Diferencias entre la esclerosis lateral y la esclerosis múltiple
Además de la palabra esclerosis, las dos enfermedades tienen en común su carácter neruodegenerativo y que en ambas se ve afectado el sistema nervioso. Sin embargo, existen muchas diferencias significativas, pues el daño neurológico que se produce es diferente y por tanto sus consecuencias también. Es común confundirlas, pero en realidad son dos patologías diferentes. Te contamos las principales diferencias.
Comenzamos con algunas diferencias generales
Las dos enfermedades sufren alteraciones del sistema nervioso, pero en la esclerosis lateral el daño se produce a nivel muscular y en la múltiple es a nivel de la función nerviosa. Por tanto, l as personas con ELA tienden a experimentar más un deterioro físico, mientras que las consecuencias de la esclerosis múltiple a la larga suponen un deterioro más mental. Otro dato significativo, es que la enfermedad afecta principalmente a un lado del cuerpo cuando se trata de esclerosis múltiple, mientras que la esclerosis lateral afecta de manera generalizada a todo el cuerpo.
La esclerosis lateral amiotrófica, nombre completo, se la identifica comúnmente con las siglas ELA. También se la conoce como enfermedad de Lou Gehrig, debido a al famoso jugador de béisbol Henry Louis Gehrig, una de las personas que dio más repercusión a la enfermedad tras ser diagnosticado de ella.
La prevalencia de la enfermedad es también diferente. La esclerosis múltiple afecta principalmente a mujeres jóvenes, de edades comprendidas entre 20 y 40 años. Mientras que la esclerosis lateral amiotrófica, no distingue de edades ni sexos, siendo más frecuente en personas de entre 40 y 70 años, pero con una incidencia un poco mayor en hombres.
Aunque en ambas se afecta el sistema nervioso, el daño neurológico es diferente. ¿Por qué?
En ambas patologías la causa que desencadena la aparición de la enfermedad se desconoce, y aunque en las dos la esencia es la afectación del sistema nervioso, el daño neurológico es diferente. En la esclerosis múltiple se cree que el origen es una enfermedad autoinmune. Como en todas ellas, el cuerpo "ataca" a alguna parte de la persona pues lo reconoce como algo dañino que debe eliminar. En el caso de la esclerosis múltiple, el sistema inmunitario ataca a la mielina, sustancia protectora que recubre los nervios y cuya función es transmitir el impulso nervioso. De modo que si yo quiero mover la pierna, mi cerebro manda la orden al músculo a través de los nervios que conectan mi cabeza con la pierna. Para enviar la orden, los nervios usan la mielina. Cada daño que sufre la mielina deja una "cicatriz" que provoca que la orden o impulso nervioso se interrumpa. Con el tiempo, el sistema inmunitario del individuo produce daños más graves y permanentes en el sistema nervioso de la persona, a esto se le conoce como desmielinización.
En la esclerosis lateral el daño se produce en la neuronas motoras, son un tipo de células encargadas de controlar los músculos voluntarios. Es decir, las neuronas que hacen que los músculos, por ejemplo de la pierna, se muevan. No las encargadas de llevar la orden desde el cerebro como en el caso de la esclerosis múltiple, sino que son las que reciben la orden y hacen que el músculo se mueva. El daño en estas neuronas, provoca su muerte y por tanto, la atrofia del músculo debido a la ausencia de estímulo.
Los síntomas también son diferentes
Los primeros síntomas de la esclerosis múltiple aparecen con un primer brote de la enfermedad. Pueden variar, pero principalmente son: hormigueo, ataxia o falta de coordinación en los movimientos, debilidad, rigidez muscular, disartria o problemas al hablar y alteraciones visuales. Con la enfermedad más avanzada aparecen problemas de equilibrio, pérdida de fuerza, alteraciones en la marcha y problemas de memoria.
Como hemos mencionado, la esclerosis lateral amiotrófica es una enfermedad exclusivamente motora que afecta a los músculos. Los primeros en sufrir los síntomas son los músculos voluntarios, por tanto, los paciente pierden su fuerza para mover brazos y piernas. Con el paso del tiempo se verán afectados otros músculos, y la persona experimentará problemas en la articulación de palabras y en la deglución, al tragar tanto sólidos como líquidos. En los estadios finales, los músculos respiratorios comienzan a fallar.
La ELA presenta peor pronóstico y la EM evoluciona en brotes
La esclerosis lateral tiene un peor pronóstico, cerca del 25% delos pacientes no sobreviven más de 5 años tras el diagnóstico. Mientras que la esclerosis múltiple presenta un pronóstico más alentador, pueden llegar a vivir muchos años con una calidad de vida buena.
Por otro lado, la evolución de la enfermedad también es diferente. La EM en casi la totalidad de los casos presenta una evolución en brotes. Se alteran periodos de aparición de síntomas más o menos graves y acuciados, con periodos de remisión. Con el comienzo de un brote, aparecen los síntomas neurológicos mencionados, estos permanecen durante normalmente 24 o 72 horas, después remiten de manera total o parcial, pudiendo dejar secuelas durante un tiempo, hasta que tiene lugar la aparición de un nuevo brote. Con el tiempo, 10 o 15 años los brotes pueden durar más tiempo y los periodos de latencia comienzan a ser menores. En el caso de la ELA, la enfermedad progresa más o menos rápido, pero siempre avanza inexorablemente. No existen periodos de remisión o de latencia. Los síntomas son rápidamente progresivos y fatales.
No todo son diferencias
No es raro confundir ambas enfermedades, pues en ocasiones el diagnóstico puede ser difícil si los síntomas no son claros. Y es que ambas patologías afectan al sistema nervioso por lo que comparten signos y síntomas inespecíficos, lo que ocurre principalmente en las etapas iniciales de las dos esclerosis. En ambas pueden aparecer debilidad y rigidez muscular, descoordinación de movimientos, dificultad para mover las extremidades, alteraciones en la coordinación o al andar...
Cuando la enfermedad progresa los síntomas se diferencian y son más claros. Los pacientes de esclerosis múltiple presentarán un deterioro más mental, mientras que los pacientes con ELA desarrollan problemas que tienen que ver más con lo físico y muscular.