A medida que las personas envejecen el cuerpo comienza a cambiar y también afecta diferente en la medida en que se absorben y se utilizan los medicamentos. Las personas se vuelven más sensibles a los medicamentos y es más probable que se experimente un aumento en los efectos secundarios, en la interacción con otros medicamentos y sufrir reacciones adversas a los medicamentos.
Cómo afectan los medicamentos a medida que se envejece
Los adultos mayores son más propensos a tener una o más enfermedades crónicas, como colesterol alto, enfermedad arterial coronaria, presión arterial alta, diabetes tipo 2, artritis y depresión. Estas afecciones médicas crónicas pueden tratarse con múltiples medicamentos, creando problemas que aumentan el riesgo de efectos secundarios. Estos problemas pueden estar relacionados con diversas causas que conoceremos a continuación.
El tipo de medicación
No es raro que los adultos mayores sufran de múltiples afecciones crónicas relacionadas. Por ejemplo, muchos adultos mayores con diabetes tipo 2 también tienen presión arterial alta, colesterol alto y depresión.
Los medicamentos típicos para este grupo de personas pueden incluir un medicamento oral para la diabetes, un medicamento para la presión arterial, un medicamento para reducir el colesterol y un antidepresivo. La combinación de estos medicamentos tiene un potencial significativo para causar reacciones adversas.
Interacciones de medicación
Debido al mayor riesgo de enfermedades crónicas, muchas personas mayores pueden estar tomando cinco o más medicamentos. Mientras más medicamentos se tomen, es más probable que se tenga una interacción entre medicamentos, con alimentos o con bebidas.
Horarios de dosificación complicados
Tomar medicamentos múltiples en diferentes momentos del día puede ser complicado e incrementar el riesgo de cometer un error. Por ejemplo, puedes olvidarte de tomar medicamentos en el momento correcto o puede tomar una dosis dos veces.
Efectos del proceso de envejecimiento normal
Para que los medicamentos sean efectivos, deben ser absorbidos por el cuerpo (generalmente a través del intestino), distribuidos en el cuerpo donde se necesitan (generalmente a través del torrente sanguíneo), químicamente cambiados o metabolizados (a menudo en el hígado o los riñones) y luego se retira del cuerpo (principalmente a través de la orina).
El proceso normal de envejecimiento puede cambiar la manera en que los medicamentos se absorben, metabolizan, distribuyen y eliminan del cuerpo, lo que provoca que los efectos secundarios se vuelvan más pronunciados. Éstas incluyen:
-Aumento del porcentaje de grasa corporal. A medida que se envejece los cuerpos tienen más grasa en relación con los huesos y músculos. Aunque el peso puede seguir siendo el mismo, el porcentaje de grasa corporal aumenta. Los medicamentos que se disuelven en la grasa pueden quedar atrapados en las células de grasa del cuerpo y permanecer en el sistema por un período de tiempo más prolongado.
-Disminución en el líquido corporal. Las células del cuerpo pierden parte del agua y son menos capaces de disolver los medicamentos solubles en aguas a medida que se envejce. Como resultado, algunos medicamentos pueden volverse demasiado concentrados en el cuerpo, posiblemente aumentando el efecto de la medicación.
-Disminución de la función del sistema digestivo. A medida que se va alcanzado más edad comienzan a haber cambios en el sistema digestivo que pueden afectar la rapidez con que los medicamentos ingresan al torrente sanguíneo. Los movimientos en el estómago se ralentizan, y lleva más tiempo que los medicamentos lleguen a los intestinos, donde luego son absorbidos. Además, el estómago produce menos ácido y algunos medicamentos tardan más en descomponerse. Estos cambios pueden causar la disminución o el retraso de la acción de un medicamento.
-Disminución de la función hepática. El hígado es uno de los órganos más importantes del cuerpo para metabolizar o descomponer medicamentos. A medida que una persona envejece, el hígado se ralentiza, el flujo sanguíneo al hígado disminuye y los productos químicos (enzimas) en el hígado que descomponen los medicamentos disminuyen. Esto puede provocar que los medicamentos se acumulen en el hígado, lo que causa efectos secundarios no deseados y un posible daño hepático.
Además también pueden volverse los efectos secundarios más agresivos cuando la persona padece alguna enfermedad crónica.