Donar sangre, salva vidas. Y es que, donar sangre es de vital importancia. La sangre es un componente fundamental de nuestro cuerpo. Muchas veces oímos la frase: "La sangre es vida". Y es cierto. No sólo la sangre, los componentes que la forman: glóbulos rojos, plaquetas y leucocitos, son indispensables para determinadas funciones vitales de nuestro cuerpo, tales como: transportar oxígeno, combatir infecciones y parar hemorragias.
Aún no se ha descubierto la manera de obtener sangre de manera artificial, por lo que el único método conocido hasta el momento, es la donación. Donar sangre siempre es un acto altruista y voluntario, que puede ser realizado por cualquier persona y que no supone ningún riesgo para el donante si se realiza en los Centros Hospitalarios autorizados.
Y no lo olvides, tu sangre puede ser el regalo más valioso que alguien puede recibir. Tu sangre puede marcar la diferencia.
Tu sangre puede salvar vidas
Donar sangre es regalar vida. Una transfusión no sólo puede ser parte del tratamiento de determinadas enfermedades o situaciones, también puede ser marcar la diferencia entre la vida y la muerte en casos médicos de extrema gravedad, como una hemorragia importante tras un accidente de coche.
Todo cuerpo humano contiene en su interior cerca de cinco litros de sangre, que impulsada por el corazón recorren nuestro cuerpo a través de arterias y venas, llegando a nuestro órganos, permitiendo que éstos funcionen. Según datos de la OMS (Organización Mundial de la Salud) nueve de cada diez personas necesitarán una transfusión de sangre en algún momento de sus vidas. Por ello, la necesidad de un abastecimiento de sangre en los hospitales es constante y por tanto, la necesidad de donaciones de sangre también. Para cubrir las necesidades de transfusiones al año de un país desarrollado, se estima que entre el 1-3% de la población debería ser donante al menos en algún momento. Sin embargo, las cifras de donantes no llegan casi al 1%, lo que origina un desabastecimiento casi constante. Las cifras son más alarmantes cuando hablamos de países sin poder económico ni sanitario adecuado.
Hay que tener presente que la única manera de obtener sangre que tienen los médicos es por medio de las donaciones. A día de hoy, no se ha conseguido "fabricar" sangre, a pesar de todos los avances médicos de los últimos tiempos. Donar sangre es un proceso sencillo y no doloroso, que requiere tan sólo de unos minutos y que no reporta ningún riesgo para la persona que de manera altruista dona su sangre.
La sangre extraída en una donación, puede ayudar hasta tres personas diferentes. Sin embargo, una vez extraída tiene un tiempo limitado hasta que deja de ser viable y además existen grupos sanguíneos, considerados menos frecuentes que otros; pues tu sangre viene determinada por un grupo sanguíneo que hace que sea solo compatible con personas con ese mismo grupo o compatibles a él.
¿Cuándo es necesaria una transfusión de sangre?
Como hemos mencionado el cuerpo humano tiene una determinada cantidad de sangre, necesaria para que los órganos trabajen adecuadamente. Una pérdida brusca de sangre en gran cantidad, como es el caso de una hemorragia externa o interna, ya sea debido a un accidente, durante o después del parto, durante una operación quirúrgica compleja, quemaduras importantes, tras un traumatismo grave... Desencadenan la necesidad de una transfusión de sangre de manera urgente para restablecer el volumen corporal y permitir que los órganos no fallen. Y es que una pérdida importante de sangre, especialmente si se produce de manera repentina, puede llevar a la muerte de la persona afectada.
Además la sangre está compuesta por determinados componentes celulares necesarios para nuestro organismo. Estas componentes, glóbulos rojos, leucocitos, plaquetas... se forma en nuestro cuerpo, principalmente en médula ósea y bazo. A pesar de que se están constantemente formando, es en cantidades pequeñas y precisan de un tiempo de maduración hasta llegar y que estén suficientemente desarrollados para cumplir su función. En determinadas situaciones, el cuerpo puede acelerar este proceso pero por un tiempo determinado y estas células serán en su mayoría inmaduras y no cumplirán tan satisfactoriamente su función. Por ello, algunas enfermedades que afectan a la sangre o a la formación de estos componentes, necesitan de transfusiones de sangre de personas sanas para poder curarse o como parta de su tratamiento. En ocasiones, estas transfusiones deben realizarse de manera periódica. Algunas de estas enfermedades son: anemias, pacientes oncológicos como consecuencia de la quimioterapia, leucemias, talasemias, drepanocitosis, personas con trastornos de la coagulación como los hemofílicos...
Donar sangre, un proceso sencillo y no doloroso
Donar sangre es un acto voluntario que puede ser realizado por cualquier persona que tenga entre 18 y 65 años, que pese más de 50 kg y que tenga un estado de salud óptimo. Otros criterios importantes a seguir son tener unas cifras de tensión arterial que ronden los 120/80 mmHg, para asegurar que el cuerpo no se verá afectado por la pérdida de sangre, y no haber consumido alcohol las 24h anteriores. Un hombre puede donar sangre hasta cuatro veces al año y una mujer hasta tres, pero en ambos casos deben haber pasado un mínimo de dos meses entre donaciones.
Donar sangre no supone ningún riesgo para la persona donante. La cantidad de sangre que se extrae en cada donación no supera el medio litro, cerca de 450 ml y es fácilmente repuesta por el donante en condiciones de salud normal, sin que suponga un esfuerzo extra ni perjudique tu salud.El proceso de donación es sencillo y no doloroso. Tan sólo te llevará unos quince minutos y posteriormente te ofrecerán una bebida o alimento. Tras la donación deberás beber abundante líquido y no coger peso con el brazo que se haya pinchado.
Se deben desterrar falsas creencias respecto a la posibilidad de contagio de alguna enfermedad. En los hospitales y centros habilitados para la extracción de donaciones de sangre, el material utilizado es estéril y realizado por un equipo médico experto y especializado. Las condiciones de higiene están aseguradas. Un reconocimiento médico previo asegura que la persona cumple todos los requisitos y que el proceso no supondrá ningún riesgo para él. Posteriormente la sangre extraída será analizada para asegurar que está en óptimas condiciones para ser transfundida y que no suponga tampoco ningún riesgo para el receptor de la misma.