La legionella, también legionela o legionelosis se trata de una infección que generalmente causa neumonía y se caracteriza, entre otros síntomas, por fiebre alta. La forma no neumónica de la infección se denomina "fiebre de Pontiac". La infección se genera en el pulmón. En España se estima al año una incidencia de 3 casos en 100.000 personas. Es una enfermedad declarada obligatoria y en el caso de conocerse algún caso, el personal sanitario o médico que lo asista debe dar parte del mismo.
Se produce por bacterias que se inhalan, en el 90% de afectación se relacionan con la "legionella pneumophila". Estas bacterias proliferan en aguas dulces naturales, sin embargo su desarrollo se incrementa en ambientes acuáticos artificiales. En las personas avanzan hacia los pulmones, donde puede ocurrir la neumonía, y bronquios y se genera la infección. Ciertos antibióticos son vulnerables a ellas. Los síntomas aparecen, normalmente, entre el segundo y el décimo día, y algunos de ellos son :
-Debilidad.
-Cansancio.
-Falta de aire y dificultad para respirar.
-Malestar.
-Diarrea.
-Tos.
-Dolores musculares.
-Alteración de la conciencia.
Pueden seguirse ciertas recomendaciones para prevenir esta problemática, como son :
-Revisar y mantener en adecuadas condiciones los sistemas de aire acondicionado y agua de ciertos lugares.
-Desinfección y que no sobrevivan las bacteria en el medio.
-Evitar el estancamiento de agua.
Factores de riesgo y detección en la legionella
Normalmente si se ha contraído legionella una primera ocasión, puede lograrse cierta inmunidad ante un siguiente contagio. La mortalidad por esta infección en personas con trastornos inmunitarios o respiratorios puede ser de un 25%. Como factores de riesgo individual y ambiental están los descritos a continuación :
-Mayor incidencia en hombres.
-Beber alcohol.
-Debe dejarse de fumar, en el caso de hacerlo, si se contrae la infección.
-Sufrir afección pulmonar o del sistema respiratorio.
-Tener una edad avanzada.
-Tener debilitado el sistema inmunológico.
-Estar en tratamiento con fármacos que inhiban el sistema inmunológico.
-Haber sido sometido a un transplante.
-Estar expuesto a material sanitario infectado.
-Estar expuesto a fuentes de refrigeración, saunas, aires acondicionados...
-Estar expuesto a duchas en centros sanitarios u hoteles.
Puede detectarse con una serie de pruebas, como :
-Analítica de sangre.
-Serología.
-Cultivo de saliva.
-Prueba de orina.
Tratamiento para la legionella
Para tratar la legionella se utilizan antibióticos. Los más eficaces son la azitromicina y el levofloxacino, que deben administrarse entre 7 y 10 días. Puede tratarse además con oxígeno y analgésicos. El tratamiento y la detección deben ser tempranos, para que pueda resolverse con éxito. A día de hoy no hay evidencia de vacuna alguna para la legionella. La manifestación de la legionella que no llegue a derivar en neumonía, no necesita ser tratada con antibióticos.
Es importante humidificar alimentos que deban transportarse y cuando se embalan, o en su exposición y puesta a la venta o consumo. Las piscinas, sobre todo en verano, y spas requieren limpiezas y desinfecciones frecuentes. Incluyen análisis y mantenimiento químico y biológico. Para prevenir resulta conveniente seguir ciertas recomendaciones :
-Purgar grifos que se usen poco.
-Mejor que sean de gota gruesa las alcachofas de la ducha.
-Desinfección de difusores o filtros en agua con lejía.
Modo de transmisión
Cuando la legionella avanza y aumenta en el agua, las personas inhalan vapor de agua o hielo infectado de bacterias de algún recipiente, por ejemplo, mal desinfectado, que se encuentre disperso por el aire. O bien pueden aspirar agua potable que contenga la bacteria. El agua si entra en los pulmones afectará al organismo, sobre todo en pacientes ingresados y vulnerables, en hospitales. El recién nacido también estaría expuesto cuando su parto se produce en un ambiente acuoso. No obstante, rara vez se transmite de una a otra persona.
En sistemas de refrigeración que necesitan de agua para funcionar o aires acondicionados, con sistemas de mantenimiento obsoletos o inapropiados, se acumula materia orgánica, de corrosión...,y se multiplica la legionella. Las bacterias pueden propagarse por los conductos del agua. No ocurre esto ni en los aires acondicionados de los hogares ni en el de los coches. Estos no usan agua y no permiten la multiplicación de la infección. En los otros casos, esto sucede por :
-Los grifos o cabezales de duchas.
-Centrales humidificadoras.
-Pulverizadores de agua.
-Sistemas de agua climatizada como jacuzzis, bañeras de hidromasaje..., donde existe la recirculación con chorros.
-Las torres con agua y ventilador para enfriar.
-Sistemas de cañerías.
-Sistemas de agua contra incendios.
-Sistemas de aspersores.
-Aerosolización en el exterior.
-Calentadores de agua caliente.
-Equipos médicos en contacto con las vías respiratorias.
Para que se produzca el contagio, debe contaminarse el sistema acuoso y que se inhale por las personas que sean susceptibles a la infección. Es conveniente hablar con un profesional sanitario si se presentan los síntomas anteriormente descritos, como malestar generalizado, fiebre, escalofríos...Con los datos pertinentes será posible iniciarse una investigación si fuese preciso, para evitar otros casos de contagio. En el caso de legionelosis se revisan las instalaciones y se toman muestras de cultivo.
Puede llegar a precintarse el lugar infectado. Se procede a una investigación de tipo epidemiológico y se avisa a servicios asistenciales para aumentar vigilancia. Un dato relevante es aclarar si los 10 días previos a la exposición al agente protagonista de la infección, se ha hecho algún viaje o se ha estado en otros lugares que no hayan sido la vivienda normal de residencia.
Las medidas de prevención, mantenimiento y control que produzcan deben contar también con la ayuda y el apoyo de personal médico y servicios sanitarios que velen por la salud de la sociedad. Lo importante es vigilar, y ceder la importancia que el asunto requiere, para poder estar alerta en cuanto a la detección de posibles nuevos casos. La Organización Mundial para la Salud ofrece recursos y herramientas para hacer valer estas recomendaciones y asesorar a las entidades o administraciones que desconozcan o tengan dudas sobre algún procedimiento a seguir.