Quizá últimamente estés escuchando hablar sobre la hemorragia subaracnoidea pero no sepas qué es o cómo puede afectar a la persona que padece esta afección neurológica. La hemorragia subaracnoidea es un tipo de accidente cerebrovascular que pone en riesgo la vida de quien lo padece y está causado por una hemorragia en el espacio que rodea el cerebro.
La hemorragia subaracnoidea puede ser acusada por un aneurisma o una lesión en la cabeza. Un tercio de los pacientes que padecen esta afección pueden sobrevivir con una buena recuperación, otro tercio sobrevivirá con una discapacidad causada por la hemorragia y un tercio de las personas afectadas, morirá. El tratamiento se centra en detener el sangrado, restaurar el flujo sanguíneo para que se vuelva normal y prevenir el vasoespasmo.
Qué es exactamente
El espacio subaracnoideo es el área entre el cerebro y el cráneo. Está lleno de de líquido cefalorraquídeo que actúa como un cojín flotante para proteger el cerebro. Cuando la sangre se libera en el espacio subaracnoideo, irrita el revestimiento del cerebro, aumenta la presión sobre el cerebro y daña las células cerebrales. Al mismo tiempo, el área del cerebro que previamente recibía sangre rica en oxígeno de la arteria afectada ahora está privada de sangre, lo que acaba ocasionando en un derrame cerebral.
Cuando se acumula dentro del cráneo la sangre coagulada y el líquido, aumenta la presión que puede presionar contra el hueso y el cerebro, incluso puede hacer que se desplace y se hernie. El bloqueo de la circulación normal puede agrandar los ventrículos (y provocar hidrocefalia), causando confusión, letargo y pérdida de conciencia.
El vasoespasmo es una complicación común que puede ocurrir de 5 a 10 días después de la hemorragia subaracnoidea. Los subproductos irritantes de la sangre hacen que las paredes de una arteria se contraigan y se conviertan en espasmos. El vasoespasmo reduce el diámetro interior (lumen) de la arteria y, por lo tanto, reduce el flujo de sangre a esa región del cerebro, causando un accidente cerebrovascular secundario.
Causas comunes y facctores de riesgo
En la hemorragia subaracnoidea, el traumatismo craneal es la causa más frecuente. En pacientes sin traumatismo craneal, es más comúnmente causada por un aneurisma cerebral. Un aneurisma cerebral es un problema en forma de globo de una arteria en el cerebro que puede romperse y sangrar en el espacio entre el cerebro y el cráneo.
Los factores de riesgo para desarrollar un aneurisma incluyen:
- Tener la presión arterial alta
- Fumar
- Consumo excesivo de alcohol
- Consumo de cocaína o metanfetaminas
- Antecedentes familiares de aneurisma cerebral
- Ciertos tipos de trastornos del tejido conectivo
- Aneurisma cerebral previo
Síntomas
Para poder buscar ayuda inmediatamente es necesario detectar esta afección a tiempo, tanto si te ocurre a ti o a un ser querido, ¡es imprescindible buscar atención médica de forma inmediata! Para ello, deberás saber que los síntomas son los siguientes:
- Dolor de cabeza severo y repentino
- Náuseas y vómitos
- Rigidez en el cuello
- Dolor de espalda asociado
- Sensibilidad extrema a la luz
- Visión borrosa o doble
- Pérdida de la conciencia
- Convulsiones
- Debilidad repentina
- No poder dar respuestas
Diagnóstico
Cuando una persona está en el hospital de urgencias por la sospecha de una hemorragia cerebral a causa de los síntomas, los médicos tendrán que valorar los síntomas y los antecedentes en su historia médica. Se deberá evaluar rápidamente para determinar el diagnóstico. Las pruebas que se pueden realizar son:
- Una tomografía computarizada: radiografía no invasiva que proporciona imágenes detalladas de estructuras anatómicas dentro del cerebro y para detectar cualquier sangrado.
- Punción lumbar: es un procedimiento invasivo en el que se inserta una aguja hueca en la espalda baja para detectar sangre en el líquido cefalorraquídeo. El médico recogerá 2 a 4 tubos de líquido encefalorraquídeo. Si la tomografía computarizada no muestra evidencia de sangrado pero los síntomas del paciente son sospechosos, se puede realizar una punción lumbar.
- Angiograma: es un procedimiento invasivo en el que se inserta un catéter en una arteria y se pasa a través de los vasos sanguíneos hacia el cerebro. Una vez que el catéter está en su lugar, se inyecta un medio de contraste en el torrente sanguíneo y se toman radiografías.
- Imágenes de resonancia magnética: es una prueba no invasiva que utiliza un campo magnético y ondas de radiofrecuencia para dar una vista detallada de los tejidos blandos del cerebro. Un angiograma de resonancia magnética implica la inyección de contraste en el torrente sanguíneo para examinar los vasos sanguíneos y las estructuras del cerebro.
Tratamiento
El tratamiento para la hemorragia subaracnoidea varía según la causa subyacente del sangrado y la extensión del daño en el cerebro. El tratamiento puede incluir medidas para salvar vidas, alivio de los síntomas, reparación del vaso sangrante y prevención de complicaciones.
- UCI. Durante 10 a 14 días después de la hemorragia subaracnoidea, el paciente permanecerá en la unidad de cuidados intensivos de neurología, donde los médicos y las enfermeras pueden observar de cerca los signos de sangrado renovado, vasoespasmo, hidrocefalia y otras posibles complicaciones.
- Medicamentos. Se pueden administran medicamentos para el dolor y aliviar el dolor de cabeza y medicamentos anticonvulsivos para prevenir o tratar las convulsiones.
- Cirugía. Se puede realizar una cirugía para detener el sangrado.
- Control de la hidrocefalia. La acumulación de líquido y sangre coagulada en el espacio subaracnoideo puede causar hidrocefalia y presión intracraneal elevada. La presión arterial se reduce para reducir el sangrado y para controlar la presión intracraneal. El exceso de líquido cefalorraquídeo y la sangre se pueden extraer con: un catéter de drenaje lumbar insertado en el espacio subaracnoideo del canal espinal en la espalda baja, o con un catéter de drenaje ventricular, que se inserta en los ventrículos del cerebro .
- Control del vasoespasmos. De cinco a diez días después de la afección, el paciente puede desarrollar vasoespasmos. El vasoespasmo estrecha la arteria y reduce el flujo de sangre a la región del cerebro que alimenta la arteria. El vasoespasmo ocurre en el 70% de los pacientes después de la hemorragia subaracnoidea. De estos, el 30% tiene síntomas que requieren tratamiento que tendrá que valorar el médico.
En cuanto a la recuperación de los pacientes, se deberá valorar las afecciones que ha tenido a causa de la hemorragia subaracnoidea y proporcionar la ayuda necesaria para una pronta recuperación dentro de las circunstancias en las que se encuentre el paciente.