien.
El hambre mental
El hambre mental proviene del desarrollo del hábito de recurrir a la comida en momentos de estrés psicológico y tiende a ser un deseo inmediato. El hambre mental se puede definir como una respuesta sensorial o psicológica a los alimentos que desencadena una respuesta involuntaria, como salivación o contracciones en el estómago. Es por tanto, una respuesta condicionada a la comida.
Existen momentos en nuestra vida en que no estamos bien emocionalmente por diversos motivos. Hay personas que pierden el apetito y otras que, por el contrario, sienten la necesidad de comer para intentar calmar su malestar. Este malestar lo identificamos como hambre porque se parece mucho al hambre física, pero en realidad son muy diferentes y deberíamos de aprender a diferenciarlas porque el hambre mental puede llegar a ser un problema serio para tu salud, y no es algo que se supere de la noche a la mañana.
Vamos a ver a continuación seis características para reconocer el hambre mental :
- Comienza de repente como un impulso que te hace buscar algo para comer en ese preciso momento.
- Tienes la sensación de querer comer en tu cabeza, es decir, piensas en comer de una manera algo obsesiva, necesitas comer inmediatamente para dejar de sentirte mal.
- Sientes un fuerte antojo que tiende a ser incesante, o lo que es lo mismo, no se te va de la cabeza la idea de comer.
- Tienes fijación por un alimento concreto, por un sabor o una textura determinada. Te apetece mucho algo dulce, o algo salado, o comer una fruta en especial, o chucherías varias, o una comida concreta, generalmente comida basura, o algo frío como un helado.
- Esa sensación de hambre es difícil de satisfacer, por lo que a menudo te lleva a comer en exceso hasta sentir que has comido en exceso, es decir, te das un atracón hasta que te sientes mal por comer más de la cuenta.
- En vez de satisfacerte, comer desencadena en ti sentimientos de culpa, auto desprecio, arrepentimiento o vergüenza.
Empezar a reconocer las diferencias
Veamos algunos consejos para determinar si realmente tienes hambre:
- Presta atención al tiempo. Piensa cuándo fue la última vez que comiste y si es hora o no para volver a comer.
- Bebe mucha agua. A veces, puedes tener la sensación de tener hambre si estás ligeramente deshidratado. Por tanto, si piensas que no hora de que comas algo, bébete un vaso de agua para determinar si realmente tienes hambre o no.
- Piensa por qué tienes hambre. Analiza si estás aburrido, ansioso o molesto por algo. Las emociones negativas y complacientes nos pueden atraer hacia comida como un consuelo. Las necesidades emocionales no satisfechas, el estrés, la ira, la depresión, el aburrimiento y el simple hábito pueden hacer que el hambre mental se descontrole.
- Come inteligentemente. Si ves que necesitas tomar un aperitivo a media mañana o para merendar, intenta comer cosas saludables, ricas proteínas o fibra. Esto regulará el azúcar en la sangre a lo largo del día y te mantendrá satisfecho o satisfecha por más tiempo.
- Escríbelo. Si piensas que tienes un problema con el hambre mental, intenta llevar un diario con los alimentos que ingieras y el estado de ánimo que tengas cuando los comes. Hacer esto te hará consciente de si realmente tienes un problema al comer por las razones equivocadas. Serás capaz de reconocer más fácilmente los desencadenantes que te producen esa sensación de hambre.
Cuando se intenta perder peso comiendo menos, es importante reconocer el hambre física y distinguirla del hambre mental. El hambre física se manifiesta con sentimientos físicos de vacío de estómago, malestar y gruñidos estomacales. El hambre mental es simplemente un deseo incontrolado de comer.