Lo primero que hay que tener claro es que son los divertículos, que se tratan de pequeñas bolsas que aparecen inflamadas en la zona del colon o, a veces también, en el intestino grueso; de ahí el nombre de la afección, diverticulosis. Son sacos que crecen hacia fuera y que se desarrollan, por lo general, en el revestimiento del tracto gastrointestinal. De todos modos, no tienen un lugar concreto para aparecer, pueden hacerlo a lo largo de todo el aparato digestivo, de hecho, el lugar más común dónde se pueden ver es en el lado izquierdo del intestino grueso o lo que se conoce como colon descendente.
Éstos se hacen algo más frecuentes cuanto más mayor nos hacemos, es muy raro que lo sufran personas menores de 30 años, sin embargo, se hace más fácil de tener alrededor de los 60 años en adelante, afectando al sexo masculino o femenino de igual forma. Aún así, no se descarta sufrirlo en cualquier momento de la vida de una persona, ya que una de las situaciones por las que se puede dar es por seguir una dieta con alimentos bajos en fibra que no ayuden en el tránsito intestinal.
Causas de la diverticulosis
Las causas por las que se puede sufrir diverticulosis no se han podido descubrir con certeza, existen algunas teorías que no están confirmadas en su totalidad, son simples conjeturas. Existen médicos expertos que piensas que quizá, esas bolsas se forman porque el intestino, a veces, realiza contracciones y espasmos de manera anormal, sobre todo si sufrimos estreñimiento. Esto hace que la presión en el colón pueda aumentar y, por ello, aparezcan los divertículos en esas zonas que son más débiles de la pared intestinal.
Sin embargo, y como hemos comentado antes en este artículo, también puede deberse a una dieta baja en fibra. Esto se cree, simplemente, porque en países rurales de África, dónde la dieta ayuda mucho mejor a la limpieza y movimiento del aparato digestivo. Por otro lado, parece que puede transmitirse genéticamente, existiendo predisposición a sufrirla si otros familiares anteriores al paciente lo tuvieron en el pasado, o que sean propensos a tener diverticulosis a lo largo de su vida.
Síntomas y tratamiento
En la mayoría de los casos, las personas no tienen síntomas notables o específicos que diagnostiquen una diverticulosis, a veces se sienten algunos cólicos, se puede hinchar el abdomen o producir algo de estreñimiento. Pero casi siempre se descubre por otras pruebas que manda el médico, como por ejemplo una colonoscopía. De todos modos, el tratamiento es tan fácil y sencillo como una dieta rica en fibra y analgésicos que calmen los dolores y poder aliviar los síntomas que produce. Se trata de una enfermedad muy simple y fácil de aliviar, aunque molesta hasta que se descubre.
Aún así, existen casos algo más serios, por lo que ya estaríamos hablando de una diverticulitis, que consiste en que esas bolsas que aparecen en el intestino se inflaman o infectan y provocan dolores abdominales en el lado izquierdo casis siempre. Otros síntomas pueden ser la fiebre, acompañado de náuseas o vómitos, escalofríos y estreñimiento. Ya en situaciones más graves podría verse un sangrado, desgarres o, incluso, obstrucciones. Para diagnosticarlo, el médico puede mandar un examen físico más exhaustivo y algún escáner. En este caso, el tratamiento si puede incluir antibióticos, analgésicos y dieta líquida. Si la cosa se pone mucho peor, seria importante hospitalizar para controlar de forma más estricta al paciente.
No hay manera de saber si existe alguna forma de evitar sufrir diverticulosis, aunque si que es bueno evitar el estreñimiento, que pueden ser la causa principal para sufrirlo por la presión que se ejerce dentro del colon y que lo hace culpable de que se formen esas bolsas dentro del aparato digestivo. Así que, llevar una alimentación con alto contenido en fibra podría ayudar bastante, reduciendo su desarrollo, mejorando el estreñimiento y disminuyendo las complicaciones que esto puede conllevar. Las personas que no tiene problemas para acudir al baño de forma regular, por lo general ingieren entre 15 y 30 gramos de fibra diariamente, algo que se reduce mucho en estados Unidos, ya que la proporción es entre 8 y 12 gramos al día. Tampoco se suele vincular esta enfermedad con el consumo de cafeína, alcohol o tabaco.
¿Cómo diagnosticarlo?
Una diverticulosis es muy difícil diagnosticarla simplemente por los síntomas que tenemos, el médico no podrá saber que es exactamente solo con lo que el paciente le cuente, ya que necesita una serie de pruebas y exploraciones específicas para saberlo. Esos exámenes pueden ser:
- Un enema de bario : se trata de un examen radiográfico que inyecta un líquido en el colón con una sonda introducida por el recto y, la imagen radiográfica que se ve según por dónde vaya pasando, muestra el recorrido del colón y así se podría saber si hay presencia de divertículos, pólipos grandes o en crecimiento.
- La colonoscopía : Para esta prueba el doctor va a utilizar un endoscopio muy fino y flexible que lleva una luz con una cámara, así se podrá ver todo el recorrido e interior del colón. Así también se podría ver claramente si existen anomalías en la zona.
- Resonancia magnética : es una prueba que realiza varias imágenes de varias zonas del cuerpo, por lo general si te hacen esta prueba no es porque quieran encontrar diverticulosis, pero puede encontrarlos claramente.