El cuidado de la salud personal es una de las prioridades esenciales de la vida. Existen muchos factores y riesgos que, en ciertos casos, pueden llegar a producir alteraciones y complicaciones tanto en nuestro cuerpo como en su propio organismo. Virus, infecciones y enfermedades que irrumpen entre las defensas corporales y acaban ejerciendo el mal sobre nuestro estado físico.
Por todo ello, y ante la posibilidad de encontrar imprevistos de este tipo, es importante conocer todas las causas, consecuencias y prevenciones de posibles dolencias, trastornos o malestares corporales. En este caso concretamente, se tratara de diferentes infecciones enfocadas tanto a la garganta como a la boca. Distintos casos en los que nuestra salud se ve afectada y que desde Bekia Salud queremos tratar y acercar aún más cada una de sus características.
Infecciones de boca
Es también conocido en el mundo de la medicina como ampollas de fiebre o calentura y se caracteriza por la reproducción de dolorosas llagas en los labios o alrededor de la boca. Este tipo de infección es causado por el virus herpes simplex, normalmente de tipo 1 (HSV-1), y su contagio suele ser altamente frecuente entre las personas. Por norma general, la primera aparición del herpes labial tiene lugar a una edad temprana, durante la niñez, llegándose a confundir en ocasiones con una posible gripe o resfriado.
Sin embargo, su constante existencia y reproducción a medida que uno cumple años, convierte a casi el 90% de los adultos en portadores de dicho virus. Aunque eso no quiere decir que el herpes tenga que desarrollarse en la boca de todos los infectados, ya que cabe la posibilidad de que únicamente seas portador del virus sin reproducirlo en tu cuerpo. Además, y en lo que respecta al contagio del mismo, éste se produce por un contacto directo con dichas lesiones o la saliv a de la persona portadora del herpes.
Eso sí, una vez contagiado, el virus permanecerá por siempre entre los nervios de tu cara. Por otra parte, y a lo hora de hablar sobre la evolución del herpes labial, es importante conocer cada una de sus fases para saber enfrentarse a ellas de la forma más correcta posible. La más importante es la sensación de hormigueo o quemazón, que se forma debido a la inflamación y enrojecimiento de los alrededores del herpes.
Poco a poco, las pequeñas ampollas acumuladas se van quebrando, expulsando un líquido transparente y cicatrizando al cabo de los 10 días. Siempre es recomendable que en este tipo de casos se produzca una visita inmediata al médico aunque también existen remedios caseros que pueden ayudar a paliar los síntomas del herpes, tales como el hielo, el extracto de limón y una dieta saludable y rica en alimentos.
2. Leucoplasia
Este tipo de infección bucal se caracteriza, sobre todo, por tener el aspecto de placas de color blanco que aparecen en la parte interior de las mejillas, la lengua y las encías. Por su parte, el causante principal de la leucoplasia no es otro que el hábito de fumar o mascar tabaco, aunque también puede ser causado por tener los dientes rotos, morderse ligeramente la mejilla, por tener una protesis dental mal ajustada, una mala higiene de la boca, un consumo excesivo de alcohol e incluso por una alimentación inadecuada baja en vitaminas.
Asimismo, y si ya su aspecto suele producir una cierta preocupación, los síntomas que le siguen suelen convierten, sin duda, en motivo suficiente para acudir de inmediato al médico. Fuertes molestias y un constante dolor, tanto en la boca como en la lengua, que hace insoportable su aparición. Así, tras haber sido reconocida por un especialista, existen ciertos remedios que pueden de la leucoplasia algo más llevadero. Entre ellas, está la opción de un rápida intervención quirúrgica (con o sin laser), la aplicación del ácido retinoico o, más rápido y eficaz aún, el abandono total del tabaco.
3. Halitosis
Éste es el nombre con el que es conocido, en medicina, el hecho de tener mal aliento. Y no sólo eso, sino que dentro de este rango también se le ha llegado a catalogar como una enfermedad propiamente dicha, ya que su existencia se debe a problemas de la cavidad bucal. No cepillarse los dientes, o no hacerlo de forma correcta, y no utilizar el hilo dental con frecuencia pueden ser dos de las causantes principales de esta infección de boca.
De esta forma, la aparición de bacterias es indudable, entorpeciendo e irrumpiendo en la digestión del resto de alimentos que quedan tras cada comida. Además, también se encargan de transformar estas "sobras" en compuestos sulfurados, originando ese mal aliento. Para ello, es necesario que la cantidad de saliva que produzcamos sea generalmente elevada, ya que ayudará a evitar el problema. De ahí que en los momentos claves de estrés, en los que se reduce la saliva, se intente estimularla a través de chicles o caramelos, por ejemplo.
Otros causantes de la halitosis pueden ser también las enfermedades de las encías, las caries o la sinusitis. Sea como fuera, una correcta higiene bucal es necesaria para evitar que las infecciones se reproduzcan por toda la boca, incluyendo la lengua, donde residen permanentemente miles y miles de bacterias. Aunque es cierto que no será suficiente para solucionar el problema y que, por su parte, deberá ser el odontólogo quien se encargue de su respectivo tratamiento. Alimentos como el ajo, el repollo o las cebollas y hábitos como fumar también inciden mucho en el mal aliento.
