Si por algo se caracteriza la enfermedad de Alzheimer es por una disminución paulatina en las funciones cognitivas: pensar, razonar, meditar o simplemente tener recuerdos se convierten en tarea imposible. Las personas con esta enfermedad cada vez se hacen más dependientes a la hora de realizar las tareas cotidianas de la vida.
Los dos tipos más comunes de Alzheimer y demencia son las asociadas a la edad en personas ancianas y la demencia vascular, caracterizada por la rigidez en las arterias cerebrales. Aunque los síntomas pueden ser tratados, el Alzheimer es una enfermedad degenerativa irreversible y progresiva.
Referente al tratamiento de la enfermedad degenerativa, a día de hoy no contamos con un medicamento que la cure, pero si tenemos bastantes opciones a la hora de controlar la sintomatología y los efectos asociados tales como: nerviosismo, depresión o brotes psicóticos. Algunas opciones son :
Inhibidores de la colinesteresa
Esta familia de medicamentos está diseñados para disminuir los síntomas de la enfermedad degenerativa. Se ha desarrollado ya que las personas que padecen esta enfermedad suelen presentar bajos niveles de acetilcolina, que es un químico vital para la comunicación sináptica neuronal. Este inhibidor de la colinesteresas retrasa la degradación de la acetilcolina y ayuda a retrasar la aparición de los síntomas cognitivos de la enfermedad, aunque solo es útil en estadios tempranos de la enfermedad. Los medicamentos de esta familia son el Aricept, el Cognex, el Exelon y el Razadyune.
Namenda
Namenda fue uno de los primeros medicamentos probados para combatir el Alzheimer. Sirve para blindar las neuronas nerviosas ante la presencia de glutamato, que es segregado por las neuronas dañadas. Esto provoca que al final, el calcio campe a sus anchas y sea absorbido, degradando las células. Aun así existen efectos secundarios como diarreas, dolor de cabeza, y presión arterial elevada.
Tratamiento para los efectos psicológicos (ansiedad, depresión y procesos psicóticos)
Algunos de los síntomas más recurrentes de la enfermedad degenerativa son: gritos, preguntas repetitivas, agresiones físicas, hiperactividad...El problema que subyace a estos síntomas es que tanto puede ser producido directamente por la degeneración neuronal como por los cambios que se producen en el medio, es decir, los cambios de rutinas, las pérdidas de memoria puntuales, el miedo o la falta de confianza en las personas. Es por eso que debemos diferenciar el origen para saber cómo tratar el problema. En caso de ser fruto directamente del Alzheimer podemos usar medicamentos antidepresivos, en caso de ser factores ambientales, será más complicado.
¿Hereditario o no?
Es cierto que existe un tipo de Alzheimer hereditario, pero solo afecta el 10 por ciento de los enfermos. Puede manifestarse a edades tempranas, en torno a los 35 años. En los casos de aparición tardía, suelen darse después de los 65 años, en estos casos no hay relación con el factor hereditario. Los factores asociados de riesgo, se ha demostrado que no son motivo suficiente para la aparición tardía de la enfermedad, por lo que se continúan estudiando que incidencia tienen factores como la dieta, el entorno ola educación en la enfermedad.
Factores de riesgo
Actualmente existen un total de cinco factores de riesgo asociados a la posible aparición del Alzheimer:
Edad
Es uno de los principales factores que influyen en la aparición de esta enfermedad, Se estima que un 5 por ciento de las personas con edades entre los 65 y 75 lo padecen y esta cifra se dispara al 50 por ciento en mayores de 85.
Genética
Como dijimos, no tiene mayor influencia en los que aparecen de forma tardía pero en ese 10 por ciento prematuro, la genética es uno de los principales factores a tener en cuenta.
Enfermedades cardiovasculares
Presión alta, colesterol, falta de riego sanguíneo, todas estas enfermedades pueden dañar los vasos sanguíneos del cerebro, produciendo alteraciones en la memoria y las capacidades comunicativas, incluso el colesterol alto puede impedir la eliminación de proteínas dañinas en el cerebro.
Diabetes tipo 2
Cuando tenemos problemas de insulina y esta no es bien asimilada, los científicos han demostrado evidencias entre la aparición del Alzheimer y el azúcar en sangre.
Daño oxidativo
Los radicales libres presentes en nuestro cuerpo pueden atacar otras células, en este caso las neuronales potenciando la aparición de la enfermedad.
Etapas del Alzheimer
El Alzheimer, al igual que otras enfermedades degenerativas, ha sido catalogado en diferentes etapas ateniendo a la gravedad de los síntomas manifestados. Desde los primeros estadios con episodios de confusión, faltas de memoria a corto plazo, cambios de humor hasta los más graves con demencia senil permanente, el Alzheimer se cataloga atendiendo al deterioro de los procesos de las neuronas, las capacidades de comunicación, la conducta y el grado de dependencia en tres etapas diferentes.
1. Primera etapa o leve
Se caracteriza por una pérdida del ánimo y faltas leves de memoria seguidas de lentitud en los procesos de aprendizaje. Empiezan a sentirse aislados y tratan de evitar la gente así como lugares nuevos. Padecen confusiones y les cuesta ser ordenados y planificadores. Las rutinas diarias se convierten dificultosas y les cuesta escribir. En el plano laboral, puede empezar a notarse problemas y fruto de esto las personas se notaran frustradas y enfadadas con su entorno.
2. Segunda etapa o moderada
En esta etapa la enfermedad ya es plenamente visible. Ahora las personas ya solo pueden realizar tareas simples sin ayuda, pero la necesitaran para el resto de actividades. Estarán desorientadas y ausentes de la realidad que les rodea. La memoria será difusa y los recuerdos se verán como distorsionados y lejanos. La percepción temporal se verá afectada así como el habla. Comenzaran a deambular en soledad y el ánimo les cambiara radicalmente, variando entre la depresión y la tranquilidad a fases de histeria y enfado. También comenzaran a padecer trastornos del sueño y dificultades para realizar tareas como comer, vestirse y el aseo personal.
3. Tercera etapa o grave
En esta fase final de la enfermedad la persona es incapaz de hacer nada ya por sí misma, no camina, come a duras penas y las neuronas de su cerebro ya no reconoce rostros ni personas. Pierde la capacidad de la memoria y su estado físico es muy débil, haciéndole propicio a padecer enfermedades y problemas respiratorios, hasta que finalmente muera.
Finalmente, en nuestro país CEAFA la Confederación Española de Asociaciones de familiares de Personas con Alzheimer y Otras Demencias tiene a vuestra disposición numerosa documentación que será de gran ayuda en caso de tener algún familiar padeciendo esta dura enfermedad.