La enfermedad del Alzheimer (EA) consiste en una enfermedad neurodegenerativa que produce problemas conductuales y deterioro cognitivo. Es la forma más común de demencia en la cual aparecen pérdidas de la memoria, puesto que diferentes zonas del cerebro (relacionadas con diferentes capacidades mentales) se van atrofiando debido a la muerte progresiva de neuronas y la pérdida de tejido en todo el cerebro.
El cerebro de una persona que padece Alzheimer sufre diferentes cambios que afectan a su forma de pensar y actuar. Por ejemplo, las dos zonas que experimentan un mayor encogimiento son la corteza y el hipocampo. Al encoger la corteza se dañan áreas del cerebro encargadas de pensar, planear y recordar. Además, el hipocampo tiene un papel muy importante en la formación de nuevos recuerdos. Por lo tanto, uno de los síntomas más claros en esta enfermedad es la incapacidad de generar y adquirir nuevos recuerdos.
¿Cuáles son las etapas del Alzheimer?
Al tratarse de una enfermedad progresiva y que empeora con el tiempo, las habilidades de la persona que la padece experimentan una modificación a medida que la enfermedad avanza. Existen siete etapas delimitadas por expertos, aunque debemos de tener en cuenta que los síntomas pueden variar de una persona a otra. En general, las principales etapas son las siguientes:
1.Durante la primera etapa, la persona tiene un funcionamiento cognitivo normal, no presenta problemas de memoria y los médicos no observan síntomas.
2.En la segunda etapa aparecen pequeños fallos en la memoria debido a una disminución cognitiva bastante leve. Pueden producirse olvidos relacionados con el nombre de objetos que son familiares y el lugar donde se colocan o con palabras conocidas para la persona. Estos síntomas no afectan a su capacidad para interactuar con la familia, amigos o compañeros de trabajo.
3.La tercera etapa se denomina la etapa temprana del Alzheimer, debido a que los síntomas propios de la enfermedad comienzan a ser evidentes por las personas cercanas a la persona que la sufre. En esta etapa se produce una disminución cognitiva leve, en la que aparecen mayores dificultades de retención, planificación, organización y de memoria. Suelen tener problemas para recordar nombres de personas que acaban de conocer o palabras para nombrar algún objeto, pueden perderse cuando viajan a un sitio que ya conocen, dificultades para desempeñar tareas laborales, problemas de concentración, etc.
4.Durante la cuarta etapa, la persona experimenta un deterioro cognitivo moderado, el cual provoca la pérdida de memoria sobre acontecimientos recientes y de su historia personal, mayores dificultades de organización y planificación (viajes, comidas, pagar facturas, administrar el dinero, etc.). Las personas que atraviesan esta etapa suelen entrar en una fase de negación, evitando aquellas situaciones en las que estén implicadas su capacidad de memoria y retención.
5.En la etapa moderada o media de la enfermedad, aparece una disminución cognitiva moderadamente severa, cuyos síntomas empiezan a convertir a la persona en dependiente ya que sus problemas de lenguaje, orientación y memoria afectan a su autonomía personal. Las personas que atraviesan esta etapa no son capaces de recordar sus datos personales como el lugar donde viven, su teléfono, etc., aunque aún pueden recordar algunos datos importantes sobre su familia o ellos mismos. Además, aparecen confusiones sobre los días de la semana o el lugar donde se encuentran. No obstante, son personas independientes para alimentarse o utilizar el aseo.
6.El deterioro cognitivo comienza a agravarse en la sexta etapa. La disminución severa de las habilidades cognitivas pueden producir importantes cambios en la personalidad y, es entonces, cuando las personas que atraviesan esta dura etapa necesitan ayuda de otras personas para realizar actividades del día a día. En general, estas personas suelen recordar su propio nombre aunque pierden conciencia y tienen dificultades para recurrir a los recuerdos de las experiencias, hechos recientes y de su entorno. Suelen necesitar ayudar para vestirse, para ir al aseo y mantener una higiene adecuada. Aparecen creencias falsas o conductas repetitivas y compulsivas. Además, el ciclo del sueño esta alterado.
