La gastroenteritis consiste en la inflamación (-itis) del tracto digestivo o tracto gastrointestinal, es decir, del estómago (gastro) y el intestino (enter-). Generalmente se debe a la presencia de un virus, siendo los más comunes el rotavirus, el norovirus, el astrovirus y el adenovirus entérico. También puede deberse a una infección bacteriana o a un parásito, y es la principal dolencia que causa diarrea en niños y adultos.
La gastroenteritis puede ser conocida como gripe estomacal, aunque no tiene relación con lo que comúnmente se conoce como gripe. Algunas de las maneras de contraerla es la ingesta de alimentos en mal estado, preparados inadecuadamente, o el beber agua contaminada, aunque es muy probable que la causa sea el contacto físico con otra persona que esté infectada.
Síntomas de la gastroenteritis
Los síntomas de la gastroenteritis aparecen de forma repentina, entre las 12 y 72 posteriores a contraer el virus o la infección. Los más comunes son diarrea, náuseas, vómitos, dolor abdominal y, con menos frecuencia, fiebre. También puede provocar escalofríos, sudoración, dolor muscular, fatiga y pérdida de peso. Si en las deposiciones se encuentra sangre, generalmente se debe a que la causa de la infección sea una bacteria. Sin embargo, si vemos algún signo anormal en las deposiciones de la diarrea, como la mencionada sangre, coágulos, pus, mucosidad o un color demasiado oscuro, deberemos consultarlo con el médico de manera urgente.
La diarrea y los vómitos pueden causar complicaciones, como la deshidratación, ya que el cuerpo pierde de esta manera y electrolitos (Calcio, Cloruro, Magnesio, Fósforo, Potasio, Sodio), que son minerales que tiene el cuerpo. Estos se mantienen de forma equilibrada dentro y fuera de las células para mantener los niveles de agua también equilibradas, y así el organismo puede seguir cumpliendo sus diferentes funciones vitales. Si se produce una pérdida de agua o electrolitos a uno de los lados de la pared celular, éstos tienden a reequilibrarse, haciendo que las células pierdan agua. Es por ello que cuando tenemos diarrea, vómitos o ambas, como perdemos de manera repentina más agua de la que podemos reponer, nos deshidratamos, entonces se rompe este equilibrio químico y el organismo no puede funcionar correctamente.
Algunos signos de deshidratación, que aparece sólo en casos graves o cuando se han tenido vómitos o deposiciones líquidas de forma muy repetida y no se ha puesto tratamiento, son: sed, boca seca o pegajosa, orina muy oscura o ausencia de ella, piel seca, dolor de cabeza, apatía, ojos hundidos o respiración anormal.
Causas comunes
La causa de la gastroenteritis puede ser un virus, una bacteria, un parásito o factores no infecciosos. Veamos cada uno de los agentes por separado.
Los virus más comunes que producen gastroenteritis son el rotavirus, el norovirus, el adenovirus y el astrovirus. El rotavirus es el que suele causar esta patología en niños, y en los adultos es el norovirus. La diarrea provocada por norovirus es más frecuente en otoño e invierno, entre los meses de octubre y marzo.
Las bacterias que con más frecuencia provocan inflamación gastrointestinal son Escherichia coli, Salmonella, Shigella y Campylobacter, siendo esta última la que mayor número de casos provoca, y suele asociarse al consumo de carne de aves. Hay una serie de alimentos que pueden causar esta infección debido a que hayan sido contaminados, y el mantenerlos a temperatura ambiente, es decir, sin refrigerar, hace que se multipliquen las bacterias y aumenten el riesgo de infección. Entre ellos se encuentra la carne cruda o poco cocida, el pollo, el marisco, los huevos, los brotes crudos, la leche sin pasteurizar y los quesos frescos. Una mala higiene a la hora de cocinar también aumenta el riesgo de contraer estas infecciones. A todos estos casos se les suele denominar intoxicación alimentaria, y su consecuencia es la gastroenteritis.