4. Gingivitis
Se trata de una curiosa infección en la tiene lugar la inflamación de las encías. Los motivos por los que se produce son, principalmente, la acumulación de placa bacteriana y sarro, debido a una mala higiene bucal y dental. Otro de los hábitos que puede hacer que la gingivitis haga su aparición es el tabaquismo. Además, también es muy común que dicha inflamación acarree efectos tan negativos en la boca como el correspondiente enrojecimiento y sangrado de las encías, la sensibilidad al frío y el mal aliento.
A la hora de evitar infecciones tan indeseadas como éstas, la solución no es otra que una correcta limpieza bucal diaria y un buen uso del hilo dental. Sin embargo, no existe nada mejor como acudir al médico más cercano para sacar a uno de dudas, acerca de las consecuencias y tratamientos de dicho problema. Será el odontólogo quien se encargue de realizar una limpieza bucodental para eliminar todo el sarro que presiona sobre las encías. Y es que, un empeoramiento de la gingivitis puede incluso derivar en periodontitis o, lo que es lo mismo, en la pérdida del hueso alrededor del diente y el quebrantamiento de ciertas piezas dentales.
Infecciones de garganta
1. Amigdalitis
Conocidas comúnmente también como anginas, este tipo de infección consiste en el hinchazón de las amígdalas y su posterior efecto de dolor. En general, la zona afectada se sitúa a ambos lados de la garganta, donde se encuentran las ya nombradas amígdalas o ganglios linfáticos. Su función principal consiste en ejercer de escudo de defensa del sistema inmune y evitar la filtración de bacterias a través de la boca o nariz.
Además, la amigdalitis no entiende de edad y puede darse tanto en adultos como en niños, si bien es cierto que suele ser más frecuente durante la infancia. Para detectar este tipo de infección, tan solo hace falta poner atención a los síntomas principales que puede acarrear este problema de salud, siendo el dolor de cabeza, la fiebre, la dificultad de tragar y la inflamación de los nódulos linfáticos los más comunes.
En cuanto a su eliminación, la cirugía es una de las soluciones a las que suele recurrir, aunque cada vez con menos frecuencia. A su vez, también existen alternativas caseras y naturales que logran hacer que ese dichoso hinchazón desaparezca, como las gárgaras con agua salada tibia, el reposo y las infusiones de tomillo, miel y limón. Los analgésicos y antibióticos pueden ser otra opción.
2. Faringitis
Se produce cuando una infección bacteriana ataca a nuestra garganta o faringe, acompañada de su correspondiente irritación e inflamación. Su empeoramiento llega con el paso de los días, cuando incluso resulta difícil el hecho de tragar alimentos o bebidas. Además, suele traer consigo síntomas como la voz ronca, la sequedad de la garganta e incluso pus, provocando a su vez consecuencias tales como fiebre, tos, dolor de cabeza y escalofríos.
Sin embargo, existen ciertos factores que suele incidir lo suficiente como para que la faringitis afecte de forma diferente a unas personas y otras. Por ejemplo, estos agentes serían la edad, el tabaco, las alergias y la permanencia en lugares completamente cerrados. Por ello, es importante que un especialista intervenga para ayudar a prevenir que la infección vaya a más.
Y es que esto puede llegar a suceder, derivando en fiebre reumática, sepsis (infección bacteriana de la sangre mortal) y obstrucción de las vías respiratorias. Una buena higiene, el uso de antibióticos y el empleo de remedios curativos caseros evitarán que la faringitis dañe aún más nuestra salud.
3. Crup o laringotraqueobronquitis
Así es como se denomina a la inflamación de las cuerdas vocales y la laringe, producida comúnmente por un virus. Suele ser el caso, muy a menudo, de la parainfluenza, es decir, un virus que se manifiesta de manera parecida a un resfriado. Por su parte, el crup provoca incluso una cierta dificultad a la hora de tragar, fiebre y con frecuencia tos seca, llegando a empeorar a medida que van pasando los días.
Además, la aparición de esta infección de garganta es más común durante los años de infancia, atacando con mayor fuerza durante los meses de frío. Sin embargo, de una forma u otra, es necesario que la visita al médico, como en casi todos los casos, sea obligatoria. Allí podrán aclarar todas las dudas posibles y emitirán un tratamiento eficaz para su curación, si bien es cierto que los remedios naturales suelen ser lo más empleados en este tipo de casos.
4. Epiglotitis
Se centra en la infección bacteriana de la epiglotis, un colgajo de tejido que se encuentra en la parte posterior de la garganta y que evita que cualquier alimento o líquido se introduzca en la tráquea cuando tragamos. La bacteria que produce dicho problema de salud es la Haemophilus influenzae tipo B. En cuanto a los grupos de edad más propensos a dicho contagio, se encuentran los de hasta 6 años, pudiendo contraer también cualquier adulto la infección.
Además, las consecuencias de la epiglotitis son tan elevadas que incluso puede causar un bloqueo de la tráquea y dificultar la respiración normal. Por su parte, los síntomas que le preceden no son otros que un fuerte dolor de garganta y una elevada temperatura corporal. Asimismo, a la hora de respirar, se escuchará un ruido ronco al que se le conoce como estridor. Para evitarlo, el procedimiento médico será necesario, quien también ofrecerá la posibilidad de aplicar la vacuna Hib, con todas y cada una de sus dosis.