La sal comenzó a utilizarse en la conservación de los alimentos, pero actualmente, con los medios tecnológicos de los que disponemos, esto no es necesario y básicamente la usamos para añadir sabor a los alimentos. Es algo habitual en nuestra cocina y muchos de nosotros podemos pensar que no podemos comer sin sal, sin embargo, no es imprescindible. Nuestro estilo de vida actual hace que consumamos alimentos envasados y precocinados y estos suelen contener mayor cantidad de sal.
Nuestro paladar se va formando a lo largo de nuestra vida, según los hábitos alimenticios. Nos vamos familiarizando con lo soso o lo salado dependiendo de la cantidad de sal que contengan los alimentos que vamos consumiendo. Lo recomendable es controlar el consumo de sal desde la infancia, de esta forma, en la etapa adulta podremos comer sin sal o con menos sal. No obstante, podemos cambiar nuestros hábitos poco a poco haciendo que nuestra dieta sea más saludable sin cambiar drásticamente los sabores a los que estamos acostumbrados. Es bastante probable que la mayoría de nosotros no sepamos qué cantidad de sal tomamos al día. Diferentes organismos relacionados con la salud estiman que el consumo adecuado diario de sal para un adulto debe rondar los 5 gramos, el equivalente a una cucharadita de café. Podemos calcular este consumo multiplicando por 2,5 los gramos de sodio que contenga el alimento y que debe estar especificado en su etiqueta.
Riesgos de un consumo excesivo
El consumo de sal en exceso puede causar numerosos problemas de salud, entre las más comunes están las enfermedades cardiovasculares, y dentro de estas, la hipertensión, ya que se añade el riesgo de retención de líquidos y, por tanto, aumenta la presión en las arterias. Esto también conlleva el aumento de peso y obliga al corazón, los riñones y el hígado a trabajar más de lo normal para eliminar ese exceso de nuestro organismo. También se relaciona con la insuficiencia renal, entre otras. En condiciones normales, el exceso de sal que no necesitamos se elimina con la orina, pero a la vez también el calcio favoreciendo la creación de cálculos y disminuyendo el calcio de los huesos.
¿Necesitamos la sal?
Dicho todo esto, la sal es nuestra mayor fuente de sodio y este es indispensable para nuestro cuerpo, aunque solo en pequeñas cantidades, de lo contrario hará un efecto contrario convirtiéndose en perjudicial para nuestra salud. Por ello no es mejor comer sin sal pero debe ser algo que controlemos. Las necesidades varían con la edad, el peso, actividad física, etc. Contribuye a la hidratación de nuestro organismo y actúa en el equilibrio de la composición de la sangre.
Tenemos que tener en cuenta que los alimentos ya contienen sal de forma natural. La sal añadida en nuestras cocinas y como condimento en la mesa, debería suponer una mínima parte de la que ingerimos, aunque actualmente ronda el 75%, algo que es posible y necesario reducir. Un ejemplo es el pan, en donde se ha disminuido su contenido en sal, sin embargo, los consumidores casi no lo hemos apreciado. Es por que se ha hecho gradualmente y hemos ido acostumbrando nuestro paladar.
Algunos alimentos tienen un alto contenido en sal, esto no significa que tengamos que si queremos comer sin sal tengamos que eliminarlos totalmente, solo tenemos que reducir su consumo. Con este cambio en nuestras costumbres fomentaremos que la industria alimentaria también tienda a fabricar alimentos con menos sal añadida. Por lo tanto, modificar nuestros hábitos reduciendo el consumo de sal es una tarea conjunta, de los consumidores añadiendo menos sal a los alimentos cocinados, utilizando en menor cantidad el salero en nuestras mesas y comprando alimentos con menos sal añadida y, por otro lado, la industria alimentaria disminuyendo la sal añadida a los productos. Por último, las organizaciones relacionadas con la salud deberían realizar campañas de información para mostrar qué efectos negativos conlleva la ingesta excesiva de sal para nuestro organismo.
Hábitos saludables relacionados con el consumo de sal necesaria
Hay algunos consejos para con el tema de la sal. Para empezar debemos evitar productos precocinados y envasados, tampoco debemos añadir sal durante el cocinado o en la mesa o en todo caso, solo en pequeñas cantidades así como no añadir sal a los alimentos infantiles. Por último en platos con salsas, es mejor colocarla aparte para evitar el exceso de sal que contienen.
Alimentos que pueden sustituir la sal en nuestras comidas
Las comidas sin sal suelen tener muy mala fama. Esto se debe principalmente a que, en muchos casos, no se utilizan reemplazos como las hierbas aromáticas u otros alimentos, para dar sabor a las comidas. Podemos dar sabor a los alimentos sustituyendo la sal por otros alimentos. Estos son algunos de ellos.
- La albahaca: es una planta muy aromática y agradable, de olor suave y, además, tiene propiedades beneficiosas para el estómago.
- El eneldo: es una planta muy delicada, ideal para condimentar pescados.
- El laurel: se pueden utilizar sus hojas tanto frescas como secas. El laurel ayuda a abrir el apetito.
- El orégano: se utiliza para adobar la carne y para completar a la pizza. Podemos encontrarlo fresco o seco.
- El romero: planta típica Mediterránea. Esta hierba va perfectamente tanto en carnes como en pescados.
- El tomillo: se utiliza como condimento de carnes, en asados y estofados, es perfecto para platos de caza.
- El perejil: es la hierba más popular, se ella hace la salsa verde, entre otras cosas y también combina con carnes y pescados.
- El limón: añadir unas gotas a las sopas, ensaladas, el pollo y otras carnes.
- La pimienta molida: funciona muy bien para condimentar gran variedad de alimentos y así evitar el uso de la sal. Además, hay diferentes tipos de pimienta para elegir: negra, blanca, verde y roja.
Alimentos secos y frutas deshidratadas: los tomates secados al sol, hongos secos, etc. Son una gran fuente de sabor, ideales para ensaladas.
Por último los sofritos de hortalizas aromáticas como la cebolla, la chalota, el ajo, el puerro o el cebollino dan mucho sabor, tanto salteados ligeramente como caramelizados cuando nos interesa conseguir un sabor más dulce. Finalmente asar los alimentos o cocinarlos a la plancha a gran temperatura, hará que la superficie adquiera un agradable color dorado, y también aportará nuevos matices de sabor que nos ayudarán a olvidarnos antes de añadir la sal.