En ocasiones, cuando una persona acude al médico de urgencia porque siente mucho dolor, le pueden administrar una inyección de cortisona para ayudarle a disminuir el malestar que siente. Por lo tanto, l as inyecciones de cortisona son inyecciones de medicamentos que aliviar el dolor y la hinchazón en diferentes partes del cuerpo.
Los médicos suelen optar por este tipo de inyecciones para tratar lesiones y afecciones en pacientes afectados de artritis, trastornos autoinmunes u otras dolencias.
Qué es la cortisona
La cortisona es un tipo de medicamento llamado corticosteroide. Los médicos usan estos medicamentos para tratar la inflamación (hinchazón) causada por una lesión o por una enfermedad. A veces, las inyecciones de cortisona también se les conoce o se les llama inyecciones de corticosteroides.
Las personas con mayor frecuencia reciben estas inyecciones de cortisona en las articulaciones cuando sienten dolor agudo, como cuando duele la cadera, la rodilla, el hombro, la columna vertebral, las manos y los pies. La cortisona ayuda a que se reduzca la inflamación en el lugar del dolor y también alrededor de la articulación o de la parte del cuerpo donde duele.
Cómo funcionan
Para entender mejor cómo una inyección de cortisona ayuda a reducir el dolor, es necesario entender cómo funciona. Los médicos administran inyecciones de cortisona en el propio centro médico. Se suele administrar directamente en la zona o articulación afectada y en otras ocasiones en un músculo grande para que la inyección ingrese rápidamente en el torrente sanguíneo.
En otras partes del cuerpo, la inyección a menudo incluye un anestésico local (analgésico) para comenzar a aliviar el dolor de inmediato. En estos casos, la cortisona se inyecta típicamente en tres áreas: articulaciones, tendones y en la bursa (sacos llenos de líquido que actúan como cojines entre las articulaciones, los tendones y los huesos).
Complicaciones y/o los efectos secundarios de las inyecciones de cortisona
La cortisona puede debilitar el sistema inmunológico. Por esta razón, muchos médicos limitan las inyecciones 1 vez cada 3 meses para una articulación específica y 6 veces al año para todo el cuerpo. Además, la cortina puede aumentar los niveles de azúcar en la sangre en las personas con diabetes. Los médicos deberán controlar los niveles de azúcar en la sangre para asegurase de que estén estables antes de inyectar cortisona al paciente.
La cortisona también puede causar osteoporosis (baja densidad ósea). Aunque que esto ocurra es menos frecuente. También puede ocasionar (aunque también es raro que pase) retenciones de líquidos como hinchazón en las extremidades y congestión en los pulmones, presión arterial alta y alteraciones en el estado de ánimo.
Si el paciente toma otros medicamentos corticosteroides como las pastillas de prednisona o los esteroides inhalados deben recibir menos inyecciones o dosis más bajas, si es posible, para minimizar los riesgos y las posibles complicaciones. Todas las inyecciones tienen un riesgo de infección por lo que es otro aspecto que se debe tener muy en cuenta. Por esta razón, es importante mantener limpio el sitio de inyección tanto en el momento de la inyección como más tarde.
Perspectiva de las personas que se inyectan cortisona
Puede tardar hasta una semana que la inyección de cortisona comience a notarse en el cuerpo. Los efectos de la inyección suelen durar hasta dos meses, aunque en ocasiones puede durar incluso más tiempo.
La cortisona también ayuda a reducir la inflamación que daña las articulaciones. El médico también puede recomendar otros tratamientos para tratar el dolor en las articulaciones, que resulta de otra condición, como la obesidad, daño en los tendones o ligamentos o un trastorno autoinmune.
Cuándo debes preocuparte
Aunque no tiene por qué ocurrir nada, puedes llamar a tu médico después de una inyección de cortisona si te preocupas o si ves que algo no anda bien. Tendrás que acudir a tu médico si tienes fiebre o dolor intenso, hinchazón o enrojecimiento después de la inyección de cortisona. Podría ser una señal de una infección que se deberá tratar con medicamentos.