Las causas parasitarias y no infecciosas son menos comunes. Entre las primeras, son frecuentes las especies de protozoos Giardia lamblia, Entamoeba histolytica y Cryptosporidium. Entre las causas no infecciosas podemos encontrar efectos secundarios de ciertos medicamentos, intolerancias como a la lactosa o el gluten, la Enfermedad de Crohn o la ingesta de toxinas, a veces asociadas a consumir pescados en mal estado o algunos pescados venenosos o el botulismo, intoxicación derivada de alimentos incorrectamente conservados.
Tratamiento de la gastroenteritis
La gastroenteritis es una enfermedad que desaparece en menos de una semana, más rápido aún si la causa una bacteria, y el tratamiento va enfocado hacia la disminución de los síntomas más que a eliminar la causa. Esto no quiere decir que no sea necesario llevar a cabo el tratamiento, pues debemos combatir la deshidratación del cuerpo, especialmente en la población de mayor riesgo: niños y ancianos. Por ello, ante los primeros síntomas de gastroenteritis deberemos acudir a un médico para que nos indique el procedimiento a seguir y nos de los medicamentos necesarios.
El principal tratamiento de la gastroenteritis consiste en la recuperación de agua y electrolitos, y en mantener reposo en la cama para recuperar la energía perdida. Por ello, los primeros días de dolencia se deben dedicar casi exclusivamente a la ingesta de líquidos, especialmente isotónicos. Generalmente, el cuerpo rechaza la ingesta de alimentos, pero se pueden consumir líquidos en pequeñas cantidades, por ello se recomienda tomar bebidas isotónicas, pues contienen agua y electrolitos.
Para tratar la deshidratación de leve a moderada, y también como medida preventiva de ella, el médico nos dará sales de rehidratación oral, un compuesto de electrolitos, el llamado suero, que se disuelve en agua y que nos aportan estos dos componentes tan importantes para recuperarnos de la deshidratación derivada de la diarrea y los vómitos.
Si los vómitos son frecuentes nuestro médico también nos puede recomendar antieméticos, que son medicamentos para inhibir los vómitos. La diarrea no se suele combatir más que en casos que el médico considere necesarios, tanto este síntoma como el vómito son mecanismos que tiene el cuerpo para expulsar los agentes infecciosos, y por ello no deben de cortarse de manera repentina salvo en situaciones excepcionales.
Los antibióticos tampoco se suelen recetar. La gastroenteritis tiene un tratamiento similar tanto si se trata de virus como de bacterias, y los antibióticos, indicados para combatir infecciones bacterianas, serán administrados sólo en casos graves en los que se asegure que el origen en de ese tipo; no tienen ningún tipo de efecto sobre las infecciones virales.
Respecto a la alimentación, como decíamos, al principio debe ser exclusivamente compuesta por líquidos, y a medida que los síntomas mejoren, incorporaremos alimentos llamados astrigentes: el arroz, la zanahoria, patata hervida, manzana de cualquier forma, pan tostado, plátano, membrillo, infusiones y agua con limón. Posteriormente podrá incorporar yogurt natural, pollo a la plancha, jamón cocido y pescado hervido. No obstante, nuestro médico nos dará una lista con alimentos recomendados y cuándo empezar a tomarlos.
Cómo podemos prevenir la gastroenteritis
La mejor prevención de la gastroenteritis es mantener una buena higiene, especialmente después de ir al baño, después de cambiar el pañal de un bebé, y cuando hay un enfermo de gastroenteritis en el hogar, trabajo, colegio, etc. Para evitar la intoxicación con alimentos, hemos de asegurarnos de lavarnos bien las manos antes de cocinar, lavar la comida y cocinarla correctamente, que no queden partes crudas, además de mantener refrigerados los alimentos frescos, los huevos y los lácteos.