Las grietas anales no son otra cosa que unas pequeñas fisuras o desgarros en el tejido que cubre el ano. Ese tejido o mucosa es muy delgado, por lo que eso supone que pueda romperse fácilmente, sobre todo en ocasiones en las que una persona tiene estreñimiento y evacua heces grandes y con fuerza.
Debes saber que las grietas anales no suelen ser peligrosas y en la mayoría de los casos se suelen curar por ellas mismas con el paso del tiempo y, imprescindible, mejorando la alimentación e ingiriendo fibra para facilitar la evacuación. Sin embargo, también hay casos en los que se necesita una cirugía o tratamientos para reponer esa grieta anal. Desde Bekia te contamos cuáles son los síntomas, las causas y el tratamiento para estas fisuras.
Síntomas para detectar grietas anales
Una vez que hemos explicado qué son las grietas anales, podemos comenzar a hablar más profundamente del tema. Por ejemplo, es bueno conocer los síntomas para que nosotros mismos podamos ser conscientes de si las sufrimos o no.
Entre los posibles síntomas de las grietas anales se encuentra el dolor durante el proceso de defecación e incluso posteriormente, que se puede prolongar durante varias horas. Si notas esta molestia o dolor, puedes fijarte en las heces o en el propio papel higiénico, ya que si presentan un poco de sangre será otro síntoma de poder estar sufriendo las grietas anales.
Por último, si crees que presentas algunos de estos síntomas puedes pedir ayuda a alguien para que compruebe si hay alguna grieta visible en la zona de alrededor del ano o si presentas algún bulto pequeño en esa zona anal. En caso de que así esa, debes contactar y acudir inmediatamente al médico, que será el encargado de verificar si es cierto que tienes grietas anales.
¿Cuáles son las causas que las provocan?
También es importante que sepas las causas que provocan las grietas anales, ya que algunas de ellas se pueden evitar y prevenir para que no aparezcan. La más frecuente tiene que ver con el estreñimiento, que nos hace evacuar heces grandes y duras y con mucho esfuerzo. Por tanto, seguir una dieta rica en fibra nos ayudará a evitar y controlar esta situación para que no se produzcan desgarros al defecar.
También puede provocar grietas anales el parto, debido al gran esfuerzo que se realiza, una diarrea crónica o practicar sexo anal.
Además de estas causas, hay otras que están consideradas menos frecuentes pero que también pueden llevar a que aparezcan las grietas anales. Entre ellas se encuentran varias enfermedades, como la de Crohn, un cáncer anal, el VIH, la tuberculosis o la sífilis. Sin embargo, como hemos señalado, estás son poco comunes.
¿Cómo se diagnostica una grieta anal?
Si crees que puedes sufrir grietas anales o que presentas algunos de los síntomas que hemos nombrado, es aconsejable que acudas al médico para que pueda comprar si es así y se empiece a tratar a tiempo. Generalmente, la forma que va a tener de comprobarlo es con una inspección de esa zona anal, aunque en ocasión a simple vista se puede detectar.
Sin embargo, el médico también puede pedir que se te realicen unas pruebas adicionales, como puede ser una colonoscopia o anoscopia. Con la primera, se introduce un tubo en el recto para inspeccionar el color. La segunda consiste en insertar un dispositivo en el ano para que el profesional tenga mayor facilidades para visualizar el recto y el ano.
Además, cuando el médico compruebe el lugar exacto en el que se encuentra la grieta anal, podrá determinar con mayor seguridad cuál ha sido la causa más probable por la que se ha producido. Por ejemplo, si se produce en el costado del orificio anal, la causa puede ser la enfermedad de Crohn.
Tratamientos para las grietas anales
Debes saber que la forma más frecuente de tratar las grietas anales es sin hacer nada, relativamente. Estas fisuras se suelen sanar por sí solas con el paso del tiempo (un par de semanas aproximadamente), pero también hay que tomar algunas medidas. Se trata de conseguir cambiar las heces duras por las blandas para que realicemos fuerza al evacuar. Por ejemplo, se pueden realizar baños de asiento dos veces al día para relajar el esfínter.
También se puede recetar la nitroglicerina tópica, que se trata de un ungüento que puede ser recetado para tratar el dolor de esas fisuras en la zona del ano. Además, ayuda a aumentar el flujo sanguíneo hasta la zona afectada para ayudar a que cicatrice mejor. También se puede aplicar una crema anestésica en caso de que el dolor se muy fuerte, ya que contribuirá a aliviarlo.
También hay casos extremos en los que son necesarios la cirugía. Esto únicamente se realizará si los otros tratamientos no surgen efecto o si tienes gritas anales crónicas. Con esta operación básicamente se corta una porción del músculo que hay en el esfínter anal para que se reduzca ese dolor y se cure la grieta mejor.
¿Se pueden prevenir las grietas anales?
Lógicamente y como ocurre con cualquier cosa , no hay nada que se pueda prevenir al 100%. Sin embargo, tomando una serie de medidas si podemos contribuir a evitar que aparezcan las grietas anales, aunque eso no supone que nunca vayan a surgir.
Lo que debes tener en cuenta es que si has sufrido grietas anales quizás debas plantearte cambiar algunos estilos de vida. No son grandes cambios, pero sí muy efectivos para evitar que reaparezca este problema. En primer lugar y lo más importante es añadir fibra a tu dieta. Debes consumir alrededor de 25 mg al día para que las heces sean blandas y vayas a defecar sin ningún problema. Te recomendamos algunas frutas, verduras o frutos secos integrales.
También es importante que bebas líquidos frecuentemente. Se recomienda que sean entre 2 y 3 litros de agua al día para evitar también el estreñimiento. Por su puesto, no olvides combinarlo con ejercicio. No hace falta que sea correr o ir al gimnasio, basta simplemente con andar cada día media hora. Siguiendo estos pequeños pasos notarás que el esfuerzo en la evacuación ha disminuido notablemente y, por tanto, estarás evitando que se produzcan grietas anales.