El dolor de espalda o de cuello que llega a interferir con las actividades diarias de una persona puede requerir la cirugía como parte del tratamiento. La laminectomía es un tipo de cirugía bastante común en la que un cirujano extirpa una parte o la totalidad del hueso vertebral, o lámina. Esto ayuda al paciente a aliviar la presión sobre la médula espinal o sobre las raíces nerviosas que pueden ser causadas por lesiones, una hernia de disco, por el estrechamiento del canal (estenosis espinal) o por tumores. Al tratarse de una intervención quirúrgica, la laminectomía se considera sólo después de que otros tratamientos médicos no han funcionado.
¿Porque puede ser necesaria la laminectomía?
El dolor en la espalda baja (la zona lumbar) o en el cuello (las cervicales) puede variar de leve, sordo y molesto a persistente, severo e incapacitante. El dolor en la columna vertebral puede restringir la capacidad de movimiento y de funcionamiento. Llegado a este caso grave, se puede recurrir a la laminectomía para aliviar la presión sobre los nervios espinales, para tratar un problema de disco o para extirpar un tumor de la columna vertebral.
Una razón común para realizarse una laminectomía es una hernia discal en la columna vertebral. Un disco puede ser desplazado o dañado debido a una lesión o al desgaste. Cuando el disco presiona los nervios espinales, causa dolor y, a veces, adormecimiento o debilidad. El entumecimiento o la debilidad se sentirá en la parte del cuerpo donde interviene el nervio, a menudo los brazos o las piernas. El síntoma más común de una hernia de disco es la ciática. Este es un dolor agudo y punzante a lo largo del nervio ciático, que se extiende desde las nalgas hasta el muslo y la parte posterior de la pierna.
Si los tratamientos médicos no han resultado eficaces, la cirugía puede convertirse en la opción más adecuada. Algunos de los tratamientos médicos para el dolor pueden ser:
- Cambios en la actividad diaria
- Medicamentos, como relajantes musculares, medicamentos antiinflamatorios y analgésicos
- Inyecciones espinales
- Rehabilitación física, terapia física, o ambas
- Terapia ocupacional
- Pérdida de peso, en el caso de que el o la paciente tenga sobrepeso
- Dejar de fumar
- Dispositivos de asistencia, como soportes mecánicos para la espalda
La laminectomía generalmente se realiza para aliviar el dolor de espalda o de cuello, que continúa después del tratamiento médico. También se puede realizar cuando el dolor está acompañado por síntomas de daño a los nervios, como el adormecimiento o la debilidad en los brazos o piernas mencionado anteriormente. La pérdida de control del intestino o de la vejiga por la presión en la columna cervical o lumbar también suele requerir esta cirugía.
Es posible además que tu médico te recomiende una laminectomía por otros motivos más atípicos.
¿La laminectomía tiene riesgos?
Como cualquier otro procedimiento quirúrgico, esta intervención puede acarrear ciertas complicaciones. Algunas de estas posibles complicaciones pueden ser:
- Sangrado
- Infección
- Coágulos de sangre en las piernas o en los pulmones
- Lesión de la médula espinal o de la raíz nerviosa
- Los riesgos asociados al uso de la anestesia general
Los nervios o vasos sanguíneos en el área de la cirugía pueden lesionarse. Esto puede causar debilidad o entumecimiento de la zona afectada. Cabe la posibilidad de que el dolor no se alivie con la cirugía o que incluso empeore, aunque esta opción es poco frecuente.
Puede haber otros riesgos asociados al estado de salud específico del paciente. Pero en estos casos particulares, es el médico quien debe valorar los riesgos probables de la intervención.
¿Qué pasa durante una laminectomía?
Esta intervención por lo general requiere de una estancia en el hospital, pero los requerimientos no son los mismos para todos los pacientes ya que pueden variar dependiendo de la salud del paciente y de las prácticas del médico.
La laminectomía se puede realizar con anestesia general o bajo anestesia raquídea. Si se usa anestesia raquídea, no sentirás nada de cintura para abajo. Se están desarrollando también nuevas técnicas que permitan que se realice una laminestomía bajo anestesia local como paciente ambulatorio. En cualquier caso, tu médico discutirá contigo la opción más beneficiosa para ti.
Vamos a ver a continuación el proceso que sigue una laminectomía :
- Te pedirán que te quites la ropa y que te pongas una bata del hospital
- Pueden que te pongan una línea de vía intravenosa (IV) en tu brazo o en tu mano
- Una vez que estés bajo los efectos de la anestesia, se puede insertar un catéter de drenaje urinario
- Si tienes vello en la zona quirúrgica, se procederá a rasurar dicha zona
- Se te pondrá de lado o boca abajo en la mesa de operaciones
- El anestesista vigilará continuamente tu ritmo cardíaco, tu presión arterial, la respiración y el nivel de oxígeno en la sangre durante la cirugía
- El personal sanitario limpiará la zona de la intervención con una solución antiséptica
- El cirujano realizará una incisión o corte sobre la vértebra seleccionada
- El cirujano separa los músculos y remueve el arco óseo de la parte posterior de la vértebra o lámina para aliviar la presión sobre los nervios en el área. Esto puede implicar la eliminación de espolones o crecimientos óseos, o la eliminación total o parcial de un disco
- En algunos casos, la fusión espinal se puede hacer al mismo tiempo. Durante una fusión espinal, el cirujano conectará dos o más huesos en tu columna vertebral
- La incisión se cerrará con puntos o grapas quirúrgicas
- Se aplicará algún tipo de vendaje estéril para proteger la zona sometida a la intervención
¿Qué pasa después de una laminectomía?
En el hospital
Después de la cirugía, te trasladarán a la sala de recuperación para estar en observación. Una vez que tu presión arterial, tu pulso y tu respiración estén estables y hayas recuperado la conciencia, te trasladarán a tu habitación del hospital. La laminectomía en general necesita que permanezcas en el hospital al menos un día.
Lo más probable es que empieces a levantarte y a caminar horas después de la intervención. El dolor estará controlado por medio de medicamentos, gracias a los que podrás realizar el plan de ejercicios que te proporcionarán en el hospital. Estos ejercicios los podrás empezar a hacer allí y continuar con ellos en casa después de que te den el alta, como parte de la recuperación postoperatoria.
En casa
Una vez en casa, es importante mantener el área de la incisión quirúrgica limpia y seca. Tu médico te dará las instrucciones necesarias, especialmente para el baño. Las grapas o puntos de sutura quirúrgicos se retirarán durante una visita de seguimiento.
Tu médico te recetará algún analgésico para combatir el dolor. Tienes que tener cuidado de no automedicarte puesto que la aspirina u otros medicamentos para el dolor pueden aumentar la posibilidad de sangrado, así que lo mejor es que sigas siempre las indicaciones de tu médico.
Si una vez fuera del hospital tienes alguno de los síntomas siguientes, deberás acudir al médico cuanto antes :
- Fiebre
- Enrojecimiento, hinchazón, sangrado u otro tipo de drejane en la zona de la incisión
- Aumento del dolor en la zona de la intervención
- Adormecimiento en las piernas, en la espalda o en las nalgas
- Problemas para orinar o pérdida de control de tu vejiga o intestino
Procura no conducir durante el postoperatorio, podrás volver a conducir cuando tu médico te confirme que estás recuperado o recuperada. Tampoco es conveniente que te agaches para recoger objetos o que arquees la espalda, esto haría que la piel de tu espalda se estire y que se abra la herida quirúrgica en consecuencia. De todas formas, tu médico te informará de todo lo que debes evitar hacer.