El impétigo es una infección de la piel muy común y altamente contagiosa. Presenta una mayor incidencia en niños porque suele se frecuente en ellos una piel irritada, debido a eccemas, heridas superficiales, cortes, arañazos... Está causada principalmente por dos bacterias y el diagnóstico se realiza principalmente por un característico sarpullido. Su tratamiento suele ser antibiótico de vía oral o vía tópica. Puede contagiarse a través del contacto con lesiones. Lavarse frecuentemente la cara, así como las manos, es una manera eficaz de prevenir el impétigo, que con frecuencia aparece tras un rascado reiterado de una ampolla o sarpullido previo que se infecta.
El impétigo, una infección cutánea común
El impétigo es una infección común de la piel. También conocida por el nombre de impétigo vulgar o impétigo contagioso. Puede afectar a cualquier persona, pero es más frecuente en niños pequeños, especialmente aquellos entre los dos y los seis años. La razón es muy sencilla, la infección aparece tras un daño en la piel como por ejemplo: eccema, arañazos, rasguños, picaduras de insecto, cortes o heridas, esta lesión cutánea se infecta como consecuencia del rascado, manos sucias, tocar excesivamente la zona, la humedad... Todo esto es más frecuente que los niños no sean conscientes y lo hagan. En el caso de los adultos es más común que aparezca como consecuencia de otro problema de piel subyacente, personas que viven en condiciones de higiene mínimas, inmunodeprimidos o tras un catarro o episodio gripal.
La infección cutánea causante del impétigo es producida por una bacteria, principalmente un estreptococo o un estafilococo. Esta bacteria penetra en las capas internas de la piel, cuando esta sufre algún daño, como hemos mencionado. El contagio es bastante sencillo y frecuente, igualmente más común entre niños. Aunque no se trata de una infección que revista de gravedad debe ser tratada cuanto antes, para prevenir el contagio y evitar complicaciones, no deja de ser una infección. El diagnóstico suele se sencillo pues es una infección que presenta unos síntomas en la piel muy característicos.
¿Cómo puedo desarrollar impétigo?, ¿me puedo contagiar?
La piel acumula muchas bacterias a lo largo del día, pero éstas no penetran gracias la capa más superficial de la piel, denominada epidermis, que actúa como método de defensa. Por el contrario, si se produce un daño o una ruptura en la piel, ya sea un arañazo, eczema, corte, lesión cutánea, dermatitis atópica,herida superficial... se origina una ruptura de la barrera protectora y se permite el paso delas bacterias a través de la piel. Una vez allí crecen provocando inflamación e infección de la zona. La aparición del impétigo es consecuencia directa de este proceso. Una bacteria, generalmente un estafilococo denominado con las siglas SARM, penetra en la piel a través de una herida que se infecta.
Obviamente nuestro organismo está diseñado para tener una piel protegida y para que en caso de que una bacteria la atraviese, podamos defendernos antes de que aparezca la infección. Sin embargo, existen situaciones que favorecen o predisponen a la persona a desarrollar impétigo. Algunas de esas situaciones son: una mala higiene personal, el uso de productos sobre la piel que no respeten el pH de las caspas protectoras de la piel, situaciones de inmunodepresión o si la persona sufre otra infección que afecta al sistema inmune como un proceso gripal o una gastroenteritis, en este caso el impétigo sería una infección oportunista, conocida así por aparecer en una situación de debilidad inmunológica del paciente. Los niños son la población más afectada por esta infección, el contacto con otros niños en guarderías y colegios favorece el contagio. Las personas con diabetes también tienen más predisposición a desarrollar impétigo. Así como personas con problemas dermatológicos frecuentes como piel atópica o eccemas.
Una de las formas más frecuentes de contagio es a través del contacto con personas infectadas, ya que es una enfermedad altamente contagiosa. Se puede contraer por medio del contacto con personas infectadas, si le líquido que supura las ampollas que aparecen con el impétigo entra en contacto con la piel de una persona sana. Compartir toallas y sábanas de una persona infectada, también puede ser otra forma de contagio. En el caso de los niños es común que la picazón que producen las lesiones del impétigo les haga rascarse y la infección se extienda, además si se tocan las heridas y posteriormente tocan a otra persona sana, ésta puede verse afectada.
¿Cuáles son los síntomas del impétigo?
El impétigo puede aparecer en cualquier zona de la piel, sin embargo, es más frecuente en manos, antebrazos, peri bucal y alrededor de la nariz. En el caso de los niños, además es común en la zona del pañal, más expuesta a la humedad.
Los primeros síntomas que aparecen son pequeñas llagas o ampollas de color rojo con piel enrojecida alrededor. Estas ampollas se llenan de un líquido amarillento, como pus. Pueden abrirse con el paso del tiempo o con el rascado. Al abrirse supuran el pus, y se forman costras. Las ampollas son dolorosas y provocan picor en la zona. Con el rascado, la erupción puede extenderse a otras zonas de la piel. Se trata de una infección localizada por lo que aunque los ganglios puedan inflamarse, lo habitual es que no aparezca fiebre.
P odemos diferenciar dos tipos de impétigo el ampolloso y el no ampolloso. En el primero, la bacteria libera toxinas lo que induce la formación de ampollas que contienen un líquido transparente que con el tiempo se vuelve turbio. El no apolloso o con costras, comienza con pequeñas ampollas que se abren y las manchas húmedas sobre la piel que dejan dan lugar a costras amarillentas o marronáceas.
El antibiótico en crema o por vía oral, tratamiento del impétigo
El impétigo se cura lentamente y rara vez forman cicatriz, aunque es frecuente en los niños vuelva a parecer. Dado que la infección es producida por una bacteria el tratamiento será antibiótico. Si el impétigo afecta a una zona pequeña y delimitada, o se trata de la forma no ampollosa, el tratamiento será de manera tópica, con una pomada antibiótica. Si el impétigo se extiende a otras áreas de la piel, la zona afectada es muy extensa o la crema no está funcionando, será necesario recurrir a un antibiótico por vía oral durante 7 o 10 días.
Tras el inicio del tratamiento, los primeros indicios de curación deberían ser visibles en 3 o 4 días. Nunca se deben reventar las ampollas ni tocar las lesiones. Mientras duré la infección, se deben lavar las áreas de la piel afectadas con una gasa limpia impregnada en jabón antiséptico todos los días. Las costras pueden ser humedecidas con agua tibia y jabonosa para ayudar a retirar la costra de manera natural, nunca forzar. Para evitar la propagación del impétigo, se puede cubrir las zonas afectadas con gasas o apósitos, pero que permitan la transpiración de la piel, deben ser cambiados con frecuencia.
El impétigo puede desencadenar algunas complicaciones como la glomerulonefritis postinfecciosa, cuando el agente causal es el estreptococo piogenes. En este caso existe afectación de los riñones y aparece sangre en orina e hipertensión arterial. Otra complicación del impétigo, cuando este no se trata debidamente o a tiempo, es la invasión de la infección a capas más profundas de la piel. Provocando entonces infecciones localizadas como la erisipela o la celulitis.