¿Por qué consideramos que la muerte es una pérdida? Cuando alguien muere, no lo hemos perdido. La muerte es mucho mayor que la pérdida. Es una reorganización del marco de la vida. Implica emociones brutales sin opción de escape.
El duelo ha sido muy investigado y completamente definido. Hemos tratado de conceptualizarlo en etapas, en la fluidez de la forma en que nos devasta y en ecuaciones para detener su tormento. A pesar de nuestros mejores esfuerzos, sigue siendo difícil de entender.
El dolor emocional no se predice
El dolor es una cosa que nunca hemos aprendido a predecir. Es una cosa para la que no podemos prepararnos, conquistar, someter. Hemos aprendido a dominar los patrones climáticos, luchar contra las enfermedades devastadoras y barricar lo que es más valioso para nosotros contra peligros incalculables. En lo que respecta al dolor, hemos sido continuamente golpeados y devastados... no somos capaces de controlarlo.
La pena no es igual a la pérdida
Cuando golpea el dolor, no solo conduce a una pérdida. Conduce a un valle, donde la vida se altera para siempre, y los comienzos tienen que ser tallados de nuevo. El dolor nos roba el calor inocente que viene al saber hacia dónde nos dirigimos. Nos deja expuestos, vulnerables y desolados. El dolor tiene una forma de crear un vacío de aire a nuestro alrededor que nos roba la capacidad de respirar profundamente.
Al tratar de curarse del dolor, no hay forma de reemplazar los elementos centrales de la vida que ya no están contigo. No puedes encontrar nuevos intereses, viajar como siempre quisiste o volver a conectarte con viejos amigos con la esperanza de atenuar el dolor cegador del dolor.
Cuando alguien se forma como parte de ti, eternamente habrá un espacio en tu vida que se adaptará solo a ellos. Nuestras vidas se componen de innumerables formas distintivas que orbitan nuestra atmósfera cotidiana. Cuando el dolor extingue a uno de ellos, nunca seremos los mismos. Si el sol se diezmara mañana, la Tierra tendría que reconstruirse para existir. Somos lo mismo. El dolor nos obliga a remodelar nuestra realidad.
Mirando el dolor de una nueva manera
Muchas personas trabajan muy duro para convencernos de que se puede superar el dolor. Una perspectiva diferente en el proceso de curación es que el dolor siempre estará presente. Nunca habrá un día en que nos despertemos y olvidemos los elementos que faltan en nuestras vidas. Eventualmente, el dolor que acompaña este recuerdo se atenuará y será menos agudo cuando golpee.
En última instancia, encontraremos otras salidas en las que podamos verter nuestra devoción y energía. Quizás uno de los aspectos más injustos del dolor es que nos vemos obligados a cambiar la dirección de nuestro amor. Nos vemos obligados a cambiar una parte fundamental de lo que somos, en el momento en que no estamos preparados. Amar a una persona que ya no puede recibirlo es desgarrador.
Sé auténtico
Cuando el dolor ataca, tenemos que saber que no hay una manera correcta de responder. Las buenas intenciones pueden impulsar las declaraciones robóticas que hacemos en respuesta al dolor, pero no son una respuesta auténtica.
"Lamento tu pérdida" es una de las mil declaraciones que nos ayudan a crear distancia y amortiguar nuestro propio miedo al mismo dolor que nos está sucediendo. Es una forma de separar inconscientemente lo que es más importante para nosotros de la devastación que otros están experimentando. En realidad, cualquier pérdida es una pérdida colectiva porque nos recuerda profundamente a todos la fragilidad que nos rodea en esta tierra.
Necesitamos dejar de usar frases de apoyo automáticas cuando el dolor ataca. Para ayudar en el proceso de curación de los demás, así como en nuestra propia conciencia emocional, hay mejores maneras de responder al dolor. Usar frases como "nada volverá a ser lo mismo" o "me duele el corazón por ti" disminuirá la distancia y ofrecerá un apoyo más genuino.
Siente el dolor
Es necesario sentir el dolor para entender lo que está sucediendo. Avanzar desde el dolor no significa que se resuelva y desaparezca. El dolor nunca desaparecerá. Cambiará de forma y carácter, pero continuará fluyendo a través de nuestra existencia. Admitir a este compañero constante en nuestras vidas es a menudo el primer paso para aprender a sobrevivir con él. .