Aunque se trata de un tema algo embarazoso, lo cierto es que muchas personas sufren diariamente las molestias de la fístula anal. Un problema muy común que en principio no resulta grave, pero que es importante tratar a tiempo para evitar diversas complicaciones.
Qué es una fístula anal
Una fístula es una conexión que se produce de forma anormal entre dos partes, por ejemplo, dos órganos, entre dos vasos sanguíneos etc. La fístula se produce en el interior del cuerpo, y puede aparecer en cualquier zona. En el caso de la fístula anal, lo que se produce es una conexión en forma de tubo bajo la piel que se encuentra en la zona perianal.
Este problema puede producirse por diversos motivos, aunque en la mayoría de los casos se produce como consecuencia de una infección en alguna de las glándulas anales.
En el canal anal, se encuentran situadas unas glándulas que se encargan de mantener lubricados los tejidos que recubren el ano. En ocasiones, esas glándulas pueden obstruirse dando lugar a infecciones, lo que causa que se produzcan abscesos (un hueco donde se acumula la pus).
La infección acumulada en la glándula anal, produce una anomalía en el tracto anal que generalmente requiere de una intervención médica para solucionar el problema. Esa infección además de ser muy dolorosa, suele ser la principal causa de la fístula anal. Aunque no es la única, ya que existen otros problemas que pueden producir una fístula anal.
Síntomas de una fístula anal
Este tipo de problema es muy común, generalmente en personas adultas aunque también puede darse el caso en niños con patologías que afectan al intestino, como es la enfermedad de Crohn. También existe un porcentaje mayor de varones afectados, y curiosamente, la edad en la que suele aparecer la fístula anal es hacia la cuarentena.
Si tienes una fístula anal, es posible que ni siquiera llegues a notar los síntomas, ya que si se encuentra alejada del ano no suele producir demasiadas molestias. Lo más habitual es que notes picor o que te escueza en la zona donde se encuentra la fístula.
Sin embargo, cuando esta se encuentra cerca del ano puede producir un dolor bastante intenso. Especialmente a la hora de realizar las deposiciones, ya que el paso de las heces por la zona donde se encuentra la fístula anal produce un dolor muy intenso. Incluso, puedes llegar a notarlo hasta varias horas después de haber hecho la deposición.
También es posible que se produzca un ligero sangrado, además de la expulsión de una pequeña cantidad de pus. Si notas alguno de estos síntomas, debes acudir a tu médico de cabecera para que realice una primera exploración. Si se confirma la sospecha, te derivará al especialista para que realice un diagnóstico y se ponga en marcha el tratamiento lo más rápido posible.
Causas
Como ya veíamos al principio, la principal causa de la fístula anal es la infección de la glándula anal, según los informes médicos, en un 80% de los casos este es el motivo. Sin embargo, existen otras causas que pueden producir este tipo de anomalía en la zona perianal.
- Enfermedades asociadas a la inflamación intestinal : Las enfermedades que afectan a los intestinos, como la enfermedad de Crohn o el síndrome del colon irritable, entre otras, pueden producir la aparición de la fístula anal.
- Enfermedades de transmisión sexual : El sexo peligroso puede ocasionar graves perjuicios en tu salud. Algunas enfermedades como la clamidia o la sífilis, pueden producir fístula anal. También el VIH, como consecuencia de la debilidad del sistema inmunitario que produce esta enfermedad. Otras prácticas como el sexo anal, o el uso de objetos sexuales, pueden producir lesiones que se infecten y llevar a la aparición de una fístula anal.
- Algunos tipos de cáncer y su tratamiento : Si el cáncer se sitúa cerca de la zona perianal, como el cáncer anorectal, en la próstata, en el recto o la pelvis. El tratamiento con radiación en los tejidos perianales, puede causar la aparición de una fístula anal.
Tratamiento
La medida más efectiva para tratar la fístula anal, es la intervención quirúrgica. Se trata de una cirugía sencilla que raras ocasiones produce complicaciones. Puede realizarse de varias maneras diferentes, en función del tipo de fístula que tengas, de la profundidad a la que se encuentre, etc.
- La fistulotomía : Se realiza una incisión en la fístula y se vacía por completo, procurando que la cicatrización sea lo más rápida posible.
- Una fistulectomía : En este caso, se trata de extirpar por completo la fístula anal. El problema con este tipo de intervención es, que se produce una herida de mayor tamaño y por lo tanto, la cicatrización y la recuperación son mucho más lentas.
En algunos casos, se intenta evitar la intervención quirúrgica tratando de eliminar el problema con otros medios previamente. Si la fístula está producida por la enfermedad de Crohn, primero se realiza un tratamiento a base de fármacos. En el caso de que no resulte efectivo, se procede a las técnicas quirúrgicas.
Medidas preventivas
Existen diversos factores de riesgo que aumentan las posibilidades de sufrir una fístula anal. Por lo tanto, es fundamental tomar una serie de medidas preventivas y evitar así el riesgo de sufrir este molesto problema.
- Evita el estreñimiento : Ya que el estreñimiento puede causar la aparición de fisuras en el tejido perianal, lo que suele producir la infección de las glándulas anales. Sigue una dieta variada y equilibrada, rica en frutas, verduras y alimentos ricos en fibra.
- Extrema la higiene: Es fundamental limpiar correctamente la zona después de cada deposición. En niños y en bebés, debes asegurarte de que se limpian correctamente cada vez que van al baño, cambia frecuentemente el pañal de tu bebé.
- Practica sexo seguro : Las enfermedades de transmisión sexual pueden dañar tu salud gravemente, incluso, una fístula anal puede ser el menor de tus problemas. Utiliza siempre un preservativo cuando mantengas relaciones sexuales y si vas a practicar sexo anal, procura utilizar lubricantes específicos que mantengan la zona bien hidratada.
Si notas dolor en la zona perianal, escozor o notas algún pequeño bultito, con forma de espinilla, acude a tu médico para valorar la situación. También si observas manchas de sangre o pus en tu ropa interior, es fundamental que recibas el tratamiento pertinente antes de que se produzcan infecciones y otras posibles complicaciones.