7.En la etapa severa o tardía de la enfermedad de Alzheimer, las personas sufren una disminución cognitiva muy severa. Por lo tanto, se ven incapacitadas para responder a la estimulación externa que ofrece su entorno. Los nuevos recuerdos son imposibles de asimilar. Además, tienen dificultades en el habla y en el control motor, aunque aún pueden pronunciar palabras o frases cortas. Debido a la afectación en las capacidades más básicas, estas personas necesitan ayuda para casi todo. Es posible que pierdan la capacidad de sonreír, de tragar, de sentarse sin apoyo o sostener la cabeza.
¿Qué podemos hacer para prevenir o paliar el avance de la enfermedad?
El Alzheimer es una enfermedad que afecta a una de cada nueve personas mayores de 65 años. Además de no existir una cura, existen una serie de factores de riesgo que pueden provocar el avance de esta enfermedad. Por ello, es importante tener en cuenta las siguientes recomendaciones para tratar de prevenir la aparición o el avance de esta enfermedad:
-Hacer ejercicio para disminuir la presión sanguínea y evitar el estrés.
-Llevar a cabo una dieta saludable en la que se evite el exceso de grasas saturadas y se aumente la ingesta de alimentos antioxidantes, ricos en vitamina y omega-3.
-Estimular tu mente con nuevos aprendizajes. Los expertos sugieren que la estimulación cerebral es una buena forma para combatir la demencia senil y el Alzheimer. Puedes realizar actividades sencillas como hacer puzzles, crucigramas, acertijos, o un poco más complejas como aprender un nuevo idioma o tocar un instrumento musical.
-Vivir en un ambiente familiar cálido y feliz es uno de los factores más importantes para paliar esta enfermedad.
-Socializarse con los amigos, con nuevas personas o participar en grupos que hagan actividades reconfortantes es otra de las claves para prevenir esta enfermedad.
¿Qué podemos hacer para ayudar si somos familia de una persona que padece esta enfermedad
El Alzheimer es una enfermedad que no sólo afecta a la persona que la padece, sino también al entorno que le rodea. Por esto, es importante conocer cómo podemos ayudar y cómo debemos ayudar para aliviar el sufrimiento.
-Aceptar la nueva realidad: es necesario que todos acepten las limitaciones que supone tener un familiar con Alzheimer. Una vez asumidas, se conseguirá que la frustración disminuya y que la búsqueda de estrategias alternativas sea más eficaz.
-Proporcionar información sobre su entorno: es importante no cambiar las rutinas ni los horarios. Se debe de facilitar herramientas como relojes, calendarios, etc. para que la persona enferma pueda ubicarse y situarse cuando tenga algún despiste. De esta forma, se sentirá menos dependiente de la familia.
-Paciencia: a medida que avance la enfermedad, mayores cuidados necesitará la persona, por lo que es importante no perder los nervios. En este caso, son muy importantes las rutinas y las auto-instrucciones sencillas en las actividades diarias, como bañarse, vestirse, alimentarse, etc.
-Comunicación empática: como se ha comentado anteriormente la persona que sufre la enfermedad tiene dificultades para comunicarse, por lo tanto, los familiares deben de tomarse con calma los intentos de hablar de la persona afectada, proporcionando ayuda sin interrumpir el discurso.
En general, las personas y los familiares que atraviesan por esta terrible enfermedad sufren mucho, sobre todo al principio, debido al desconocimiento para saber cómo actuar en cada momento. Lo más importante es continuar con la armonía familiar, evitando el estrés que puede conllevar la enfermedad. El afecto, el cariño y el amor de los seres queridos es imprescindible para las personas que sufren la enfermedad del Alzheimer.