Cuando un niño se pone enfermo suelen saltar las alarmas de los padres. Muchas veces, la preocupación no es necesaria ya que, como cualquier persona, los niños también pueden enfermar. Es algo que no se puede evitar, por ello es necesario que se conozcan aquellas enfermedades más comunes que pueden afectar a los más pequeños para darle normalidad en el caso de que éstas hagan aparición en ellos. Por ejemplo, la infección de orina es una de las que se puede considerar comunes y no será necesario preocuparse en demasía cuando empiecen a aparecer los primeros síntomas.
La infección de orina, como ya hemos dicho es una de las más frecuentes en niños. Normalmente, suele darse antes de que estos cumplan los 11 años de edad y no afecta de igual manera a niños que a niñas. La explicación de que esto sea así es meramente anatómica. La salida de la orina en las niñas está mucho más cercana al ano, haciendo que haya un mayor número de bacterias presentes. En el caso de los niños, al tener una uretra más larga, no hay tanto riesgo. Aun así, los porcentajes no son muy distintos, ya que un 3% de ellas tendrán infección de orina alguna vez frente al 1% de ellos.
Diagnóstico y tratamiento de la infección urinaria en niños
Antes de establecer que un niño tiene una infección de orina, tiene que haber una sintomatología que le pueda indicar al médico qué es lo que le está ocurriendo. Normalmente, estos van desde la aparición de sangre en la orina, hasta el cambio en el color y el olor de ésta, incluyendo, además, dolores en la zona inferior de la pelvis y problemas de incontinencia. Una vez que los padres se dan cuenta de los síntomas que está teniendo su hijo, será el momento de acudir al pediatra para que pueda establecer un diagnóstico.
Para poder obtener un diagnóstico lo más preciso posible es necesario que los niños se sometan a un análisis de orina. Dependiendo de la edad de estos se hará de una forma u otra buscando que la toma de la muestra sea lo más cómoda para el niño y que, además, no haya riesgo de que se contamine. En primer lugar, si el menor es capaz de controlar sus esfínteres se recogerá la orina de igual manera que si se tratara de un adulto. Cuando éste es demasiado pequeño se puede optar por colocarle una sonda en la punta del pene o en la entrada de la vagina. Por último, está la opción de colocar una aguja a través de la piel de la parte baja del abdomen y los músculos, dentro de la vejiga. Muchas veces se acompaña el análisis de orina de una ecografía de la zona del riñón para ver de dónde puede venir la infección.
Una vez que ya se ha establecido que se trata de una infección de orina, el médico se encargará de poner el tratamiento. Normalmente, suele recetar antibiótico. El tiempo durante el cual el niño tendrá que tomar la medicación dependerá de cómo vaya evolucionando y de si los síntomas vuelven o no a aparecer al cabo del tiempo. También esto influirá a la hora de mandarle tomar más o menos cantidad de antibióticos. Es importante, además, que el niño tome mucha agua para ayudar a que desaparezca la infección de orina.
Prevención para la infección de orina
La mejor forma de evitar que los niños tengan infección de orina es previniendo con una serie de consejos. Al igual que las niñas son las que más probabilidades tienen de padecerla, también son ellas las primeras a las que se les puede ayudar a no tenerla. Para ello será necesario que, a la hora de limpiar las zonas íntimas después de defecar se haga de delante hacia atrás. Otra forma de ayuda a que las infecciones de orina no aparezcan es beber una gran cantidad de agua para ayudar a que la vejiga se limpie y así puedan desaparecen los causantes de éstas.